Bajo la alfombra: la oculta procesión del oficialismo por su crisis política y electoral
Pese al desplome electoral del Socialismo Democrático y el Frente Amplio en las primarias, las colectividades prefirieron guardar silencio respecto de las causas de la aplastante derrota. Mientras la crisis se vive puertas adentro, la prioridad se volcó en buscar la sobrevivencia en la próxima parlamentaria.

Pese a que no había sido convocado para analizar las campañas ni el resultado de las primarias oficialistas, sino para abordar el cumplimiento de los compromisos presidenciales y la implementación de la agenda del gobierno, en la última parte del consejo de gabinete que encabezó el Presidente Gabriel Boric el viernes 4 de julio en la mañana, fue inevitable que el triunfo de la comunista Jeannette Jara y el inesperado desplome electoral del Socialismo Democrático (SD) y del Frente Amplio (FA) se tomara el debate.
Varios fueron los ministros que reconocieron su sorpresa por la baja votación que obtuvieron Carolina Tohá (28%) y el diputado Gonzalo Winter (9%), en contraste con Jara, que superó el 60% de los sufragios. También, algunos manifestaron su preocupación por la baja participación, la que no logró llegar al 10% del padrón, una cifra muy baja para las expectativas que tenía el oficialismo de convertir estas primarias en una prueba de fuerza frente a la derecha con miras a la presidencial de noviembre.
Lo que más llamó la atención, sin embargo, es que al contrario de lo que dicen las cifras, todos los miembros del gabinete hicieron “una buena valoración” de los resultados. “Hemos salido fortalecidos”, decían algunos ministros ante la complacencia de sus colegas.
El último en hablar fue el Mandatario, quien reiteró su llamado a la unidad del oficialismo y pidió hacer todos los esfuerzos por lograr un acuerdo de lista única parlamentaria que vaya más allá de las fuerzas que sustentan actualmente a su gobierno.

Esta era la quinta vez en la semana que Boric pedía lo mismo. El lunes, aunque no asistió a La Moneda a la reunión de coordinación entre el comité político y los presidentes de partido, por encontrarse aún con posnatal, envió un mensaje escrito a través de su jefe de gabinete, Carlos Durán, en el que solicitaba dejar atrás las rencillas internas y concentrarse en la unidad del progresismo.
Ese día, las palabras del Presidente fueron reforzadas por el ministro del Interior, Álvaro Elizalde (PS), quien reiteró la urgencia de sellar un acuerdo parlamentario unitario de todo el oficialismo. Los esfuerzos por consolidar la unidad de la coalición y ampliar las bases de sustentación del actual gobierno también fueron parte central de la conversación que tuvo con Jara el lunes en la tarde en su casa del barrio Yungay.
La preocupación de La Moneda por fortalecer la unidad de los partidos del oficialismo ante el crecimiento de las oposiciones de derecha en las encuestas también se vio reflejada esta semana en la decisión del Jefe de Estado de asistir el jueves en la noche a la sede del PS para encabezar el acto de conmemoración de los 50 años de la detención y desaparición de la primera dirección clandestina. Un evento al que también asistieron Jara y representantes de los demás partidos del progresismo.
Todos los gestos desde La Moneda han tenido el mismo objetivo: evitar que el desfonde electoral de la centroizquierda y del FA termine dinamitando el anhelo de Boric de construir una coalición amplia. Por lo mismo, optaron por desentenderse de las críticas, como las que dijo el lunes el timonel del PPD, Jaime Quintana, quien buscó traspasar la responsabilidad de la derrota de Tohá al gobierno, y en especial al ministro Elizalde, a quienes acusó de haber estado “ausentes de la campaña” y ”haber sido más prescindentes que el Servel”.
Por el contrario, la estrategia del gobierno coincidió con el ánimo imperante en los partidos del SD y en las filas del FA, donde han apostado a que la crisis amaine rápido y sin grandes catarsis que abran nuevos conflictos.
