Política

El impacto de la guerra de encuestas en la campaña presidencial

Qué mueve la aguja es una de las preguntas que más se escucha en los comandos presidenciales en medio de la proliferación de sondeos que, semana a semana, reflejan alzas y bajas en las candidaturas sin una explicación sobre las razones. Por eso es que en la industria de las encuestadoras crece la idea de que quienes publican estos datos se hagan cargo de ellos al final de una elección.

Santiago, 26 de octubre 2025. Candidatos presidenciales en el debate de Canal 13. Jonnathan Oyarzun/Aton Chile JONNATHAN OYARZUN/ATON CHILE

Desde el 19 de agosto a la fecha se han divulgado, a lo menos, 67 encuestas con resultados de las próximas elecciones presidenciales. Casi seis estudios a la semana. Eso sin contar los sondeos privados que mandan a hacer los distintos comandos para afinar sus estrategias de campaña, por lo que suele mantenerse en la más estricta reserva el contenido de esas pesquisas.

Solo en la última semana han circulado entre 10 a 12 encuestas electorales por redes sociales, pese a la veda o prohibición legal de publicar este tipo de investigaciones en los 15 días previos a la elección. Cifras que hablan de la proliferación del uso de esta herramienta de investigación social en este periodo electoral y de su impacto en las campañas.

“Hay cierta adicción en Chile, tanto en los medios de comunicación como en el público, por las encuestas políticas. Los medios publican todas las encuestas sin distinguir entre las que son hechas por empresas que se dedican a esto de manera permanente y que deben cuidar su prestigio, de las encuestas ‘cometas’ o ‘corsarias’ que proliferan en periodos electorales para intentar subirse a la ola en estos momentos y luego desaparecen por cuatro años, hasta la próxima elección”, señala el sociólogo Axel Callis, director de Tuinfluyes.com. Y añade: “las encuestas son la pasta base de los políticos”.

Un fenómeno que se ha profundizado en los últimos años, en parte por el distanciamiento del mundo político de sus votantes. “Los políticos han perdido el pulso del electorado, porque hacen mucho de sus campañas por redes sociales”, añade. Un método eficaz y económico para llegar a grandes audiencias, pero cuya contracara puede ser peligrosa. “Las redes sociales son muy mentirosas a la hora de establecer causas, atributos y otras cosas”, añade Callis.

Por lo mismo ha crecido la dependencia de las encuestas como instrumentos para conocer lo que piensa su electorado entre muchos candidatos, especialmente aquellos que no tienen detrás partidos fuertes ni grandes equipos de campaña. Lo que se vio incrementado esta vez con el voto obligatorio, que implicó el ingreso de casi 6 millones de ciudadanos con poco interés en la política y que preferían simplemente no ir a votar.

“Quien diga que no mira las encuestas está mintiendo”, admiten en varios comandos presidenciales cuando se les pregunta respecto del impacto que han tenido los sondeos en esta campaña presidencial.

“Las encuestas públicas tienen un alto impacto en el estado de ánimo del electorado, y eso afecta mucho lo que pudieras haber planificado para esa semana en tu campaña”, afirma el jefe estratégico y asesor político de una de las candidaturas presidenciales de oposición.

Lo usual es que los comandos utilicen a la hora de hacer sus definiciones estratégicas los datos que aportan sondeos privados que mandan a hacer especialmente y cuyos resultados son mantenidos en secreto. Esto, porque se trata de instrumentos más focalizados, con preguntas más específicas, y respecto de los cuales se conocen sus sesgos, lo que permite hacer las correcciones necesarias para hacer más preciso el análisis de sus resultados: algo que no ocurre con todas las encuestas públicas.

Sin embargo, señalan actores de la industria de los estudios de opinión en Chile, muchas veces desde los comandos buscan “interpretar de forma mañosa” los resultados de algunas encuestas “para colgarse de lo que les conviene” y así movilizar electores. Más aún en una elección con voto obligatorio donde hay un 20% de las personas que no estaban habituadas a sufragar y que semana a semana cambia su adhesión de un candidato a otro.

“La semana pasada se instaló desde algunos comandos la idea de que Kast, Matthei y Kaiser están en un empate técnico a partir de las encuestas en las que se ve una convergencia respecto de un alza de Kaiser y en una baja de Kast”, dice Miguel Zlosilo, sociólogo de la Universidad de Chile y magíster en Análisis Avanzado de Datos.

Para entonces, la mayoría de las encuestas reflejaban una pelea estrecha, especialmente por el segundo y tercer lugar, luego del crecimiento del abanderado del Partido Nacional Libertario y una tendencia a la baja del líder republicano. Pero sólo un sondeo, el de La Cosa Nostra, elaborado por Alberto Mayol, reflejó en octubre un escenario de empate técnico entre los tres principales candidatos de las derechas.

“La verdad es que se están acercando, quizás no con la fuerza con la que uno quisiera, pero se están acercando y lo cierto es que ya en varias encuestas a estas alturas estamos en un empate técnico”, dijo el 20 de octubre el presidente de Evópoli, Juan Manuel Santa Cruz, quien apoya la campaña de Evelyn Matthei, durante una entrevista con la sección Protagonistas del programa de streaming Desde la Redacción de la Tercera, al citar precisamente los resultados de la encuesta de Mayol.

