J.K. Rowling, la autora de la popular saga literaria Harry Potter, fue acusada de plagiar esa historia de un libro infantil de magos, y enfrenta una potencial demanda por varios millones de dólares.

Los herederos del escritor australiano Adrian Jacobs acusaron a Rowling por haber plagiado el libro de 1987 Las aventuras de Willy el Mago: No. 1 en la Tierra Lívida, para su obra Harry Potter y el cáliz de fuego, publicado 13 años más tarde en julio de 2000.

La autora fue sumada a la demanda interpuesta en junio pasado contra la editorial Bloomsbury Publishing, a cargo de toda la serie de Harry Potter, cuando el abogado que representa al agente de Jacobs supo que el estatuto de limitaciones para demandarla no se había ejecutado, como se pensaba. Lo que en otras palabras significa que la demandó porque era posible legalmente.

Los herederos de Jacobs sostienen que el autor utilizó ideas como prisiones de magos, hospitales de magos y colegios de magos  mucho antes que Rowling.

Los dos autores comparten además al agente Christopher Little, a cargo de la marca Harry Potter en el mundo, y quien ha sido mencionado como el posible nexo entre ambos autores.

Max Markson, que representa a los herederos de Jacobs, afirmó que la causa podría costar 1.000 millones de dólares (1 billón de dólares).

"Cuando uno piensa en todo el dinero involucrado, diría que 1.000 millones de dólares es una cifra conservadora", afirmó Markson al periódico inglés The Times.

Según el agente, el argumento de Harry Potter y el caliz de fuego es idéntico al de Willy el Mago.

"Si un niño lee Willy el Mago dirá que fue como (Harry  Potter y el) Cáliz de Fuego", agregó.

"Harry Potter y el cáliz de fuego es la cuarta entrega de una exitosa serie de siete libros, que logró amasar una fortuna global de más de 11.000 millones de dólares.

Por su parte, Jacobs vendió sólo 5.000 ejemplares de su serie Willy el Mago. A pesar de haber sido un abogado y empresario multimillonario, murió en la pobreza en 1997, 10 años después de haber perdido todo su dinero tras el desplome de los mercados  financieros en 1987.