Señor director:

La discusión sobre la calidad de la educación pública en Chile es tema recurrente. Muchos insistimos en una deficiencia del sistema en cuanto a quienes están enseñando, en una legislación irregular y poco convincente, y en un escaso presupuesto.

Sin embargo, quisiera manifestar mi indignación respecto de un agente que incide con creces en la educación de los alumnos y que no recibe cuestionamientos drásticos: los textos escolares del catálogo 2010, revisados y aprobados por el Ministerio de Educación, presentan errores que no permiten un buen aprendizaje.

Me parece vergonzoso encontrar en los textos de matemáticas fórmulas erróneas, ejercicios imposibles de ser resueltos, o faltas de ortografía y redacción en los textos de lenguaje. La labor del ministerio es velar por una educación pública de calidad, al menos en la medida de sus posibilidades. Es su deber revisar con estricto rigor los contenidos que se les enseñan a los estudiantes. Dichos textos están para aclarar dudas y fomentar el interés, no para confundir y hacer aún más ardua la tarea de mejorar la educación en Chile.

Dominga Ortúzar Bullemore