Sólo un 5% de los municipios tiene equipos idóneos en educación
Diagnóstico de la Asociación Chilena de Municipalidades muestra que el 60% tiene equipos con sólo una o dos personas a cargo de la gestión de todas las escuelas.

Dos alumnos. Es la matrícula total de una escuela en la localidad de Chiapa, comuna de Huara, en la Primera Región. En el resto de la comuna también escasean los escolares: sólo hay 425 en los 13 establecimientos de una zona de más de diez mil kilómetros cuadrados. En Puente Alto, en cambio, hay 95 mil alumnos y la matrícula municipal creció cerca de 11% en los últimos siete años. Son dos de las múltiples caras de un sistema, que hace 27 años traspasó la gestión de la educación pública a los municipios y que ahora pretende revertirse con un proyecto de ley que ingresó esta semana al Congreso.
Entre 2000 y 2008 la matrícula básica de la educación municipal cayó en 18%. "En zonas de expansión poblacional la cobertura crece en el sistema particular subvencionado y el municipal cae", dice Juan Pablo Valenzuela, del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile. Pero los resultados académicos no van de la mano. Los puntajes del Simce en cuarto básico no muestran avances entre 1999 y 2007 para ningún sector, y si se controla por nivel socioeconómico, el sistema público, incluso, se desempeña un poco mejor que el subvencionado.
A ello se agrega la migración de las familias hacia comunas donde los particulares tienen amplias facultades para abrir colegios, no así los municipales, que no pueden endeudarse y enfrentan trabas para contratar personal técnico por las plantas fijas de personal y el estatuto docente.
DEPENDE DE LOS RECURSOS
En Huara, la alcaldía destina un 25% de sus ingresos a educación, lo que equivale a un cuarto del presupuesto total en esta área: $ 660 millones al año. En Santiago, el presupuesto de Educación es de $ 27 mil millones y la municipalidad coloca un tercio. Todo ello para atender a 85 mil alumnos. Mientras la primera logró en la última PSU sólo 395 puntos promedio, Santiago posee los liceos públicos de mejores resultados.
De las 344 comunas que tienen colegios a su cargo, 336 colocan dinero de sus bolsillos: en promedio, el 13% del presupuesto educativo. Los recursos invertidos son, en la mayoría de los casos, acordes con la calidad de la educación ofrecida, lo que ha generado comunas clase A y B, según su capacidad de gestión.
Como los recursos están condicionados a la matrícula, las comunas más grandes tienen también más posibilidades de gestión. Según datos de la Asociación Chilena de Municipalidades, sólo un 5% de los municipios cuenta con equipos completos en Educación y el 70% tiene equipos con 1 ó 2 personas a cargo. En Puente Alto, por ejemplo, hay 17 profesionales de diversas áreas para administrar los 27 establecimientos. Al otro extremo, 33 comunas tienen un encargado educacional que, a la vez, mantiene responsabilidades en otras áreas del municipio, como es el caso de Ollagüe o Torres del Paine, que tienen menos de 35 alumnos matriculados.
Pero no es el único problema. Aunque los municipios tienen a su cargo la administración, el ministerio se quedó con la gestión pedagógica, lo que muchas veces diluye responsabilidades. Sucedió, por ejemplo, en algunas escuelas de Puente Alto. En 2005, la corporación municipal implementó un sistema de lecto-escritura basado en el silabario Matte. Antes del programa, sólo el 40% de los alumnos terminaba primer año básico sabiendo leer, ahora, lo logra el 85%. Pero los buenos resultados no fueron suficientes para convencer al Mineduc, que reclamó por el uso de esa herramienta que se alejaba del currículo establecido por el gobierno central.
EL INBA Y LA "PENÍNSULA" DE SANTIAGO
Territorialmente, el Internado Nacional Barros Arana se ubica en la comuna de Quinta Normal, pero es administrado por la Municipalidad de Santiago. Esto, porque cuando se produjo el traslado de los liceos en la década de los 80, el entonces alcalde de Quinta Normal prefirió desligarse. En ese tiempo tenía más de 600 alumnos y cerca de 40 mil metros cuadrados construidos, no cualquiera podía hacerse cargo. "Eso demuestra que hay comunas de clase A, B y C", dice Myriam Zemelman, directora del Instituto de Investigaciones en Educación de la U. Arturo Prat.
En 1993, la situación se resolvió curiosamente: el plano regulador de Santiago asumió el paño de siete hectáreas que alberga al internado, conformándose una verdadera península santiaguina en Quinta Normal. "La comunidad escolar presionó para que se concretara", cuenta el rector, Juan Manuel Yáñez. Y claro, tenían santos en la corte: el Presidente Patricio Aylwin y varios de sus ministros eran egresados del INBA. Hoy, la comuna asume parte de los millonarios gastos del internado y sus más de 1.800 estudiantes. Sólo en becas para los 201 internos de regiones desembolsa cerca de $ 18 millones al mes.
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