María Luisa Brahm, presidenta del TC: Los argumentos de los jueces que eligieron a la abogada liberal

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Un debate abierto y franco marcó la jornada en el Tribunal Constitucional en que se evidenciaron dos grupos bien marcados al interior del organismo, uno de los cuales -integrados por jueces de distintas tendencias- decidió encumbrar a la abogada liberal como la nueva presidenta del organismo por los próximos dos años.


Plena transparencia. Ese fue el espíritu que primó durante la jornada de este viernes 9 de agosto cuando los 10 ministros del Tribunal Constitucional (TC) procedieron a votar por cuál era la mejor persona para dirigir el organismo por los próximos dos años, luego que el periodo del juez Iván Aróstica concluya a fines de este mes. La indiscutida ganadora fue la abogada María Luisa Brahm quien, tras la elección, festejó junto a los seis ministros que depositaron en ella la confianza de la continuidad y defensa del organismo dedicado a procurar el cumplimiento de la Constitución.

En honor a esa transparencia es que cada uno de los ministros entregó los fundamentos de por qué nominaba a un candidato para ser presidente. El primero en tomar la palabra fue el "más joven"de los jueces, es decir el último que fue nominado en el cargo, el académico Miguel Ángel Fernández. Según los presentes, este último explicó que la nueva conducción debía estar a cargo de un ministro que perfeccionara el funcionamiento interno del TC para mejorar los estándares y la atención a los usuarios del sistema.

Hizo hincapié en la necesidad de que quien lidere el organismo sea alguien que pueda dialogar de forma fluida con autoridades de otros poderes del Estado, sin poner en riesgo -por supuesto- la independencia del TC. Fue en esa línea de argumentos que el abogado destacó la trayectoria de Brahm, su candidata, quien a su juicio era una mujer capaz de asumir los desafíos institucionales, destacando el liderazgo que tiene en el trabajo en equipo ya demostrado en los trabajos presidenciales que tuvo a su cargo antes de asumir como ministra del TC. Fernández finalizó destacando que a pesar de los distintos carácteres que conviven en el TC todos debían hacer un esfuerzo y apoyar a la jueza por la institución, más allá de cualquier diferencia interna.

Luego fue el turno de la ministra María Pía Silva, quien de inmediato y sin preludios aseguró: "Voto por la ministra María Luisa Brahm". Presentes en la sala sostienen que los argumentos de esta jueza giraron en torno a que la experiencia, la vocación de servicio público, aptitudes de gestión interna y las condiciones intelectuales de la ex jefa de asesores del primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera eran vitales para en una etapa en que -a juicio de esta magistrada- el TC se encontraba sumido en una crisis de legitimidad. Para Silva, la ministra Brahm -en definitiva- era la única capaz de afrontar las reformas que tanto el Ejecutivo como el Congreso planifican para el organismo y lograr los acuerdos necesarios para restituir el prestigio del tribunal que ellos integran.

La crítica de Vásquez

Brahm a esa altura ya contaba con dos preferencias. Fue entonces cuando tomó la palabra el abogado José Ignacio Vásquez, quien junto a Iván Aróstica y el ministro Juan José Romero han sido llamados coloquialmente "el VAR" -en alusión a las iniciales de sus apellidos y la coincidencia de éstos con el árbitro virtual de la FIFA- por las polémicas suspensiones de causas de violaciones a los derechos humanos y a casos de militares involucrados en presuntos fraudes y malversaciones de caudales públicos. A sus cercanos, el ministro hizo llegar su votación por escrito, la que da cuenta de que él considera que se viven tiempos difíciles para todas las instituciones públicas.

Luego de soslayar que Brahm no tenía méritos, sostuvo que "cuando se viven tiempos difíciles para todas las instituciones públicas, de crisis, esto es, de disputas, contiendas o rupturas, incluso de decadencia del principio de autoridad y de debilidad de la ética pública, que es el fundamento de ella, con la consiguiente pérdida de legitimidad institucional; cuando se viven tiempos difíciles para este Tribunal, con críticas a veces infundadas, con fracturas y deslealtades internas, con anuncios de reformas, algunas necesarias por cierto, como la de la integración y la calidad de sus integrantes, entonces, el liderazgo de la institución debe recaer en quien represente lo mejor de la misma, en quien esté a la altura de la circunstancias". Acto seguido votó por su compañero de sala Juan José Romero como presidente del TC.

La intervención de Vásquez generó incomodidad entre los presentes por el duro, e "injusto" -dicen algunos- tono crítico a las capacidades de Brahm. Sin embargo, luego vino el turno del ministro Nelson Pozo, el único que fundamentó su decisión con perspectiva de género, optando evidentemente por Brahm para dirigir el organismo. Manifestando su preocupación por el futuro del TC expresó la necesidad de ser percibidos como "un tribunal serio" y la necesidad de un cambio expresado en una mujer. Sobre Brahm -con quien no tienen cercanía partidaria- expresó la valiosa capacidad que él reconocía en ella tenía de modernizar el organismo, sumando una mirada integral y feminista a la presidencia del TC.

"Estudiosa, rigurosa e independiente". Esas tres cualidades abordó el ministro Cristián Letelier al momento de votar por Brahm como presidenta y asestar el cuarto voto a su favor a esa altura. Para este magistrado el nombre de la abogada daba garantía a todos los sectores y destacó su amor por el trabajo en el sector público, por lo que consideró que no existía nadie más idóneo que ella para liderar este periodo.

Fue entonces cuando llegó el turno de la propia María Luisa Brahm. La ministra agradeció la confianza y el compromiso republicano que significaba para ella que los mismos ministros le hayan pedido que asumiera el desafío de ser presidenta del TC. Destacó que su candidatura surgía de ministros que representaban diversas sensibilidades políticas y criterios jurídicos quienes habían dado cuenta de la necesidad de elevar los estándares de probidad y eficiencia del organismo por los próximos años. Asumió también que parte de su labor será mayor diálogo con todos los poderes y organismos del Estado.

Juan José Romero, quien hasta hace unos meses sonaba como posible sucesor de Aróstica en la presidencia, al tomar la palabra recordó que varios ministros le habían expresado hace algún tiempo que votarían por él y que no sabía por qué habían cambiado de opinión. En efecto, sus votos en la primera sala, principalmente el que suspendió durante varios meses el caso que afecta al ex comandante en Jefe del Ejército Humberto Oviedo procesado por malversación de caudales públicos, mellaron sus posibilidades para llegar a ese cargo. Su pertenencia al VAR, de hecho, originó que se gestara un golpe blanco en favor de Brahm, con quien llegó el mismo día al TC.

Romero habló sobre lo "duro"que significa ser presidente del TC y recordó las gestiones de Raúl Bertensen, Marisol Peña y Carlos Carmona. Aprovechó la ocasión para recalcar el mandato de Aróstica, de quien dijo había tenido un profundo sentido de "misión institucional". Tras votar por él le sucedió Domingo Hernández, quien decidió abstenerse e hizo un "voto simbólico" por Gonzalo García.

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