Superar estancamiento de la productividad es el gran desafío de próxima década
La productividad total de los factores de producción (PTF), que mide la eficiencia con que trabaja la economía, inició un curso descendente hacia fines de los 90, según cálculos oficiales. Si no se incrementa, no se hace más que posponer el acceso del país al desarrollo.

En su primer mensaje presidencial, el 21 de mayo de 2000, Ricardo Lagos propuso trabajar para que Chile fuese un país desarrollado en 2010. No se logró: para que los chilenos tuviesen en promedio un ingreso similar al de Portugal, el PIB per cápita necesitaría triplicarse de aquí al próximo año… es decir, crecer lo mismo que en los últimos 16 años. Más recientemente -en la segunda mitad de 2007- el ministro Andrés Velasco trasladó, para 2020 dicho objetivo.
Sin embargo, pese a que aún faltan 11 años para tal plazo, los expertos ya advierten que también corre el riesgo de no cumplirse. Y en el centro de la explicación de esa imposibilidad de alcanzar el desarrollo está la grave caída que ha experimentado en la última década la eficiencia con que trabaja la economía nacional. La productividad total de los factores de producción (PTF), que mide esa eficiencia, inició un curso descendente hacia fines de los 90' según los cálculos del propio Ministerio de Hacienda.
Su deterioro fue lo que alejó al país de las altas tasas de crecimiento económico que anotó durante los más de 10 años previos y que le valieron el título de "tigre": en los 12 años que pasaron entre 1986 y 1997, el PIB per cápita se duplicó en pesos constantes, con el producto total aumentando a un ritmo de 7,6% anual. En línea con ello, la PTF aumentó 30% entre 1986 y 1997, en cuyo año se desató la crisis financiera del sudeste asiático.
A partir de 1998, la productividad de Chile entró en un período volátil y descendente. Así, entre 1998 y 2007 la eficiencia de la economía no sólo se ha estancado, sino que presenta un nivel inferior al de 1997 (ver gráfico). Como consecuencia, la expansión del PIB se volvió exigua (ver gráfico): entre 1998 y 2009 la tasa promedio anual será del orden de 3,3%, mientras que el PIB per cápita habrá aumentado sólo 26%.
De este modo, entonces, pasada la urgencia de la crisis financiera y económica actual, el gran desafío de la nueva década es volver a propiciar el incremento de la productividad, ya que de lo contrario, no se hace más que posponer el acceso del país al desarrollo. De hecho, el presidente del Consejo de Innovación, Eduardo Bitrán, advierte que el logro de aquel umbral está en peligro de dilatarse hasta 2030.
REGULACIONES Y CAPACIDADES
No hay un consenso sobre las razones detrás de la caída de la productividad, pero todas aquellas que se esgrimen tienen una naturaleza estructural y se hallan en planos tan disímiles como el tributario y los rendimientos decrecientes de la industria minera. "Más que una tarea pendiente, la productividad es una tarea reprobada, luego de que la PTF haya caído sistemáticamente en los últimos 15 años", acusa Angel Cabrera, socio de la consultora Forecast.
A su juicio, las reformas económicas de los años 70 y 80 "empezaron a sufrir de obsolecencia y sus efectos cada vez son menores, especialmente debido a que a partir de los 90 distintas políticas han hecho al mercado laboral cada vez más rígido e ineficiente; se ha aumentado la carga impositiva -y esto por parte de un Estado ineficiente y despilfarrador-, mientras que en el ámbito regulatorio, algunas políticas discrecionales y, en algunos casos, arbitrarias, han llevado a postergar o reducir inversiones en el campo medioambiental y tarifas de servicios públicas".
Pero la flexibilidad en los mercados "no sirve de nada si no sabemos qué producir. Que alguien explique cómo la flexibilidad microeconómica genera nuevas ideas, que es el problema de fondo", rebate Patricio Meller, académico del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile. Meller cree que mejorar la PTF pasa por el diagnóstico de lo que sucede con la fuerza laboral. "Ahí hay más problemas que virtudes", dice, "tanto en los colegios como en las universidades a los muchachos no se les está inculcando la capacidad de inventar". El académico ha examinado la base sobre la que una gama de naciones ha conseguido mejoras de competitividad y resalta que un común denominador en Corea, Finlandia, Singapur e Inglaterra, ha sido la "importación de profesores" que enseñen a enseñar.
Gabriel di Bella, un economista del FMI que acaba de publicar un paper -junto a Martín Cerisola- titulado "Crecimiento de la productividad de la inversión: Chile en una perspectiva global", donde analiza su desaceleración, encuentra que no hay evidencias de que se esté dando en el país un proceso importante de transición de la fuerza laboral hacia el uso de tecnologías más eficientes. Tales signos podrían provenir de una gran dispersión salarial relevante, pero ausente en Chile, entre personal técnico vis-à-vis aquel sin calificaciones.
Di Bella sí cree que algunas rigideces regulatorias, "que limitaron la capacidad de la economía de absorber los shocks externos de 1998 y 2001, están vinculados a la fase inicial de desaceleración de la productividad".
IGUAL PARA OTROS EXPORTADORES
"A partir de 2004, una combinación de factores probablemente agravaron el problema, incluyendo la ralentización de la actividad", escribe Di Bella en su estudio. Junto a Cerisola creen que la minería en el país ha entrado en un período de declive, tal como sugieren otro países exportadores de commodities, como Australia, Canadá y Noruega (ver gráficos). Es posible sugerir, dicen, que el alza de términos de intercambio que todos estos países han gozado en los últimos seis años, haya estimulado la inversión y explotación de recursos cuyos costos marginales eventualmente superan los niveles tradicionales, redundando todo en caídas de producción y productividad.
De ahí la importancia de la diversificación de la canasta productiva y exportadora que desde todos los frentes se impulsa para elevar el rendimiento de la economía, ecuación en la que se inserta el salto en capital humano que reclama Meller.
El desafío es que "una transformación del capital humano requiere una transición larga, un período corto implica 15 a 20 años", dice a propósito de la experiencia internacional.
El ex ministro de Hacienda, Hernán Büchi, un entusiasta corredor, ha hecho famosa una tabla según la cual el camino al desarrollo es efectivamente maratónica: cuatro economías que saltaron al desarrollo en la última generación -Japón, Corea, Hong Kong y Singapur- demoraron en hacerlo más de tres décadas, con tasas de crecimiento del ingreso per cápita sobre el 6% anual (ver tabla).
Un país que no pudo seguir ese ritmo, España, al mantenerlo durante sólo 14 años -lapso similar que lo pudo sostener Chile, entre 1983 y 1998- se demoró bastante más, casi medio siglo, en alcanzar el desarrollo.
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