“No fue necesario que el gobierno recomendara a los partidos evitar que se profundizara la sensación de derrota”, señalan en el SD pese al profundo mazazo que implicó al proyecto político de centroizquierda la baja votación obtenida por Tohá.
Descalabro en Socialismo Democrático
“Esto es como el Titanic, cuando la orquesta ya está por dejar de tocar”, decían el miércoles algunos diputados socialistas cuando se reunieron a almorzar con la presidenta del PS, la senadora Paulina Vodanovic, para analizar los malos resultados obtenidos por Tohá.
La cita fue convocada por Vodanovic para contener el “pánico” que se instaló en la bancada PS luego de que la candidata comunista doblara la votación de Tohá. Un escenario que no esperaban y que dejó en un mal pie a los partidos de la centroizquierda con miras a la negociación parlamentaria.
Los diputados Daniel Manoucheri, Daniella Cicardini, Juan Santana y Daniel Melo fueron enfáticos en plantear la crisis que atraviesa el partido y pidieron poner urgencia a un proceso de reformulación del proyecto político de la colectividad el que, a la luz de los resultados de las últimas elecciones, no estaría calando en la ciudadanía.
“El proyecto político que siempre ha tenido el PS hoy se ve completamente diluido. La gente no tiene claridad respecto de cuáles son las propuestas transformadoras y más bien la imagen que proyecta en la ciudadanía es la de buenos administradores. Eso nos obliga a hacer el esfuerzo ineludible de actualizar nuestro proyecto”, dijo el diputado Leonardo Soto.
El debate, sin embargo, no duró mucho. Pese al “brutal desplome” de la propuesta de la centroizquierda, el análisis político de la derrota se extendió por apenas 30 minutos, en un almuerzo que se prolongó por casi dos horas.

Claramente las prioridades al interior de las filas del SD están puestas en otras cosas más prácticas y más urgentes. “No podemos quedarnos discutiendo mientras las cosas nos pasan por el lado, debemos concentrarnos en las parlamentarias, más aún cuando faltan pocas semanas para la inscripción de las candidaturas”, afirmaba el diputado y vicepresidente del PS, Raúl Leiva.
Para los parlamentarios del SD lo que se juega ahora es la “sobrevivencia de cada partido” y para ellos, como incumbentes, sus posibilidades de reelección. Por lo mismo, afirman, no son horas para grandes reflexiones, sino el momento de correr a los botes salvavidas y asegurar el mayor número de escaños.
Algo similar ocurrió la tarde del lunes, durante las respectivas reuniones de las mesas directivas del PS y el PPD. Para entonces, los chats de militantes socialistas y del PPD daban cuenta del mazazo que habían recibido con el holgado triunfo de Jara. En un escenario así, no hubo interés por profundizar la crisis.
“Todos estaban pasmados, la parálisis era tan grande que casi no hubo críticas internas, mucho menos una sublevación de las bases, pese a que esta es la tercera elección consecutiva donde el PS y el SD no ha logrado imponerse”, señalaban algunos dirigentes.
El análisis de las causas de la derrota ha sido, hasta ahora, superficial. El mayor tiempo de discusión se ha destinado a los desafíos que vienen por delante: la integración del comando de Jara, y sobre todo, la negociación parlamentaria.

“Sabíamos con bastante anticipación que íbamos a perder. Por eso ningún partido del SD desplegó apoderados de mesa ni armó equipos para la contabilización paralela de los sufragios. Esa convicción alivianó mucho la aceptación de la derrota al interior de los partidos”, señalaron dirigentes socialistas que estuvieron involucrados en la campaña de la exministra de Interior.
Críticas al comando y al gobierno
Las principales críticas de los partidos han apuntado al equipo a cargo del comando de Tohá como uno de los grandes responsables de la debacle. “Todos los supuestos del comando de Tohá apuntaron a hablarle a un electorado que no fue a votar, a un electorado exconcertacionista que ya no existe”, decían esta semana dirigentes socialistas, los mismos que se quejaban de que habían tenido muy poca capacidad para incidir en la estrategia de la campaña de la exministra de Interior.
