Cien músicos y especialistas eligen la mejor canción chilena

<b>La Tercera</b> propuso 25 temas de música popular a los encuestados y cada uno escogió su favorita. Ganó Gracias a la vida. Las canciones fueron nominadas por calidad, popularidad, relevancia y que hayan marcado una época y un estilo.




Las celebraciones patrias también son sinónimo de música local dominando las radios, los especiales televisivos y los festejos de cualquier calibre. Por eso, La Tercera contactó a 100 personalidades de la industria local, entre músicos, productores, compositores y periodistas, para que escogieran la mejor canción chilena en la historia de la música popular.

¿El método? Los periodistas de este diario nominaron una base de 25 temas, tomando en cuenta cuatro criterios esenciales: calidad, popularidad, trascendencia y la capacidad que tuvieron para marcar una época o un género determinado. De ese listado, los consultados debían elegir sólo una como la más grande de todos los tiempos. Eso sí, algunos también añadieron otras como parte de sus favoritas, pero sin un orden o puesto específico.

GRACIAS A LA VIDA

Con 44 votos, el primer lugar lo ganó ampliamente la obra mayor de Violeta Parra, y la que mejor ha representado no sólo su vida y su legado, sino que también el despegue y la trascendencia del prolífico movimiento conocido como La Nueva Canción Chilena. Una canción incluida en el álbum Las últimas composiciones (1966).

Por ejemplo, el ex cantante de La Ley, Beto Cuevas, la situó en el primer puesto de su listado: "Esta pieza grafica muy bien el sentimiento de despedida con que la propia autora miró su existencia", dice el artista, en referencia a la muerte de la cantautora, sucedida un año después de la salida de Gracias a la vida.

Más allá del mensaje, otros consultados apuntaron a un aspecto más evidente: una composición en extremo simple, sostenida apenas en la voz y la guitarra de Parra, pero con un contenido que logró ser universal, con cerca de 35 versiones reconocidas y realizadas por las figuras más diversas, tanto chilenas como foráneas. Roberto Márquez, líder de Illapu, se alinea: "Tiene la belleza de lo simple, lo que muchas veces en la música es lo más complejo de conseguir. Además, contiene una poesía de vuelo mayor".

Para el cantautor Gepe, la trascendencia de Gracias... es incuestionable, debido a que su lírica emotiva y su melodía melancólica ilustran gran parte del sentir de la música chilena posterior y, por consecuencia, de un porcentaje mayoritario de las creaciones de este listado. "Es la más bacán, porque es la creación que engloba a todas las demás. Es la canción madre".

Claudio Valenzuela, voz de Lucybell, se lanza con una teoría similar: "La elijo porque representa esa nostalgia en medio del dolor, mezclado un poco con la alegría, que de alguna forma caracteriza nuestra idiosincrasia. No somos un pueblo con grandes raíces tropicales y coloridas, sino más bien estamos marcados por una lejanía histórica del resto, cierto aislamiento que nos hace únicos en Latinoamérica, perfil que este tema lleva tatuado a fuego".

MIRA NIÑITA

El segundo puesto, con 10 votos, es para Los Jaivas y su Mira niñita. Esta canción, lanzada en 1972, pertenece al álbum conocido como La ventana, de ese mismo año. Con su melodía de piano inconfundible y su letra emotiva, aparte de su progresión melódica, se convirtió en el himno mayor del quinteto, no sólo por su popularidad, sino que también porque definió el estilo que los marcaría por siempre: elementos autóctonos y música de raíz, junto a ritmos de vanguardia y guitarras de alto voltaje.

El cantautor Fernando Milagros comenta: "Es el mix perfecto entre la raíz folclórica, el ritmo de una historia, una tradición, y el sonido nuevo y espacial que proponía la banda en esa época". Manuel Maira, autor del libro Canciones del fin del mundo, concuerda: "Logra transmitir emoción a partir de una letra y melodía que van agarrando fuerza progresivamente. La dosis justa de rock experimental con pop y folclor, con un resultado muy fuera de lo común".

Más allá de sus innovaciones técnicas, algunos de los encuestados entregan una justificación netamente emotiva y que apunta a los versos trazados por Los Jaivas. "Tiene una ingenuidad e imágenes que me transportan a otro tiempo. Me evoca muchos recuerdos de la infancia", apunta la cantante Nicole. "Es una canción muy bonita, con una letra muy tierna. Es, sencillamente, una gran composición", remata Buddy Richard.

