El perro, el mejor amigo de ¿la mujer?




No existe un acuerdo sobre el origen de la amistad entre perros y humanos. Un estudio realizado por el Instituto de Zoología de Kunming, en el sur de China, señaló que los perros ya convivían con los humanos hace 33 mil años. Y es tan fuerte este vínculo, que ha sido representado en dibujos animados, series, libros y películas. Cómo olvidar, por ejemplo, la historia de Hachiko, un perro que todos los días esperaba a su dueño en la estación de trenes para regresar juntos a casa, pero un día el hombre muere y Hachi –como le llamaba– se queda en la estación a esperarlo para siempre.

Historias como esta han creado un imaginario respecto de la unión de estos animales con los humanos, incluso se han ganado el título de “el mejor amigo del hombre”. Sin embargo, un análisis transcultural publicado recientemente en la revista Journal of Ethnobiology, evidencia que la frase correcta para referirse al perro debería ser: el mejor amigo de la mujer. Esto porque existen varios factores que jugaron un papel en la domesticación de los lobos y la relación mutuamente beneficiosa entre los perros y los seres humanos. La caza, el frío y, sorprendentemente, también el género.

Jaime Chambers, estudiante de doctorado en antropología de la Universidad Estatal de Washington y autor principal del estudio cuenta en una entrevista para The Telegraph que “los humanos eran más propensos a considerar a los perros como un tipo de persona si los perros tenían una relación especial con las mujeres. Era más probable que se los incluyeran en la vida familiar, se los tratara como sujetos de afecto y, en general, la gente los apreciaba más”. Y agrega que “los hombres pueden haber querido perros para cazar o criar ganado, pero fueron las mujeres quienes les dieron nombres y los trataron con afecto como lo hacen los humanos hoy en día”.

Este descubrimiento ocurre porque, si bien los perros son el animal domesticado más antiguo y extendido, muy pocos estudios antropológicos se han centrado directamente en la relación humana con ellos. Esta vez los investigadores localizaron datos de más de 844 etnógrafos que escribieron sobre 144 sociedades tradicionales de todo el mundo con el objetivo de proporcionar una idea de cómo se desarrolló la relación perro-humano. Encontraron miles de menciones de perros y en muchas las mujeres eran las protagonistas. “En los primeros asentamientos humanos donde los perros se asociaban con mujeres, se les daban nombres, se les permitía dormir en el interior con personas y lloraban cuando morían”, cuentan en el informe.

Dicen también que este vínculo permitió que los perros fueran entrenados más fácilmente y, por lo tanto, su utilidad para los humanos también aumentó a medida que se usaban más para la caza. Por el contrario, cuando aumentó la producción de alimentos, debido a los avances en el cultivo y en la cría de ganado, la utilidad de los perros disminuyó. En conclusión, Chambers plantea que: “descubrimos que las relaciones de los perros con las mujeres podrían haber tenido un mayor impacto en el vínculo perro-humano que las relaciones con los hombres”.

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