Histórico

La playa apolítica y refinada del Pacífico

A pasos de Costa Rica, pero en tierras algo más turbulentas, se encuentra San Juan del Sur, el único lugar en que la ideología de Sandino no ha podido penetrar. Este elegante balneario es territorio exclusivo de familias acaudaladas y turistas en busca de surf, sol, ron y reggaetón. Nada de puño en alto, compañeros; el Pacífico nicaragüense se reserva el derecho a omitir opiniones conflictivas.

En la desértica y polvorienta frontera de Costa Rica y Nicaragua, se escucha todo tipo de gritos y ofertas en tono tropical: "¿Córdobas?, ¿le cambio sus colones por córdobas, 22 por 500?". "Mejor precio que al otro lado mae, cómpreme a mí amigo". "Un agüita de coco, un Gatorade pa' la sed, pa' la hidratación", replica con tono cantado una señora de edad indefinida.

-Are you going to San Juan my friend?, ¿cierto que va a San Juan? Yo lo llevo por 50, just fifty for you.
-A San Juan voy por 40, más barato interrumpe otro...

Pero un multicolor y destartalado bus viaja por 15, y todos los que tienen pinta de mochileros europeos lo abordan, sin cuestionamientos y con su respectiva Lonely Planet en mano. Porque según la guía, el trayecto de 30 kilómetros es la opción más rentable -y segura- para llegar al que promete ser el destino playero por excelencia de Nicaragua.

Así, todos vamos a saltos en el aparato que la jerga mochilera define como chicken bus, un ícono centroamericano, que en su pasado cumplía la función de transporte escolar para los niños de primaria en Canadá y que nadie sabe cómo vino a parar aquí. Pero ahora, el school bus carga huevos, gallinas, mangos y mensajes como "si este es mi último viaje que sea hacia ti Señor", además  vendedores ambulantes y turistas. Muchos turistas.

El viaje de 30 km parece ser de 300 y la bebida isotónica resulta ser más que necesaria con el calor insoportable y húmedo.  Pero cuando el chofer grita "¡San Juan, San Juan del Sur!", todo lo bananero, todos los gritos y todos los empujones se borran de un plumazo.

Porque San Juan a primera vista representa todo lo que el prejuicio impide imaginar sobre Nicaragua: calles perfectas, gente amable y sonriente, excelentes opciones de hotelería y restaurantes. Nada de caudillos, lucha social, fanatismo religioso ni pobreza.

El cómo de este escenario surreal tiene una lógica: históricamente, esta localidad ha sido propiedad de la oligarquía nica, donde entre los cerros y acantilados que lo rodean cuelgan verdaderas mansiones, muy bien regentadas por guardias de seguridad de metralleta en mano, pero con estilo y elegancia perfectamente atribuible a la Costa Azul. Y si sumamos a las rubias que caminan en bikini por la calle cargando sus tablas de surf, se confirma como un paréntesis a una realidad diametralmente diferente a lo que se vive pocos kilómetros más allá.

La mayor gracia de San Juan es que estando apartado de la idiosincrasia cultural del resto del país, no ha perdido la esencia sencilla y abierta de su gente, lo que perfectamente podría haber ocurrido -como le suele pasar a muchos de esos pueblos que se entregan directamente al turismo-, donde un dólar hace la diferencia entre una buena y una mala cara. Aquí, el materialismo no corre, pero sí hay espacio para la conversación tendida, para el ron por galones y el baile hasta que amanezca.

El Pacífico también facilita otro tipo de actividades, siendo el surf la opción deportiva por excelencia, pero también este es un excelente lugar para practicar la pesca de pargo rojo, actividad que se puede llevar a cabo arrendando un bote a motor y con la ayuda de un guía, que conoce perfecto los puntos donde el mar se pone generoso.

Es importante no olvidar que este fue y seguirá siendo un lugar de descanso, en donde el discurso político no pega ni junta. No le busque la quinta pata al gato ni se lance a debatir lo que no corresponde. San Juan está pensado para ver pasar la tarde acostado en una hamaca, para jugar un partido en la playa o para leer un buen libro, para saturarse de mariscos en cualquiera de los restaurantes que rodean la playa y también para ver el amanecer desde las alturas. Si quiere acción, si quiere panfleteo, empaparse de ideología y del ruido de las balas, el primer chicken bus sale a las 06.00 AM, desde el costado del mercado, con dirección a Managua.

GUIA

DONDE DORMIR:
Royal Chateau Hotel. Hab. cómodas desde US$45 por noche. www.hotelroyalchateau.com
Hostal South Seas. Ideal para mochileros, piscina y cocina. Desde US$10. www.southseasnicaragua.com

COMO LLEGAR
Desde Managua salen buses constantemente. Demoran tres horas aproximadamente. Tambien hay transfers desde hoteles a San Juan.

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