Traduciendo voces: publican cuentos populares mexicanos
El escritor Fabio Morábito se dio la tarea de recopilar y reescribir 125 relatos orales.

Eran cinco arrieros. Los trabajadores cansados decidieron sentarse abajo de un árbol. Estiraron los pies. De pronto uno intentó levantarse. No pudo. “¿Qué vamos a hacer? No sabemos cuáles son nuestros pies”, dijo, mientras un hombre pasaba frente a ellos.
Les preguntó qué les ocurría. Los arrieros contaron su drama. El les picó a todos con una aguja los pies. Así se fueron levantando de a uno.
Este resumen del breve cuento que se llama Los arrieros de lagos es parte del libro Cuentos populares mexicanos, que acaba de llegar a librerías por editorial Fondo de Cultura Económica. El proyecto se materializó en conjunto con el sello Siruela. Es un trabajo monumental realizado por el escritor mexicano Fabio Morábito. Sobre todo, tomando en cuenta que los 125 relatos que completan el volumen son parte de la tradición oral de México: de Baja California a Nuevo México, de Veracruz a Querétaro.
“La mayor parte del trabajo consistió en la lectura para seleccionar los mejores cuentos para la antología. Debí de haber leído alrededor de 1.200 o 1.300 cuentos orales, la mitad de ellos narrados en español y los otros en más de veinte lenguas indígenas”, señala Morábito, quien tiene un trayecto particular de vida. Nació en Alejandría, en 1955, luego vivió con sus padres en Italia, y a los 15 años se radicó definitivamente en México.
No por nada uno de sus libros más elogiados es el volumen de ensayos reunidos en El idioma materno, título editado en Chile por el sello Hueders. En este título, los desafíos de nacer y criarse en otras lenguas están presentes.
“Los cuentos representan pues unos verdaderos instructivos de vida, esa vida cuyos mecanismos inmutables describen los mitos”, anota en la introducción de Cuentos populares mexicanos, Morábito, quien recopila y reescribe como un investigador de la literatura más original. El título está ilustrado por ocho artistas mexicanos como Israel Barrón, Juan Palomino y Santiago Solís con sugerentes imágenes oníricas.
“Luego de la selección vino el trabajo propiamente literario, o sea la rehechura o reescritura de esos cuentos, gran parte de los cuales estaban transcritos al estilo antropológico, es decir con estricto apego a las grabaciones con las que fueron recogidos en su momento, casi palabra por palabra, lo cual los hacía prácticamente ilegibles. A pesar de eso procuré ser lo más fiel posible a cada cuento”, dice el autor de libros como La vida ordenada y Grieta de fatiga.
Cruzando fronteras
Los títulos de los relatos de Cuentos populares mexicanos, dan pistas de sus temas. Por ejemplo: Los dos coyotes, El diluvio Totonaco, La llorona, Cristo es el mejor herrero, La danza de las doce princesas y El piadoso anacoreta.
“Hay elementos específicamente regionales, pero dudo de que podamos hablar de un estilo propiamente mexicano en estos cuentos, y aun menos veracruzano, yucateco o jaliciense”, comenta Morábito. “No olvidemos de que un estilo, cuando pasa por los diferentes filtros por los que pasaron esos cuentos, se diluye o se anula por completo cuando plasmamos por escrito una narración oral”, agrega.
El grueso volumen ha tenido varias presentaciones tanto en estados de México como en otros países de Latinoamérica. En ferias de libros y encuentros literarios. Ahora también ha sido distribuido en España.
“¿Y son para niños estos cuentos? Porque en ellos hay crueldad, hay sexo y algún cuento que, al menos al niño de hoy, tan protegido, le resultará incomprensible. Morábito desconfía de la división entre cuentos para niños y para adultos”, apuntó el comentario del suplemento hispano El Cultural.
Cabe entonces preguntarse sobre el valor del trabajo recogido. ¿Qué aspectos de las narraciones recopiladas enriquecieron su visión de la literatura mexicana?
Morábito, responde: “Es difícil catalogar esos cuentos como pertenecientes a una literatura concreta. Fueron narrados en México, y guardan naturalmente muchos elementos de su procedencia mexicana (alimentos regionales, la flora y la fauna del país, ciertos dichos, climas, etc.), pero no olvidemos que los cuentos orales son como las plantas, migran de un país a otro, de un continente a otro, conservando su hechura esencial, y por eso es más provechoso considerarlos más como una literatura sui generis, a escala mundial, que como literaturas nacionales”.
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