Educación técnico profesional y la pandemia

educación técnica


Por Andrea garrido, directora ejecutiva Fundación Chile Dual

El Covid-19 no solo ha generado una enorme crisis sanitaria, sino que también una crisis económica y social que ha afectado a todo el país y nos ha obligado a adaptarnos en nuestro diario vivir, con impactos significativos sobre muchas actividades.

Una de ellas es la educación, en especial, la modalidad técnico profesional, ya que esta, por definición, compatibiliza lo aprendido en la sala de clases con la práctica presencial en las empresas, lo que significa que está íntimamente ligada al sector productivo, que hoy tiene importantes restricciones para su funcionamiento.

Desde nuestro actuar hemos visto cómo una estructura que parecía inmutable y sagrada, y que desde nuestra modesta pero potentísima área, la formación dual, hemos luchado por diversificar, finalmente ha tenido que encontrar otras salidas. Equipos docentes, empresas, fundaciones y otros han aportado ideas, plataformas o tecnología para dar abasto a un gran número de estudiantes de toda índole que estaban a la deriva en su formación, y que ahora tienen espacios para poder estudiar. 

Celebramos las modificaciones que reducen la cantidad de horas prácticas de 360 a 180 para este año y el siguiente, que pueden además hacerse de manera online; es un acto concreto, aunque solo responde al carácter cuantitativo de la educación. Aplaudimos también el acuerdo entre la CPC y el Consejo Minero para facilitar la implementación de la modalidad online en las practicas profesionales, pero esto no puede quedarse en el papel.

Aún con toda esta serie de adaptaciones y parches, el sector técnico profesional está en una desventaja educativa al no contar con su eje que es poner en práctica los aprendizajes. Sin la opción de ir a los liceos, no quedan espacios para esta forma de aprendizaje. En el caso del dual, si las restricciones que se aplican permiten a trabajadores, pero impiden a estudiantes ir a las empresas, nuestros alumnos quedan desatendidos. 

Tenemos que tender puentes entre los sectores productivos y los espacios de formación con medidas concretas en este tiempo, para que los estudiantes realmente obtengan el conocimiento de lo que se les está enseñando y no vean frustrado el sueño de educarse y proyectar una mejor calidad de vida personal y familiar.

Esta crisis ha mostrado que hay distintas modalidades de educación, las cuales requieren de métodos diferentes que deben ser planificados si realmente queremos generar valor. Hoy la educación técnico profesional, al igual que muchas áreas se han tenido que adaptar a los embates de esta crisis, ante lo cual se abre una oportunidad de revisar cómo se ejecuta y hacer los cambios necesarios.

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