Histórico

Raros deportes no tan nuevos

Se acostumbraron a explicar de qué se trata ese inusual pasatiempo que tienen. Son disciplinas que practican tan pocos en Chile que para llegar a la selección nacional se necesita más entusiasmo que cualquier otra cosa.

Lacrosse: como en las películas gringas

Es mediodía de un domingo caluroso de agosto. El Parque Araucano en Las Condes está lleno de gente. Personas caminando sin descanso con la nariz pegada al teléfono cazando pokemones, otros jugando fútbol, andando en skate o corriendo. En medio, un grupo juega lacrosse, deporte donde se ocupa un stick como el del hockey popularizado en la saga American Pie donde lo practicaban Ozz y Stifler. Son unos 35 hombres y mujeres, entre los 7 y 30 años.

Una de las asistentes es Antonia Melus (21, estudiante de derecho) quien conoció este deporte en 2012, cuando se fue de intercambio a Siracuse, en Estados Unidos. Al volver a Arica –Antonia es ariqueña- al año siguiente no encontró dónde ni con quién jugar. Tampoco cuando se vino a Santiago después de dar la PSU. “Busqué en Facebook equipos, pero no había nada”, cuenta. Un día caminando por el cosmocentro Apumanque –no es un mall, es un cosmocentro- vio a una joven con un stick y la paró para pedirle datos: así llegó hace un mes a Santiago Lacrosse, el primer club de Chile que existe hace tres años.

“Cuando digo que juego lacrosse me preguntan ‘qué es eso’. Yo digo que es como fútbol por arriba, porque igual tiene harto contacto, y que se ocupa como un mariposario”, dice en referencia al stick la joven mediocampista. Gana el equipo que mete más goles en el arco y para competir se necesitan 20 jugadores -10 en cancha y 10 en banca.

Francisco Núñez, coordinador de Santiago Lacrosse, dice que en el club hay unas 40 personas, más hombres que mujeres. Para participar no hay que pagar ya que ellos facilitan los implementos al principio. Las mujeres necesitan máscara para los ojos y protector bucal; los hombres, guantes, coderas, pechera, casco e inguinal.

Como el deporte es poco masivo, las posibilidades de llegar a la selección chilena –que ya jugó una Copa América en México el año pasado- son relativamente altas.  “Las niñas están super motivadas para ir al mundial”, cuenta Melus sobre el torneo que es el próximo año en Inglaterra. El de hombres es en 2018, también en Inglaterra, y para entrenar tienen programados amistosos con las selecciones de Argentina y Perú en noviembre.

Los interesados pueden contactarlos por Facebook (Facebook.com/santiagolacrosse) o llegar al Parque Araucano los miércoles y jueves entre 7 y 9 pm y el domingo entre 9 am y 1 pm.

Esgrima: atletas (casi olímpicos)

En un galpón de aspecto ochentero en calle Tarapacá está la Federación Chilena de Esgrima. Ahí todos los lunes y jueves entrena el club Máscara de Hierro, uno de los 15 que hay en Santiago. Tiene miembros de todas las edades, los que avanzan en distintas direcciones y ensayan el desplazamiento de lado característico de este deporte dándole estoques imaginarios a un oponente imaginario.

Dentro del grupo están Pilar González (27, diseñadora) y Fabián Flores (29, director audiovisual), pololos que empezaron hace seis meses a practicar. “Era mi sueño de chica, en esa época no había internet y nunca encontré un lugar. Ahora, ya de grande, con mi pololo quisimos hacer un deporte juntos y me acordé de la esgrima”, cuenta González. Flores dice que nunca fue muy bueno para la actividad física, en el colegio quedaba fuera de los equipos y que en la universidad abandonó el ejercicio, pero que en el club ya quieren que participe en una de las ocho competencias amateur que hay en Santiago. “Caché que se podía, que no tenía que ser bueno ni atleta para participar”, afirma.

Ana Cahue, técnica del Máscara de Hierro y secretaria de la federación, cuenta que en el periodo post Juegos Olímpicos los interesados aumentan, que cuando Paris Inostroza compitió en los juegos de Beijing hubo un boom y que actualmente la practican unos 600 chilenos. Que la mensualidad de los clubes cuesta entre 20 y 25 mil pesos y que la indumentaria -guante, careta y una tenida de seguridad que evite ser atravesado por el arma, posibilidad remota pero posibilidad al fin- cuesta unos 300 mil pesos, pero que los clubes prestan todo al principio para que puedan ir comprando las cosas de a poco. ¿El calzado? Zapatillas planas.

“Explicarle a mi abuelita lo que hago es difícil, en especial cuando llego con moretones a la casa”, cuenta González sobre el deporte que se practica en asaltos, que son lo mismo que un round en el boxeo. Hay tres tipos de armas -florete, espada y sable-, con normas ligeramente distintas, pero que básicamente consisten en dar “toques” al oponente que es cuando se alcanza con el arma una parte de la chaqueta del otro lo que activa un sistema eléctrico.

“Lo básico te lo enseñan rápido y después de dos clases cualquiera puede subirse a la peana y hacer un asalto”, explica Flores.

Club Máscara de Hierro: llamar a Ana Cahue (99 4424831) o llegar directamente a la Federación Chilena de Esgrima los lunes y jueves a partir de las 5 pm (Tarapacá 739, Santiago).

Bádminton: el deporte de los niños

-Disculpe, ¿esto lo van a ver todos los entrenadores del mundo? Si es así, ¿me puede entrevistar? Quiero que ellos me inviten a entrenar para mejorar.

