El "televangelismo" de Jimmy Swaggart en los años 80, la Iglesia Universal del Reino de Dios y los videos en YouTube de Juan Castañeda, el niño predicador de Maipú, fueron algunos de los múltiples referentes que inspiraron al guionista Juan José Hurtado y al director Martín Duplaquet al momento de construir la trama de Dios me libre, una comedia religiosa chilena que llegará a los cines locales el próximo jueves 3.

La cinta, que anoche tenía su premiere en el Cinemark del Alto Las Condes, pretende conquistar al público chileno con una historia que satiriza al mundo de la televisión y de las sectas religiosas, en la que dos primos se unen para crear la Iglesia Transprofética, una nueva secta destinada a sacarles el dinero a los incautos, usando como vehículo un programa de TV.

"Con Juan (Hurtado) siempre veíamos a estos telepredicadores, y nos pareció que plantear esta película como una sátira de ese mundo era la mejor manera de darle una vuelta de tuerca al tema", cuenta Duplaquet sobre su ópera prima, protagonizada por Iñigo Urrutia y Víctor Montero. El resto del elenco lo completan Loreto Aravena, Tomás Vidiella, Willy Semler, Fernando Godoy y Manuela Oyarzún, entre otros.

Grabada el verano del año pasado en Santiago y Sao Paulo, y realizada en coproducción con Brasil, Dios me libre tiene como punto de partida el reencuentro de dos primos, tras 15 años sin verse: Lenin Cifuentes (Urrutia) y Jonás Cifuentes (Montero). Buscando una forma de lavar el dinero que ha obtenido del narcotráfico, el primero convence al otro de crear una iglesia con él como "el último profeta", por lo que incluso viajan a Brasil para aprender algunas técnicas de persuasión.

"La película toca un tema que generalmente no se trata y que es muy sensible para mucha gente, pero no tiene intención de ofender a nadie, porque son puras religiones inventadas y no se nombra a nadie que exista", comenta Urrutia. Pese a la aclaración del protagonista, Duplaquet reconoce que aun antes del estreno han recibido algunos mensajes de advertencia por el contenido del filme. "Es algo que nos hemos preocupado de aclarar más de una vez, y es que la película no es sobre una secta religiosa en particular, sino sobre estos primos y de cómo el marketing es capaz a veces de convencernos de cualquier cosa".

Más allá de esto, Urrutia cree que por su tono de comedia negra, Dios me libre logrará "refrescar la cartelera", optimismo que comparte su director, quien apuesta por que el tema de la película "despierte curiosidad entre el público y tenga un buen boca a boca".