Delincuencia y economía son las principales preocupaciones de los chilenos en el último año. De acuerdo a datos de la sexta versión del Termómetro de Salud Mental en Chile, elaborado por la ACHS y el Centro de Encuestas y Estudios longitudinales de la UC durante noviembre de 2022, la causa que más estresa a las personas es ser víctima de la delincuencia (67%) y la segunda causa es la preocupación por las proyecciones económicas (54,4%). Las cifras de la última Encuesta Nacional de Opinión Pública del CEP lo confirman.
Mientras la delincuencia lidera la lista de los tres principales problemas que preocupan a los chilenos con un 60%, la constitución sólo acapara un 3% de las respuestas; y un 63% califica la actual situación económica del país como “Mala o Muy Mala”.

Lamentablemente no se avizora una mejora en estos indicadores en el corto plazo, todo lo contrario: las perspectivas económicas de 2023 nos hablan de un complejo escenario con una recesión en torno a 1,5% y la delincuencia pareciera crecer sin coto. En 2022 los delitos de mayor connotación social aumentaron un 45,3% y los homicidios un 43% respecto a 2021, de acuerdo a la información proporcionada por Carabineros de Chile en su Balance Anual Labor Policial Año 2022.

Si estos son los temas que preocupan a las familias cabe preguntarse si existe un vínculo entre delincuencia y economía. La respuesta es afirmativa. Dicha relación ha sido estudiada desde hace décadas. En un primer enfoque, se ha intentado establecer cómo el entorno socioeconómico que enfrentan las personas afecta la probabilidad de cometer un delito. Por ejemplo, se ha reportado que en períodos de mayor desempleo se observa una mayor cantidad de delitos en Estados Unidos (Raphael y Winter-Ebmer; 2001 y Ming-Jen Lin; 2008). El desempleo podría inducir a algunas personas a delinquir para obtener ingresos y satisfacer sus necesidades.

Sin embargo, la relación entre delincuencia y economía no es unívoca. Si bien la situación socioeconómica puede afectar la cantidad de delitos, el nivel de delitos puede afectar también a la actividad económica por cuanto desincentivaría la inversión y el consumo. Esta última relación ha sido analizada en un trabajo reciente que intenta cuantificar los efectos de la delincuencia en el crecimiento económico mediante un modelo de equilibrio general, con una aplicación empírica para Centroamérica (Plotnikov, 2020). Una de las conclusiones principales del estudio indica que una disminución del 5% en las cifras de crimen conduce a un aumento de un 1% en el PIB per cápita. La extrapolación no es directa, pero de cumplirse dicha relación para Chile estaríamos hablando de USD 3 mil millones (cerca de un tercio de la recaudación de la reforma tributaria presentada por el gobierno), que podrían ser de mucha utilidad para cumplir las demandas sociales.

Las cifras antes descritas nos dan ciertas luces sobre los costos económicos de la delincuencia. Los delitos de alta connotación social han aumentado de manera irrefutable en el último año. Estos afectan la integridad de las personas y sus oportunidades de desarrollo y prosperidad económica. Las acciones y omisiones de la autoridad en estas materias no son inocuas. Indultar a personas con condenas ejecutoriadas por tribunales competentes no contribuye a resolver las principales preocupaciones de las personas como delincuencia y economía. Al respecto, las noticias de los últimos días indican que otro crimen quedará sin resolver y sin castigo…

* El autor es profesor titular y director del Instituto de Economía UC.