Desde el PPD, tal vez, como una forma de defender la performance de Tohá, a quien ellos mismos calificaron como “la mejor de las nuestras”, preferían destacar el éxito que tuvo Jara al poner el acento en sus atributos blandos y en el hecho de que le jugó a su favor distanciarse del presidente de su partido, Lautaro Carmona.
Desde las directivas, pero también por la presión de los parlamentarios, la decisión fue dar rápidamente vuelta la página y muchos corrieron de inmediato a abrazar la candidatura de Jara -sobre todo el PS-, alentados por el crecimiento que tuvo en las encuestas que se conocieron tras las primarias. Según el sondeo Pulso Ciudadano, divulgado el jueves, Jara alcanzó un 31,4% de las menciones espontáneas, duplicando así el respaldo de las cartas de las oposiciones José Antonio Kast y Evelyn Matthei.
“La mayoría en el oficialismo da por perdida la presidencial. Pero todos apuestan a que Jara sacará una buena votación en la primera vuelta y eso nos dé el paraguas suficiente para salvar la parlamentaria”, comentaban dirigentes y parlamentarios del SD para explicar otra de las razones por las que habían decidido barrer la crisis bajo la alfombra y enfocarse en la negociación parlamentaria.
Por lo mismo, la idea de una lista unitaria volvió a agarrar fuerza entre los parlamentarios del SD, pese a que semanas atrás, en privado, la mayoría reconocía que la fórmula era inviable debido a que no caben todos y tendrían que hacer grandes sacrificios para distribuirse los 183 cupos.
La tesis que prevalece entre los parlamentarios de centroizquierda es volver a la vieja fórmula del que tiene mantiene, y que sean los propios candidatos que van a la reelección los que definan a sus compañeros de fórmula.
Bajo ese esquema, la presión se ha trasladado a Jara. “Ella tiene muy pocas semanas para demostrar si va a transitar de ser la candidata de un partido a intentar convertirse en la líder de una coalición. Hay que ver si será capaz de exigir al PC que haga sacrificios hacia el resto de los partidos por el apoyo a su candidatura”, advertían desde el SD el miércoles recién pasado.
La abanderada oficialista, en la reunión con los presidentes de partido del oficialismo, el lunes pasado, ya se mostró disponible a abrir su comando y flexibilizar el programa de gobierno.
El silencio del FA
En la vereda de enfrente, en el FA, el escenario no era muy distinto. El domingo, pasadas las 19.00 horas, la presidenta del partido, Constanza Martínez, marcó la línea de lo que sería toda esta semana posfracaso en las urnas. “Las lecciones las vamos a hacer más adelante”, comentó Martínez.
Dicho y hecho. Luego de ese domingo, en que el FA se anotó una de sus peores derrotas electorales consiguiendo apenas un 9% para el diputado Winter, el frenteamplismo mantuvo silencio y se alejó de las cámaras. Casi como si hubiera sido una orden de partido, sus representantes se abstuvieron de lanzar por la prensa los análisis de qué fue lo que pasó el 29 de junio, cómo se desfondaron electoralmente y sufrieron una fuga de electores de izquierda desde sus filas hacia las de Jara.

El lunes, a menos de 24 horas de lo ocurrido, la directiva del FA envió un mensaje interno a la militancia en el que felicitaba a Jara, agradecía la entrega de Winter y se hacía cargo de los cuestionamientos por lo ocurrido: “Sin duda el resultado de nuestro partido dista mucho de lo esperado, lo que nos invita a un análisis profundo para el que ya tendremos tiempo y que nos comprometemos a realizar con toda la seriedad necesaria”.
Pese a que la dirigencia del FA optó por la contención y por no hacer los análisis en caliente, las bases del partido comenzaron a inquietarse. En los chats internos hubo voces minoritarias que se atrevieron a deslizar que tras la derrota algunos cargos de la directiva tenían que dar un paso al costado.
