Arboris: la apuesta del grupo Härting en Estados Unidos
<p>Arboris es una de las pocas empresas de capitales chilenos que produce en Estados Unidos.</p>
Savannah, una de las ciudades más hermosas del estado de Georgia, en Estados Unidos, fue el lugar que escogió la familia Härting, dueña de una de las principales fábricas de química aplicada del país, para extender sus dominios a nivel internacional. En esa ciudad de arquitectura colonial, hace cuatro años el clan echó a andar una de las dos plantas con que opera su filial Arboris, la mayor fabricante mundial de esteroles, un aditivo que se agrega a algunos alimentos, como los lácteos, para combatir el colesterol.
La familia partió en el garaje de una casa en Ñuñoa, en 1947, año en que el científico alemán Hans Härting llegó a Santiago luego de abandonar China, en momentos en que Mao Tse Tung tomó el poder. Poco más de dos décadas después el crecimiento de su empresa era notorio: fabricaba más de 800 productos, desde sofisticados adhesivos industriales, hasta la barra de pegamento Stick Fix.
En los 90 sus hijos vendieron el 25% de la propiedad a la industria química Henkel, la cual 10 años después compró toda la línea de insumos químicos y sellantes para la construcción y adhesivos. Desde entonces, el grupo Härting se dedicó cien por ciento a la fabricación de resinas para plásticos reforzados, pinturas y tintas, aromatizantes químicos -que se usan, por ejemplo, en los productos de limpieza-, especialidades para papel, celulosa, cueros, cosméticos y minería, con lo que compite directamente contra conglomerados internacionales como Hoechst, Basf y Fuller.
En la actualidad es Thomas Härting, uno de los cuatro hijos del fundador, quien encabeza los negocios familiares. El fue quien decidió, en 2002, aventurarse en Estados Unidos creando Arboris. Se asoció para ello con el grupo Santa Cruz y Arizona Chemical, una subsidiaria de International Paper -la mayor forestal del mundo-, y juntos empezaron la producción de esteroles hacia 2004, en una planta que levantaron desde cero en Georgia. A ella sumaron una segunda, en Ohio. La inversión en ambas totaliza los US$ 60 millones.
"Thomas Härting tenía un acuerdo con una firma finlandesa y había planeado producir en Chile, pero en una planta más pequeña. Cuando ese proyecto no funcionó, yo, que trabajaba en Arizona Chemical, hablé con Thomas y le sugerí hacer un proyecto más grande en Estados Unidos", cuenta el vicepresidente ejecutivo de Arboris, Manuel Canales.
MATERIA PRIMA
Los esteroles se extraen de los residuos de la resina de los pinos y una vez que son agregados a productos lácteos, entre otros, ayudan a bajar el nivel de colesterol en la sangre entre 10% y 20%. "Arboris toma los residuos de Arizona Chemical y saca los esteroles que están contenidos ahí", explica Steven Härting, director de Arboris.
La firma, añade, "maneja la planta de esteroles no geneticamente modificados más grande del globo". En cifras: de las 900 toneladas métricas anuales de producción, la compañía representa el 50%.
Manuel Canales atribuye el éxito de Arboris a que partió de un acuerdo tripartito, con Arizona Chemical -proveedor de la materia prima- y compañías de Alemania y Holanda, que iban a comprar el producto. "Contruimos la planta de Savannah en un sitio adyacente al proveedor de materias primas, que es Arizona Chemical. De hecho, está prácticamente cruzando la calle. Así, los residuos nos llegan por una tubería", explica el vicepresidente ejecutivo.
Arboris, hasta el momento, no se ha visto afectada por la crisis económica. Tampoco tiene intenciones de expandirse, ya que "en estos momentos tiene capacidad para crecer entre 25% y 30%, sin necesidad de tener una planta nueva", afirma Canales.
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