¿Se están recuperando los puestos de trabajo que perdieron las mujeres en pandemia?

Según datos del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, apenas un 45% de las mujeres que dejaron sus empleos por la crisis sanitaria han vuelto al mundo laboral. Una cifra que da cuenta de un proceso lento, marcado por el protagonismo de las trabajadoras independientes y que tiene como desafío generar nuevos incentivos en la contratación.




A principios de 2020, Bárbara Rojas (30) estaba de luna de miel. Recién casada con Nicolás, ambos se fueron de viaje al sudeste asiático y ahí comenzaban, con esperanza, lo que sería una nueva etapa. Sin embargo, la llegada de la pandemia supuso un cambio radical que ninguno de los dos esperaba. Al igual que los 2 millones 400 mil chilenos y chilenas que perdieron su empleo, Bárbara fue despedida del jardín infantil donde trabajaba como educadora de párvulos. “En abril, me echaron y fue súper duro porque me quedé con los brazos cruzados. A mí me encantaba lo que hacía, además me llevaba bien con mi jefa y mis compañeras. Fue un luto en mi vida, partiendo porque nunca me habían despedido y la única vez que me había cambiado de trabajo fue por una pega mejor en términos de lucas”, cuenta y agrega: “Me afectó harto, estuve varios días bajoneada, sobre todo porque había una incertidumbre mundial y no sabía dónde iba a poder trabajar”

Esa sensación se mantuvo durante semanas, pero la situación empeoró cuando a Nicolás también lo echaron del trabajo. Ahí, entre los dos, comenzaron a pensar qué podrían hacer y se les ocurrió emprender su propio negocio. Así, en diciembre, abrieron la tienda de manicure Hechas a Mano (@hechasamano.cl) que les permitió reinventarse. Sin embargo, Bárbara no solo se volvió a emplear de forma independiente, sino también de manera asalariada. “Me llamaron de un colegio en Las Condes para hacer un reemplazo por todo el año, con contrato definido. Volví con todo y feliz de estar en un lugar más estable, sabiendo también que puedo compatibilizarlo con mi emprendimiento. Ha sido distinto porque los colegios en general no funcionaban como antes. En realidad, el rubro está difícil. Muchos jardines quebraron y yo llegué a esta pega por una amiga, porque tampoco logré encontrar algo fijo en mi carrera”, cuenta.

Ese diagnóstico que hace Bárbara respecto al escenario laboral no solo aplica al área de la educación. La crisis sanitara, en general, ha impactado a gran parte de los rubros del país y ha mermado los avances asociados a la inserción de la mujer en el mundo del trabajo remunerado. Así, a nivel de participación laboral, se estima que hemos retrocedido 10 años desde que comenzó la pandemia y, hasta la fecha, no se ha logrado revertir esta tendencia. Según la última Encuesta Empleo-Covid19, publicada la semana pasada por el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales; del millón 100 mil empleos femeninos perdidos durante la pandemia, hasta el momento solo se han recuperado 507 mil, que equivalen a un 45%. Es decir, se ha restablecido menos de la mitad. “Lo que han mostrado los datos es que efectivamente el empleo femenino tocó fondo a mediados del año pasado, donde tuvimos bajas tasas de participación laboral, menores al 40%. Desde entonces, se empezó a activar el mercado y empezó una recuperación muy lenta, con un aumento de 3 o 4 puntos en participación de mujeres. Entonces ha pasado un año donde no hemos tenido grandes avances”, analiza Bárbara Flores, investigadora postdoctoral del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES); del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC); y académica del Departamento de Economía de la Universidad de Chile.

“El empleo femenino refleja la situación preocupante de la recuperación del empleo, en el sentido que han pasado 15 meses desde que partió la crisis y todavía seguimos con casi 600 mil empleos femeninos menos de los que teníamos antes de la pandemia. Es un momento serio y me da la impresión que no se ha tomado plena consciencia. Si bien entendemos que hay una crisis, el empleo femenino no ha estado al centro de la discusión”, afirma el economista David Bravo, director del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales.

Así, las mujeres se han transformado en el segmento más rezagado dentro de la recuperación del empleo. A esa conclusión llegó el presidente del Banco Central, Mario Marcel, en su exposición del Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio, ante el Senado. “La salida abrupta, prolongada y traumática de cientos de miles de mujeres del mercado del trabajo en 2020 tiene efectos económicos, sociales y culturales que pueden extenderse mucho más allá del ciclo normal, y convertirse en un cuello de botella para una recuperación robusta, sostenida y equitativa de la economía”, indicó.