“¿Dónde se gestó la elitización de la campaña? Teníamos un tremendo candidato, que fue aislado, incluso, no se dejó libertad alguna para que los comunales pudieran crear la forma en que enfrentarían la campaña (...) Estamos ante una crisis a poco de comenzar y se debe enmendar el timón", es un ejemplo de los mensajes que se leían en las conversaciones puertas adentro del FA.
Otros mensajes planteaban que el partido tenía “un buen candidato, pero la campaña nunca cuajó del todo. Faltó una línea clara, algo que nos hiciera sentido a todos y todas. Esto no es solo una derrota del comando, es una señal de alerta para el FA”.
Lo que más indignaba en algunos sectores del partido es que no veían un ánimo real de sentarse a analizar el momento electoral que atraviesa el partido. Más aún cuando se trata de un tropiezo para el propio partido del Presidente Boric.
Todo al comité central
El ruido interno en el FA se hizo notar y el martes, justo cuando el partido cumplía su primer año luego de la unificación, se acordó citar a una sesión extraordinaria del comité central, de forma telemática, para el martes 8 de julio.
A juicio de la directiva, esa decisión es reflejo de que el ánimo del partido no es patear la evaluación de las primarias, sino que hacerse cargo, pero con calma. Para eso difundieron una pauta de discusión, con la cual se espera que el martes se abran los fuegos al interior del máximo órgano del partido.
La directiva del partido también tuvo su momento de sacar cuentas en diversas citas esta semana. Un aspecto que se reprochó fue que costó mucho que “la campaña saliera de la conversación del mundo político” y conectara con la ciudadanía y las demandas sociales.
Ese punto también circula en otros sectores del partido, quienes resienten que la campaña estuvo “encapsulada en el mundo Pío Nono”, haciendo referencia a rostros del FA vinculados a Derecho de la Universidad de Chile, al círculo de Winter y al lote Desbordar lo posible.
Pero uno de los puntos más duros para la campaña fue lo que ocurrió con la franja. Quienes estuvieron al tanto de cómo se decidió utilizar dicho espacio para presentar una crítica al mundo de la Concertación -con la metáfora de la mesa del poder- cuentan que eso implicó un punto de quiebre con el propio candidato.
Ese quiebre fue un elemento que, a juicio de varios en el FA, terminó generando una campaña que no convencía ni al partido ni a Winter. Más aún cuando luego de esa franja, el diputado se desgastó respondiendo preguntas sobre la Concertación en todas sus entrevistas, debates e incluso en el desayuno que tuvo con Chilevisión el mismo día de la elección.
Otro punto que generó fricción interna, es que la tesis detrás de la franja era propia de un FA de hace varios años atrás, más de la lógica estudiantil e impugnadora de los famosos 30 años, algo de lo cual Winter, al menos en sus últimos cinco años, ha tratado deliberadamente de distanciarse. Además, es un tema que ya no conecta con el electorado joven, el nicho fuerte del FA pero que esta vez se fue con Jara.
“Eso ha sido un aprendizaje no solo del gobierno y de Boric, sino que también de Winter y nada de eso se recogió en su campaña”, cuenta una fuente del partido.
La soterrada guerra interna en el FA -con dardos el equipo de estrategia, la jefa de campaña Gael Yeomans y la directiva-, a juicio de un integrante del comité central responde a que “el FA es un partido que prioriza la hostilidad en lugar de analizarse seriamente a la interna de manera colectiva”.
Por lo mismo, las alertas ya están encendidas debido a que lo más urgente es tomar nota de la derrota, para corregir la estrategia de cara a las elecciones parlamentarias. Ahí no solo son varios en la directiva quienes quieren optar por un escaño, sino que el partido debe negociar, con una derrota a cuestas, mantener los cupos de la bancada de diputados más grande del oficialismo, aumentar su presencia en el Senado, y todo eso, en una sola lista parlamentaria.
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