El que hace la solicitud se llama Paulo Gatica, tiene 11 años y está en sexto básico en el colegio Francisco de Miranda, en Peñalolén. Es uno de los participantes del programa EDI (Escuelas Deportivas Integrales), en el que Ricardo Muñoz enseña bádminton en ese establecimiento los lunes, miércoles y sábado. Se trata de un proyecto financiado por el Instituto Nacional del Deporte y único en la Región Metropolitana.

Paulo cuenta que también le gusta el parkour, pero que no tanto como el bádminton, y que aunque trató de ver la competencia en los Juegos Olímpicos, no pudo. “En la tele siempre estaban dando pesas”, se queja. Unos metros más allá está Rebeca Castex (12, séptimo básico), la única mujer de su curso que participa de la clase y se prepara para competir en el Torneo Nacional Junior de Temuco. “Es muy entretenido”. ¿Por qué? “Es difícil de explicar”, responde con timidez.

El deporte se juega a tres sets de 21 puntos. Raimundo Lizama, presidente de la Federación Chilena de Bádminton, cuenta que actualmente tienen 1.500 niños federados y 200 adultos y que la actividad se está desarrollando más en regiones, sobre todo La Araucanía, Antofagasta y Magallanes.

Otro de los niños que entrena en el Francisco de Miranda es Amaru Parra Catrilao –pidió presentarse así, con su nombre completo-. Aunque practica otros deportes, dice que éste es el que más le gusta. “Porque siento que soy más bueno que para el fútbol, para correr o para el básquetbol. Encontré mi deporte”, aclara. “Mi sueño es llegar a ser profesional, quiero ser campeón nacional”, agrega el niño de 11 años que sigue los partidos de Viktor Axelsen, jugador danés que ganó el bronce en Río, en YouTube.

Su profesor, Ricardo Muñoz, proviene del Club Encina, uno de los cinco sitios donde se practica bádminton en Santiago. Junto a su padre y también entrenador de la disciplina, José Muñoz, cuentan que los clubes no cobran por integrarse a la actividad, pero que hay que pagar el arriendo de los gimnasios en los que juegan, alrededor de 15 mil pesos mensuales por persona. El resto de los implementos son baratos: un par de raquetas cuestan 10 mil pesos, una red cinco mil y las plumas (las pelotas del bádminton) 500 pesos.

José Muñoz agrega que tratan de realizar actividades en todas las comunas que les presten un espacio. La próxima es hoy en el polideportivo Sergio Livingstone Pohlhammer (Altiplano 1830, Peñalolén), donde entre las 19 y 22 horas harán una clínica gratuita de bádminton abierta (en la versión impresa aparece para mañana, pero en el club cambiaron la fecha).

El Club Encina se puede contactar en el grupo de  Facebook: Bádminton Encina o al número +56 992244004.

Pelota vasca: una tradición

Tarde de martes en el Estadio Español, los meteorólogos prometieron un Santiago primaveral, pero se equivocaron y hace mucho frío. Todos se quieren ir, pero Fernando Celaya, Manuel Domínguez y Esteban Romero, los tres preseleccionados chilenos para la Copa del Mundo de pelota vasca entrenan con el técnico Sebastián De Orte en una de las canchas del Estadio Español, en Las Condes.

Celaya (25, arquitecto) partió a los seis años y cuenta que como la mayoría de los pelotaris, los jugadores de este deporte, empezó por influencia familiar. “Generalmente se hace como una herencia que viene del papá o de los abuelos acá en el estadio”, dice Celaya, quien compite desde los 10 años y a los 15 ya iba a mundiales. Hoy entrena cinco veces a la semana. “Uno sacrifica hartas cosas”, dice.

Celaya debe andar explicando de qué se trata su deporte. “Les digo que es como el tenis, pero jugando contra una muralla. Ahí se confunden: piensan que juegas contra la muralla y no un contrincante. Generalmente termino mostrando fotos y videos en YouTube”, explica el seleccionado quien gracias a la pelota vasca ha ido a Argentina, Francia, México y Perú.

El deporte se juega a tres sets de 11 o 15 puntos, dependiendo de la especialidad, las que se definen por el tipo de cancha. Estas se dividen en trinquete (con murallas por todos lados) y abiertas (con tres murallas). Además, hay distintas dimensiones: de 30, 36 y 50 metros. Los pelotaris también tienen divisiones de herramienta: juegan con la mano, en modalidad paleta-goma y con cesta punta, una especie de canasto que se usa sólo en canchas de 50 metros.

Baldomero Sáez, presidente de la sección de pelota vasca del Estadio Español, cuenta que en Chile hay unos 200 jugadores activos que practican en las ocho canchas que hay en Santiago, Viña del Mar y Concepción, todas ligadas a clubes de la colonia española o francesa, donde los montos de suscripción son bastante altos, además de requisitos de descendencia en algunos sitios. Algo que dificulta la masificación del deporte, aunque ahora hay un proyecto de cancha pública en Peñalolén. “Hoy todos los lugares son privados, eso hace que sea bastante difícil para el público general practicar. Por eso este proyecto es importante”, dice Sáez.

Sebastián De Orte, el entrenador de la selección, explica que la Copa del Mundo será entre el 19 y 27 de noviembre en el Estadio Español y el Centro Vasco, en Santiago, y esperan clasificar entre los seis primeros para el Mundial de Barcelona, en 2018.

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