Señor director:

Esta semana, la Corema -en votación unánime- resolvió multar en 5.500 UTM ($ 204.770.500) a la Empresa Geotérmica del Norte por los daños causados por sus exploraciones en los Géiseres del Tatio. Las inadecuadas labores de la empresa provocaron una fumarola "artificial" de 60 metros de altura, la cual se mantuvo activa derramando aguas con altos contenidos químicos durante 27 días, a sólo 2 km del circuito turístico que recibe a 120 mil visitantes cada año.

Aunque la multa cursada a la empresa es la más alta impuesta por una Corema en materia medioambiental, esta multa -que va a fondo fiscal- no asegura que los dineros  vayan a ser usados en la restauración del lugar ni para compensar a las comunidades de Caspana y Toconce, que poseen la concesión del lugar, y a los emprendimientos turísticos interrumpidos en dicho periodo.

También parece increíble que, luego de lo ocurrido, la Corema de Antofagasta no haya revocado el permiso ambiental de Geotérmica del Norte, más aún cuando el informe independiente encargado a la ONU reveló que hubo errores en el control de la emergencia, faltaron guardias en las instalaciones y que, aunque en dos días se podría haber controlado la emergencia, ésta demoró 27 días en ser solucionada.

Mientras no se revoque el permiso ambiental del proyecto geotérmico del Tatio, la Corema deja abierta la posibilidad de que la empresa reanude las exploraciones después de pagar la multa. Esto contradice el objetivo para el cual se diseñó el instrumento de evaluación ambiental, que es prevenir los daños que se acaban de producir, antes de que puedan repetirse en un futuro cercano.

Sara Larraín
Directora Chile Sustentable