Estado laico y Estado religioso

SEÑOR DIRECTOR
Mi distinción entre Estado laico y Estado religoso no es confusa. Puede que no sea del gusto de mi contradictor, el apreciado sacerdote Eduardo Silva, pero eso es otra cosa. El Estado laico es neutral frente al fenómeno religioso en general y frente a las religiones e inglesias en particular: no les otorga beneficios y tampoco les hace maleficios. En cambio, el Estado religioso no es neutral: sin adoptar una religión como oficial valora positivamente a todas las religiones e iglesias y les otorga beneficios económicos que no da a otro tipo de instituciones.
Eduardo Silva sostiene que está bien que el Estado ayude a las iglesias, de la misma manera que tendría que hacerlo con todas las manifestaciones, culturales, filosóficas, científicas, artísticas y deportivas. ¿Por qué? Porque son expresión de diversidad. No es mi ánimo trivializar este debate, pero clubes de bridge, ajedrez, jazz, tango, de rock and roll, esgrima y rayuela son también expresión de nuestra diversidad, y a ninguno se le ocurre tocar la puerta del Estado para financiar sus actividades. Para mí, por ejemplo, es muy importante la sociedad de filosofía del derecho que colaboré a fundar en 1981. Tan importante como pueden serlo para otros la práctica de las actividades que acabo de señalar. Pero nunca hemos ido a pedir dinero al Estado. Nos batimos con los aportes de nuestros socios. ¿Por qué la iglesia Católica chilena se acostumbró a recibir importantes beneficios económicos del Estado y no de sus propios fieles, que por lo demás los tiene bastante ricos?
Agustín Squella
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