Covid-19 y el valor de la salud conectada



Tres minutos tarda registrar cada diagnóstico positivo de Covid-19 desde los laboratorios. La información debe ser enviada a la autoridad central, donde otros llevan a cabo el mismo ejercicio. Multipliquemos la tarea por los 350 mil contagiados que tiene Chile y nos daremos cuenta del impacto que ha tenido para el país carecer de un sistema de salud conectado.

Un sistema donde los distintos niveles compartan información de manera fluida bajo estándares internacionales, con beneficios para la trazabilidad de casos, la detección temprana de condiciones de riesgo y la transparencia pública. Pese a esfuerzos y avances, seguimos estancados en esta brecha.

Un proyecto impulsado Cens, y que se implementa en centros de salud familiar del Servicio de Salud Metropolitano Sur-Oriente, busca aportar a este proceso, integrando datos de distintas fuentes para apoyar la toma de decisiones con información en tiempo real. Todo un ejemplo del valor de la salud conectada.

La interoperabilidad del sistema sanitario (su capacidad de intercambiar información) posiblemente sea uno de los con mayor impacto en la calidad de vida de los ciudadanos: mejorando la eficiencia en los tiempos, permitiendo ahorrar recursos y logrando un mayor empoderamiento del paciente.

La pandemia evidenció cuán fundamentales es la disposición de datos en tiempo real para generar estrategias efectivas. Con un sistema más integrado podríamos haber consolidado mejor los datos, a mayor velocidad y empoderando a los tomadores de decisiones, con menos confusión y errores, y mayor transparencia.

Contar con información ágil es clave en esta emergencia histórica. Por el contrario, en Chile tenemos un sistema centralizado y limitado en su capacidad de intercambiar datos, sin consenso en su terminología y estándares También estamos al debe en la formación del capital humano avanzado.

El país dispone de infraestructura informática de nivel para ver en esta crisis una oportunidad. Después de este terremoto sanitario, el Estado se encontrará en la disyuntiva de priorizar recursos, y corremos el riesgo de seguir retrasando la evolución hacia un modelo integrado.

No obstante, las necesidades serán apremiantes en un escenario post pandemia, y contar con un sistema conectado cobrara aun más preponderancia. El Estado, la industria, organismos como HL7-Chile y Cens, actores de la sociedad civil y la academia, debemos seguir colaborando para establecer los pilares de esta urgente transformación.

* Subdirector de Interoperabilidad del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (Cens) y académico de la U. de Valparaíso

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