María Beatriz Fernández, Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile; M. Teresa Flórez e Iván Salinas, Departamento de Estudios Pedagógicos, Universidad de Chile; Patricia Guerrero, Universidad Católica de Chile; y Eduardo Santa Cruz, Universidad de Playa Ancha

El Ministerio de Educación anunció la aplicación de un Simce diagnóstico en 2020, a pesar de la emergencia sanitaria. Más de 30 académicos que participamos en la elaboración de propuestas en el ámbito de educación en la mesa social 3b Covid-19 señalamos que no era recomendable aplicar esta prueba de manera regular ni como diagnóstico.

En este momento, las escuelas requieren evaluaciones internas, realizadas por sus profesionales, que entreguen información contextualizada sobre qué están aprendiendo los estudiantes y cuáles son sus problemas en tiempo real. Un Simce diagnóstico, aunque no tenga consecuencias, no tiene utilidad para las escuelas, pues genera información tardía y estandarizada, impidiéndoles tomar decisiones rápidas y contextualizadas como requiere el escenario altamente cambiante como el actual.

Es necesario promover una evaluación diagnóstica interna generada a nivel local o de escuela que incorpore aspectos curriculares, socioemocionales y económicos, que entregue información relevante y significativa de la situación de cada estudiante en cada contexto, para definir acciones específicas y metas a evaluar desde el propio establecimiento.

Aun sin las categorizaciones de los establecimientos en base al Simce este año, su aplicación motiva una reorganización del trabajo y prioridades de las escuelas. Las energías de las escuelas podrían estar puestas en el bienestar y el aprendizaje de los estudiantes en una situación de emergencia y no en los contenidos a evaluar por una prueba externa. Junto con ello, un requerimiento mínimo para que los resultados pudieran considerarse técnicamente válidos y justos es garantizar que los y las estudiantes pudieran acceder a aquello que se evalúa en igualdad de condiciones, lo que evidentemente no es posible de asegurar en el contexto actual. Aplicar el Simce en estas condiciones carece de sentido.

El Simce ha sido largamente cuestionado, tanto por la investigación de los últimos diez años como por diversas organizaciones docentes y estudiantiles. Las críticas se centran en sus consecuencias negativas para el aprendizaje y la enseñanza, el agobio que genera en las comunidades escolares, la forma en que motiva prácticas de segregación y discriminación, y sus debilidades técnicas. No existe evidencia contundente acerca de sus aportes en la mejora de la calidad y equidad de la educación en los últimos 30 años. La aplicación de una evaluación cuyo sentido general para el sistema educacional no se sostiene, es más cuestionable en un contexto de emergencia. Las recomendaciones apuntan a la flexibilización curricular y al foco en aprendizajes centrales, y no al monitoreo de la cobertura. Insistir en el Simce es otro síntoma de la falta de empatía de las autoridades frente a las demandas de la ciudadanía, y parece obedecer más bien a la voluntad de mantener un modelo de educación sin resolver sus fracasos.

¿A quién le sirve la aplicación del Simce? Los docentes y las escuelas no podrán tomar decisiones pedagógicas en base a esa información, producirá agobio en docentes y estudiantes, y cuando lleguen los resultados la situación habrá cambiado . Si el Ministerio de Educación quiere tener un panorama nacional para tomar decisiones, puede realizar una prueba muestral sin aplicarla a todos los estudiantes. Por otro lado, podríamos utilizar los $18.400 millones que se invierten en estas evaluaciones en fortalecer condiciones de aprendizaje de los estudiantes en este contexto, a través de programas de alimentación digna, apoyo psicosocial a estudiantes y apoyo docente para responder a la educación remota de emergencia.

Sería más sensato que las autoridades acogieran las recomendaciones de suspender la aplicación del Simce. Esto permitiría disminuir la presión en las escuelas y promover el bienestar en esta emergencia.

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