La transformación de los Emiratos Arabes
[42 años de independencia] El país celebrará este hito con el edificio más alto y el mayor aeropuerto del mundo y uno de los ingresos per cápita más elevados del planeta. Hace cinco décadas, sólo se trataba de pequeñas localidades pesqueras, sin infraestructura alguna.

EN 1950, durante un viaje a través del desierto desde Abu Dhabi a Al Ain, mi madre montada sobre el camello me arrullaba en sus brazos mientras atravesábamos las dunas bajo el sol abrasador. Los siete días que duró el viaje fueron extenuantes y mi madre continuamente se adormecía del agotamiento. Me resbalé de su regazo y enredado en sus ropas me quedé colgado a un lado del camello durante un buen rato hasta que mi tía que iba adelante me vio balanceándome... La caravana paró y volví al regazo de mi madre... hoy cada vez que hacemos el viaje de dos horas de Abu Dhabi a Al Ain, mis hijos duermen en la comodidad de un vehículo con aire acondicionado". Con este párrafo de su libro "De los harapos a la riqueza", el acaudalado empresario emiratí Mohammed Al Fahim, que hoy tiene 65 años, grafica cómo el actual Emiratos Arabes Unidos, uno de los 20 países con el mayor ingreso per cápita del mundo (US$ 42.293, según cifras oficiales) era, hasta hace pocas décadas, un territorio pobre, que vivía de un incipiente comercio y de la pesca.
Lo que hace menos de cinco décadas, tal como describe Al Fahim a la ciudad de Abu Dhabi, era un asentamiento pesquero de 3.000 habitantes, con cabañas hechas de palmera y barro, ahora es una ciudad moderna con casi un millón de habitantes. Una de las urbes más ricas del mundo, repleta de rascacielos, modernos centros comerciales, lujosos proyectos inmobiliarios y sitios como el hotel Emirates Palace, donde existe uno de los pocos cajeros automáticos del mundo que, en vez de dar dinero, entrega joyas o lingotes de oro.
A 42 años de su fundación como país, Emiratos Arabes Unidos posee también el edificio más alto del mundo (el Burj Khalifa, de 829 metros, en la ciudad de Dubai), el que será el mayor aeropuerto del mundo (el Dubai World Central Al Maktoum, que en octubre comenzó a recibir pasajeros) y la aerolínea que, según el World Airline Awards de Skytrax, fue considerada en 2013 como la mejor del mundo (Emirates).
Los emiratíes no tienen complejos en hacer muy visible su prosperidad económica y eso se nota haciendo un pequeño recorrido de Dubai o Abu Dhabi. Un contraste enorme en relación al 2 de diciembre de 1971, cuando por iniciativa del jeque Zayed, los emiratos del golfo Pérsico que se independizaban entonces de Reino Unido se unieron para crear un país que en ese entonces estaba constituido por tribus y que recién comenzaba un despegue económico gracias a la explotación de petróleo.
El PIB de Emiratos Arabes Unidos se ha multiplicado 200 veces desde 1971 (US$ 1,7 mil millones) a 2012 (US$ 360 mil millones), según cifras oficiales. Ello, gracias a la industria petrolera y gasífera, pero también producto del establecimiento del país como un centro de comercio mundial y el boom de la construcción, que ya representa el 11,1% del PIB.
Emiratos es, precisamente, uno de los países con mayor crecimiento poblacional del mundo en la última década. Así, según la Oficina de Estadísticas local, mientras en 2006 los habitantes del país eran cinco millones, en 2010 éstos pasaron a ser 8,2 millones (es decir, un crecimiento de 65%), básicamente por el incremento de la mano de obra extranjera, que es clave para el desarrollo del país. Según el sitio web oficial UAE Interact, de esta población total, sólo 948 mil son emiratíes. Es decir, la población inmigrante representa un 88,4% del total, el porcentaje más alto en todo el mundo para un país.
Así, por ejemplo, en el emirato de Abu Dhabi, mientras la población extranjera creció a un ritmo de 8,8% al año entre 2005 y 2011, la población local lo hizo a un ritmo de 4,1%. Esta alta demanda de inmigrantes se debe a que ellos ocupan casi la totalidad de los puestos de trabajo en sectores como la construcción y los servicios, por lo que es casi imposible encontrar un emiratí conduciendo un taxi o como vendedor en una tienda. Indios, bengalesíes, paquistaníes y filipinos (más de la mitad de toda la población es de alguna de estas cuatro nacionalidades) son los encargados de realizar la mayoría de esas labores. Una gran parte de ellos no domina el árabe, con lo cual el inglés es el principal canal de comunicación. Sólo los inmigrantes indios llegan a casi dos millones, superando en número a la población local. El sistema de inmigración se basa en puestos de trabajo que ofrecen las empresas y que son completados con trabajadores extranjeros que postulan a ellos. De este modo, todos los extranjeros que viven en el país deben tener un trabajo para poder permanecer.
Sin embargo, el país ha enfrentado acusaciones de Human Rights Watch en relación a las condiciones de vida de estos trabajadores, especialmente en el rubro de la construcción. Por otro lado, de acuerdo con lo señalado en 2012 por el periódico local The National, las empresas basadas en el país han enfrentado inconvenientes para que se les entregue visado de trabajo a ciudadanos de países relacionados con la Primavera Arabe. Sin embargo, las autoridades niegan ambos hechos.
Mientras, los emiratíes celebran, además de la independencia, la obtención de la sede de la Exposición Universal de 2020 a manos de Dubai, la primera ciudad en Medio Oriente que albergará un megaevento mundial. La apuesta es fuerte: la ciudad quiere aumentar de los 10 millones actuales a 20 millones el número de turistas anuales para ese año. Visitantes que difícilmente imaginarán cómo era este territorio hace algunas décadas, tal y como lo describe Al Fahim: "Ya no bebemos el agua salobre sacada de los pozos hechos a mano y acarreada a nuestras casas en bolsas de piel de cabra... ya no nos tenemos que lavar en el mar, ahora nos duchamos en el confort de los baños hechos con mármol y espejos que hubieran sido la envidia de los emperadores romanos. Ya no viajamos en caravanas de camellos, ahora conducimos vehículos de gran potencia. Los vericuetos que sin orden circundaban nuestras viviendas han sido sustituidos por un sistema de calles y carreteras urbanizadas usadas por cientos de miles de vehículos. Nuestros hijos reciben su educación en escuelas privadas aquí o en el extranjero; los días de escuelas mal equipadas y con un solo maestro han quedado atrás... fue a nuestra generación la que le tocó realizar los sueños de nuestros padres".
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