Histórico

Cirkus Cirkör y los giros del circo contemporáneo que busca repensar el mundo

La agrupación sueca, con más de 20 años de trayectoria, debuta en Chile con Knitting peace.

Violines y contrabajo tensionan el espectáculo. Acróbatas que además actúan, flotan sobre el escenario y tejen, como un artesano con su ovillo de lana, una historia que por meses mantuvo a los integrantes de la compañía Cirkus Cirkör en una encrucijada: ¿Se puede tejer la paz? Cuentan que fueron los conflictos internos en Latinoamérica los que motivaron a la agrupación a cruzar el planeta por los aires y traer por primera vez su trabajo a Chile. El pasado miércoles, en el Teatro Municipal de Las Condes, debutó Knitting peace (Tejer la paz), un montaje que a todas luces parece circense, aunque fresco y multidisciplinario, divorciado de las carpas de nylon y los presentadores estrafalarios. Uno que, al pie de la métrica del circo contemporáneo, se traza dos metas: deslumbrar incrédulos y reflexionar sobre las crisis actuales del mundo.

Desde un principio, allá por 1995, en Estocolmo, hubo consenso en que lo que querían era tener su propio circo. Uno con acróbatas, números en las alturas, contorsionistas y hasta una cuerda floja, como aquellos que aún se posan por temporadas en terrenos baldíos habitados por quiltros. Pero, ya por esos años, el arte circense no se concebía como antes. Entonces, se dejaron influenciar por los espectáculos circenses de Las Vegas y, más de cerca, por el trabajo del Cirque du Solei. “Lo que solemos llamar circo contemporáneo no es en realidad una forma de arte muy joven”, dice Tilde Björfors, fundadora y directora de la agrupación sueca. “Para celebrar 20 años juntos, preferimos dejar que el término circo incorporara cualquier expresión que cruzara las fronteras físicas y hacer lo imposible. En este caso, danza, cine y circo, que son disciplinas cada vez más cercanas la uno a la otra”.

La imagen del tejido, recuerda Björfors, devino de una situación doméstica. “Cuando vi a mi hijo profundamente concentrado y absorbido por su tarea de tejer para la escuela, me dio la idea de que los incontables puntos podían representar el conjunto de luchas por las que aboga el mundo”, cuenta la directora de una de docena de montajes junto a la compañía, que van desde Skapelsen (1995) a Wear it like a Crown, de 2010. En sus dos décadas de vida el grupo no solo ha pisado los principales escenarios de Europa y Asia, sino que además impulsó la creación de la primera escuela de educación de circo contemporáneo en Escandinavia, en 1997. Para 2005, la institución logró hacerse un espacio entre el sistema universitario de la región, y hoy es parte de la Universidad de Danza y Circo de Estocolmo. “Tenemos algunos de los mejores artistas circenses de Europa en el escenario, además de trabajar con músicos en vivo”, afirma.

Luego, en 1998, y ya habiendo cosechado cierto reconocimiento de la escena circense europea, el grupo fundó la Cirkör Secondary School, un colegio de educación secundaria donde 320 mil niños y jóvenes han sido entrenados por artistas de la compañía. Esta última iniciativa les hizo obtener, en 2005, el estatus de institución artística regional, con subvenciones fijas desde el Consejo Nacional de Cultura, el Ayuntamiento de Estocolmo, el Consejo del Condado de Estocolmo y el condado de Botkyrka.

Divididos por el circo y el corazón, como indica el nombre con que se autobautizaron, durante el espectáculo seis artistas aparecen sobre el escenario vistiendo poleras blancas recicladas -en homenaje a la campaña con que John Lennon y Yoko Ono promovían el fin de la guerra de Vietnam-, y convertidos en laboriosas arañas que, junto a una banda en vivo, conectan teatro, danza y música en un mix acrobático entre ovillos. La imagen final es una gran telaraña, la de la paz que acaban de tejer. “El show entrega una bella metáfora de cómo puede ser la vida: enredada y desordenada, a veces, también recta y sumamente organizada. Es algo muy poético y visual a la vez, algo que se espera de un montaje de estas características”, señala Björfors. “Todo el mundo puede hacer su propia interpretación de esto. Solo hay que cerrar los ojos y dejarse llevar”.

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