Pero, ¿por qué no están retomando esos trabajos perdidos? Según el presidente del Banco Central, el shock generado por el Covid-19 incidió con fuerza en sectores que, con frecuencia, empleaban a mujeres. Lo mismo manifiesta la economista y directora de estudios de Comunidad Mujer, Paula Poblete. “Las ramas que se vieron más afectadas son las que involucran el contacto social y ahí existe, en general, una contratación intensiva de mujeres. Son los sectores relativos al alojamiento, comida, turismo, comercio. En esas áreas se perdieron muchos puestos y la recuperación ha sido lenta”.

Además, Poblete explica que el retorno al mundo laboral también se ha dificultado por el cierre de los establecimientos educacionales, una situación que ha impedido delegar en esas instituciones la labor de cuidados de niños, niñas y adolescentes. De hecho, el boletín estadístico Género y empleo: impacto de la crisis económica por el Covid-19, publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas en marzo, así lo demuestra. En el estudio, se registró un alza de 593% -en los últimos 12 meses- en la cifra de mujeres que no buscaron trabajo remunerado por razones de cuidado y quehaceres domésticos. “Todo este escenario -tanto en términos de cuidado como del sector de empleo- ha hecho que muchas se hayan tenido que alejar del mercado”, indica Bárbara Flores.

Por eso, quienes han podido retomar sus trabajados han sido mayoritariamente las trabajadoras independientes. Según la Encuesta Empleo-Covid19, en total -sin separarlos por sexo-, se han recuperado 610 mil de estos puestos (versus los 436 mil asalariados). “En general, ocurre que el trabajo independiente es más flexible en términos de horario, entonces te permite conciliar el tiempo laboral con la familia. Pero que las mujeres estén optando por este tipo de empleo habla de una precarización porque, en ocasiones, se pierde la formalidad y también la protección social. Ha sido la forma de mantener los ingresos, en hogares monoparentales, donde la mujer es jefa de hogar y donde los subsidios tampoco han llegado a tiempo”, explica Bárbara Flores.

En contraste, las asalariadas están en una posición más compleja, pues las empresas, en este contexto de crisis, están con una limitada capacidad para contratar a nuevos empleados. “La situación sanitaria aún no está controlada y eso impacta en la demanda de trabajo y en las centenares de miles de empresas que, cuando toman una decisión de contratar, necesitan un horizonte. En ese sentido, hay cautela porque existe un temor de quedarse con contrataciones excesivas”, afirma David Bravo.

Por lo mismo, las expertas señalan que la recuperación de los empleos no se va a generar por sí sola, sino que requiere de acciones específicas que permitan potenciar la contratación y el regreso de las mujeres al mundo del trabajo. “No solo se necesitan políticas transitorias para mejorar la crisis, sino que se necesita una visión de largo plazo, con perspectiva de género”, dice Bárbara Flores. Dichas medidas no solo son relevantes para superar el momento actual, sino que pueden servir para mejorar la limitada situación laboral que ya teníamos en el período pre-pandemia. “Previo a la crisis, ya teníamos tasas de participación bajas. En ese sentido, Chile se ha estudiado por ser una excepción porque, a pesar de los altos niveles de escolaridad, las mujeres no salen al mercado. Ha sido un gran dilema, donde entran en juego factores culturales”, dice Flores.

Por el momento, desde el Gobierno se han tratado de impulsar iniciativas, como los subsidios al empleo, para mitigar el impacto generado por el Covid-19 en el mercado. Sin embargo, la presidenta de la Fundación Chile Mujeres, Francisca Jünemann, afirma que estos proyectos no han sido del todo efectivos. “Si bien el Subsidio al Empleo es una política pública que está bien orientada a fomentar la contratación, no va a tener el efecto que necesitamos, mientras siga vigente la actual Ley de Sala Cuna”, explica y agrega: “Ya antes de la pandemia, las organizaciones contrataban a 19 trabajadoras (y no 20 o más) para ahorrarse esa inversión, entonces trajo un efecto inverso al buscado. Es urgente que salga adelante del proyecto de Ley de Sala Cuna Universal”, explica.

Por su parte, Paula Poblete también cree que las medidas del Gobierno han tenido un impacto menor en la recuperación. Además, afirma que para que se haga efectiva la reinserción laboral, es vital que se realice la apertura de los establecimientos educacionales. “Tuvimos un año para haber hecho inversiones para adaptar los colegios, escuelas y jardines, pero como no se reestructuraron, no estaban las condiciones para recibir a los alumnos, por los aforos. Si esto se alarga, hay que pensar en invertir en infraestructura para que los niños y adolescentes puedan ir. No solo por lo que significa a nivel de reinserción laboral de sus madres, sino por su aprendizaje y socialización”, termina.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.