TE RECUERDO AMANDA

La pieza de Víctor Jara se ubicó en el tercer lugar, con nueve votos. Incluida en su aclamado Pongo en tus manos abiertas... (1969), relata la historia de una pareja obrera que tiene que luchar frente a las injusticias laborales de la época. Se trata de Amanda y Manuel -nombres inspirados en los padres del artista-, quienes en la canción se separan debido a la muerte del último, enviado a la sierra por obligaciones laborales.

Gran parte de los que la votaron en el número uno destacan su poder para encarnar toda la contingencia social de esa época, y cómo a partir de un relato cotidiano pudo tejer imágenes llenas de conciencia y atención por el agitado devenir nacional de principios de los 70, marcando la pauta de casi todas las propuestas nacidas en esos días, como Quilapayún o Inti-Illimani.

"Es la canción más bonita y desgarradora que he escuchado nunca. Me impresiona lo potente que es la letra y la manera como cuenta una historia personal y colectiva", describe Andrés Nusser, cantante y guitarrista de Astro. Juan Sativo, de Tiro de Gracia, va más allá y asegura que Te recuerdo... tiene un poder cultural que no posee casi ninguno de los otros 24 temas mencionados en el ranking. "Tiene ese poder y transmite mucha conciencia social y pueblo".

Y si se trata de letras con filo contingente, Claudio Narea, ex guitarrista de Los Prisioneros, también apuesta: "Me parece insuperable, porque evoca cosas únicas". Otro insigne de los 80, Hugo Moraga, figura de la trova y el canto nuevo, aparta su importancia social y destaca un punto más técnico y melódico: "Es una obra consistente y realista, que va ascendiendo poco a poco, abriendo un paisaje emocional justo en su clímax. Su construcción instrumental es superior".

EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ

También con nueve menciones, Jara aparece con otra de sus gemas, pero dueña de un sonido muy distinto a la anterior. Esta obra se incluye en el disco del mismo nombre, editado en 1971, y cuenta con el acompañamiento musical de Los Blops, uno de los pioneros del rock y la fusión en Chile. Esa mezcla entre el canto tradicional chileno y la electricidad propia del rock anglo la convierte en una pieza fundacional.

Así lo advierte Mauricio Durán, guitarrista de Los Bunkers: "Es la primera que conjuga la raíz chilena con la estética del rock, que es muy relevante para todos los músicos de hoy, sobre todo considerando el momento en que se grabó, porque fue un arrojo por su parte incluir una banda rockera, algo muy mal visto por su propio partido. Esa visión de futuro le da un valor increíble".

Más allá de la novedosa instrumentación que tenía, la creación vuelve a tocar instancias propias de la sociedad local de los 70, aparte de hechos que cruzaban la historia mundial, como su alusión al conflicto en Vietnam. "Está escrita sobre un tema de interés planetario, siendo lírica y musicalmente bellísima", agrega Amaro Labra, de Sol y Lluvia.

Finalmente, Cristóbal Briceño, cantante y compositor de Ases Falsos, analiza: "Tiene una letra abstracta, a pesar de que puede sonar algo panfletaria. Eso sí, sus versos proyectan unas imágenes impresionantes. Además, el registro es extraordinario y es una toma muy cruda que, según mi opinión, refleja fielmente lo que Víctor Jara quiso expresar".

VOLVER A LOS 17

Con cinco votos, la otra gran composición de Violeta Parra se ubica en el quinto lugar. También parte de Las últimas composiciones, su letra asoma como una suerte de reverso de Gracias a la vida, ya que exalta la juventud y la mirada más plena de sentimientos como el amor. También figura entre los testimonios musicales más versionados del cancionero popular chileno.

Para Jorge Coulon, músico y fundador de Inti-Illimani, se trata de "la más bella canción chilena. Volver a los 17 es un texto de increíble hermosura, con una música simple y sublime que armoniza y no compite con la gran lírica de Violeta".

A Pablo Ilabaca, guitarrista de Chancho en Piedra, le llama la atención la forma de escribir que tenía Parra, más allá del contenido lírico: "Escribir una canción popular con octosílabos en su totalidad es reivindicar el lenguaje que se habla por la sola razón de ser latinoamericanos. Está a la altura del Nobel".

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