Histórico

Doctrina del shock

Entre la crisis de la educación pública escolar, el lucro en las universidades privadas y los problemas del sistema de capacitación se configura una crisis del sistema educacional

EL ALCALDE de Chicago y ex jefe de gabinete de Obama, Rahm Emanuel, alguna vez acuñó el aforismo "nunca se debe desaprovechar una crisis grave". A lo que se refería, por cierto, era a que sólo cuando una crisis es muy seria se dan las condiciones políticas para reformas estructurales. En esto Emanuel, político de centroizquierda, no hace sino coincidir con Naomi Klein, quien en su libro La doctrina del shock habla sobre la estrategia de los políticos neoliberales chilenos de aprovechar las crisis para pasar reformas radicales. Tan radicales que terminaron convirtiendo a Chile en uno de los experimentos más extremos del neoliberalismo a nivel global: Chile país probeta... con forma de probeta.

Esta idea no es exclusiva de las controversias intelectuales. De hecho, parece haber llegado, incluso, a la cultura popular chilena. En su excelente disco La bala, Ana Tijoux presenta un tema llamado Shock, en que declama su objeción al modelo político y económico chileno como un rechazo, justamente, a la "doctrina del shock" (así suena en el coro). Pero en realidad, cuando uno sigue la letra, se da cuenta de que ella no rechaza la doctrina misma, sino la aplicación que hicieran de ella las fuerzas conservadoras en Chile. De hecho, nos advierte Ana en el coro: "La hora sonó, la hora sonó". Ella siente como inminente cambios radicales en la sociedad chilena. Ella parece sentir que viene la doctrina del shock de nuevo, pero en la otra dirección.

Uno de los riesgos de leer mucha historia es el cinismo. Al contemplar la recurrencia de ciclos políticos, económicos y sociales, uno se vuelve, a lo menos, escéptico. Cuando observamos entusiastas las emancipaciones humanas, una voz nos susurra en el oído como a los papas y a los generales romanos: "Sic transit gloria mundi" (así pasa la gloria del mundo). Para eso nos sirve el arte, para beber del optimismo que brota del alma humana y que celebran cantores, pintores y poetas: "Si es posible, si es posible, la hora sonó, la hora sonó".

¿Qué nos enseñan los reformistas neoliberales de los que habla Klein? ¿Qué pueden tomar de ellos quienes quieren impulsar hoy una agenda de cambios políticos, económicos y sociales igualitarios?

Lo que nos enseñan lo expresó el químico francés Louis Pasteur: "La fortuna favorece a las mentes preparadas". Eso sí que era cierto sobre los Chicago Boys: estaban preparados, tenían método, doctrina, incluso un conjunto bien concreto de políticas públicas prediseñadas. Listos para cuando las circunstancias históricas se dieran.

¿Pueden decir lo mismo los igualitaristas chilenos de hoy? No estoy seguro. Entre la crisis de la educación pública escolar, la "revolución pingüina", la crisis del lucro en las universidades privadas, la crisis del sistema de capacitación y el movimiento por la educación se ha configurado una crisis estructural del sistema educativo chileno. Además, puede que venga un gobierno de centroizquierda a partir del 2014 con -dependiendo de cómo se hagan las cosas- la posibilidad de una sólida mayoría parlamentaria.

Estoy de acuerdo con Ana: "La hora sonó". Es el momento para acciones estructurales. ¿Estamos preparados para actuar con la fuerza que amerita el shock?

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