Columna de Camilo Feres: Matthei bajo asedio

La renuncia de Carolina Tohá al gobierno para lanzarse a la carrera presidencial, seguida de la decisión de Michelle Bachelet de no competir en dicha elección, ayudaron a consolidar un escenario de selección competitiva de la candidatura del oficialismo. Así las cosas, a los nombres que ya habían manifestado su interés, se suma ahora el de una competidora de fuste y que parte con un endoso fuerte de la hasta hoy principal figura de la centroizquierda: el Presidente Gabriel Boric.
Y aunque aún resta mucho “pasilleo” para que los partidos que conforman las alianzas de gobierno definan sus posiciones, candidatos y estrategias electorales; al menos la idea de una candidatura por aclamación y un ordenamiento parlamentario por defecto, han quedado desechados. Hoy, el escenario de base para la alianza de coaliciones de gobierno es el de una primaria presidencial de varios candidatos.
Los primeros en tomar nota de esto, sin embargo, no han sido los partidos de gobierno. La atomización inicial de la carrera presidencial oficialista ha sido más performativa de la disputa en la oposición, donde la candidata hasta hoy mejor posicionada era probablemente la más interesada en la bacheletización de la centroizquierda, que asomaba, en ausencia de un mínimo afecto societal en las derechas, como el principal argumento de Matthei para bramar por un esfuerzo unitario opositor.
Ahora la contienda en la derecha toma tintes dramáticos -además de germánicos-. Es muy probable que con el correr de los días y las encuestas, la idea de una derecha en tres tercios termine consolidando el escenario de disputa total por la hegemonía del sector y que la hasta ahora solidez de Matthei para mantenerse como la mejor aspectada, comience a ser desafiada desde su derecha semana a semana, con la acostumbrada beligerancia con la que definen sus diferencias en el sector (baste recordar las sangrientas bajadas de Piñera, Golborne y Longueira en el pasado).
Y es que la ventaja de Matthei, al ser aún el tercio más sólido de esas derechas, enfrenta el desafío del tiempo. Por lo pronto, es una fortaleza que solo puede cobrarse en caso de una definición a tres bandas en la que consolide esa ventaja (una sola primaria o todos a primera vuelta). Sólo después de eso, su posición relativa en el mapa -más centrada que sus contendores- se convierte en un activo de segunda vuelta.
Pero ese factor tiempo en estas circunstancias se puede volver eterno. Matthei querría estar ya enfrentando al gobierno y/o al candidato oficial, pero la realidad le ha opuesto a varios adversarios al frente y a dos enemigos a su lado.
Con esto en vista, Kaiser coquetea con la idea de llegar a primera vuelta, sigue creciendo en los bordes que se desprenden de Kast y se da el lujo de reclutar algunos cuadros desmembrados del partido de Matthei (como el recién renunciado diputado Labbé). Y en Republicanos su presidente, Arturo Squella, amenaza con construir un acuerdo entre las dos K (Kaiser y Kast) asumiendo que, sumadas, ambas opciones podrían sobrepasar a Matthei… Una taza de leche la negociación electoral en la oposición.
Por Camilo Feres, director de Asuntos Políticos y Sociales de Azerta
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