PDI empadrona a vecinos de empresa donde murió dirigente tras recibir disparo en la cabeza
Primeras pericias apuntan a que una "bala perdida" alcanzó a Juan Pablo Jiménez (36), supervisor y sindicalista de firma eléctrica Azeta.
Una "bala perdida". Esa es la tesis de la Policía de Investigaciones tras las primeras diligencias desplegadas en torno a la muerte del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez (36), quien falleció la tarde del pasado jueves, tras recibir un disparo en la cabeza al término de su turno en la empresa Ingeniería Eléctrica Azeta.
La tesis de la policía se basa en las imágenes de una de las cámaras de seguridad del recinto y que muestran el momento del impacto de bala. "El estaba sentado en una banca, en un patio donde se estacionan los vehículos o los que trabajan en dicha empresa. En un momento dado está sentado en la banca con dos colegas, ellos se levantan, se mantiene solo unos segundos y luego cae al piso producto de la lesión", explicó el comisario Francisco Orellana, jefe (S) de la Brigada de Homicidios de la Región Metropolitana.
Según Orellana, al video se suman los peritajes balísticos y de trayectoria hechos en el lugar, un patio interior de la empresa, que cuenta con un cierre perimetral de concreto y rejas. Así, se ha establecido que el proyectil proviene de los exteriores de la empresa. "El peritaje balístico realizado por el laboratorio de criminalística con nuestros peritos en el lugar, conforme a lo observado en el video, a la posición de la víctima, nos induce absolutamente, en forma científica, de que es una bala de afuera de la empresa (...). La línea investigativa nos orienta a que el señor Jiménez fue víctima de lo que comúnmente denominamos una bala perdida".
Con ese antecedente, la PDI desplegó nuevos peritajes en las poblaciones colindantes y el empadronamiento de vecinos, para determinar el origen de la bala y la identidad de los autores del crimen. La zona de búsqueda está determinada por la trayectoria de la bala, de 9 milímetros, que hirió al trabajador en la región frontal izquierda de la cabeza.
Hasta ahora no hay testigos de lo ocurrido. Los compañeros de la víctima declararon que sólo advirtieron el hecho al oír al sindicalista desplomarse y que, cuando fueron en su rescate, él estaba inconsciente y presentaba una herida, que atribuyeron a la caída.
RUIDO DE DISPAROS
Los empleados de Azeta están consternados por la muerte del dirigente. Sin embargo, admiten que, en el pasado, han encontrado balas en el suelo al interior del predio y que frecuentemente se escuchan disparos que provienen desde La Legua, distante 1,2 kilómetros del recinto.
"Creo que todos hemos oído disparos, bien seguido, pero es difícil pensar que una bala llegue acá, porque hay galpones, camiones, vehículos, rejas. Es muy difícil creer que una bala loca pasó por todo eso y le dio a nuestro compañero", dijo el dirigente Rogen Nacen.
El primer informe de la PDI, asimismo, recogió testimonios de vecinos que admiten ruido de disparos y balas que han caído en sus techos y jardines.
La esposa del dirigente, Ximena Acevedo, descartó la tesis de la bala perdida. "A él lo mataron y alguien tiene que responder", dijo la mujer. "Acá hay responsabilidades, directas o indirectas. Alguien tiene que pagar y responderme, tiene que haber justicia", agregó.
La viuda relató que el sindicalista"salió de la casa el jueves, se despidió de nosotros, se fue a trabajar y me lo devolvieron muerto de un balazo".
Desde el gobierno, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, dijo que existe una profunda preocupación por lo ocurrido y que se han solicitado antecedentes al Ministerio Público. Además, desde el Ministerio del Trabajo se informó que fiscalizadores se constituyeron en la empresa para hacer una investigación.
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