No sólo eso: las encuestas también han incidido en que las candidaturas estén modificando sus estrategias un poco a ciegas, por lo que se limitan a repetir o imitar lo que están haciendo los rivales que están subiendo momentáneamente en los sondeos, aunque nadie sepa realmente por qué creció su adhesión.

“No hay ninguna encuesta que te diga por qué varió la preferencia de un determinado candidato de una semana a otra. No hacen un análisis de las razones que provocaron ese cambio, sobre qué tipo de propuestas o afirmaciones están cambiando las preferencias. Eso hace que los candidatos intenten subirse al carro de lo que está haciendo el que está subiendo”, dice Zlosilo, consultor de analítica de la empresa Artool.

También remarca: “¿Hay alguna encuesta que pueda demostrar que el alza de las últimas semanas de Kaiser se debe a su discurso duro contra el gobierno? No la hay. Con las encuestas solo sabemos si un candidato sube o baja, el porqué queda en el mundo de la especulación. Por eso, lo que hacen desde los comandos es tratar de repetir lo que está haciendo el que sube”.

Así se pueden entender frases como la de “gobierno de atorrantes”, del jefe de campaña de Matthei, Diego Paulsen, o las críticas de la misma abanderada de Chile Vamos en contra del Plan nacional de búsqueda de detenidos desaparecidos, que la alejaban del electorado más moderado al que había apuntado su campaña.

O el giro que dio esta semana Kast en su campaña al retomar la agenda valórica, la misma que había evitado constantemente mencionar para no cometer los errores que terminaron por costarle la presidencial en 2021. Hasta entonces el líder republicano había centrado su mensaje en la idea de un “gobierno de emergencia” focalizado en seguridad, control de la inmigración y salud como temas principales, dejando el espacio libre para que Kaiser se moviera en la “defensa de los principios”.

“Vamos a volver a hablar de Dios, de la patria y de la familia”, dijo Kast el jueves durante un acto masivo en Viña del Mar, en el cual el abanderado republicano habló desde un atril blindado.

Vina del Mar, 6 de noviembre 2025. El candidato Jose Antonio Kast realiza un ciere regional de su campana de cara a la primera vuelta en Vina del Mar. Raul Zamora/Aton Chile RAUL ZAMORA/ATON CHILE

“Pasa mucho por la ansiedad de los comandos que tienden a creer que todo lo que hacen, todas las acciones de campaña, tiene efecto inmediato. Por eso toman tanta fuerza las encuestas. La pregunta que más se hacen en los equipos de los candidatos es ¿qué movió la aguja? Y eso es imposible de determinar con exactitud porque son muchos los factores que están interviniendo simultáneamente", señala Juan Pablo Lavín, gerente general de Panel Ciudadano.

El problema, señalan en los equipos de campaña, es que un mayor número de encuestas en un corto periodo de tiempo no es siempre sinónimo de mayor transparencia ni calidad de la información que obtienen.

“Son demasiadas encuestas en muy poco tiempo y eso hace que nos perdamos un poco”, dice Paulina Valenazuela, socia fundadora de DataVoz y directora de la Asociación de Investigadores de Mercado y Opinión Pública de Chile (AIM), entidad que agrupa a una treintena de empresas, las más grandes, del rubro. Pero no a todas.

Hasta antes de la pandemia, el alto costo de hacer una encuesta probabilística con más de 1.000 casos era una barrera de entrada que muy pocos podían pasar. Solo empresas con espaldas económicas podían atreverse a realizarlas. Sin embargo, con la validación de metodologías más livianas como las telefónicas o panel online los costos se redujeron hasta seis veces, lo que redundó en la proliferación de encuestadoras y, de paso, en una mayor diferenciación entre los resultados que arrojan algunos sondeos.

“Siempre lo digo, bienvenidas las encuestas porque aportan más claridad y sirven de información a los ciudadanos”, dice el sociólogo Juan Pardo, socio director de la empresa Feedback.

Al igual que Pardo, varios actores de la industria son partidarios de que se cree un registro de las encuestadoras que hacen sondeos políticos electorales, como ocurre en México y Argentina, donde se deba acreditar la solvencia e idoneidad de la institución que realiza las encuestas.

Sobre todo, que se realice un esfuerzo serio de accountability el día después de las elecciones para contrastar las proyecciones de cada una con los resultados definitivos del Servel. Algo que hacían algunas empresas internamente de manera individual, pero no a nivel de toda la industria.

Lo anterior permitiría establecer un ranking validado de las encuestadoras que más se acercaron a la realidad y cuáles estuvieron más lejos en sus pronósticos.

“Ojalá existiera un ente, no un ente regulador del Estado, sino como existe en Estados Unidos, donde hay varias páginas especializadas como Five ThirthyEight que tienen un ranking que van actualizando elección tras elección, el que ya está validado y al que las propias empresas encuestadoras les mandan sus resultados para que sean públicos y eso de alguna manera le da robustez a la industria”, señala Juan Pablo Lavín.

El debate sobre la urgencia de hacer un ejercicio de accountability de encuestas políticas volvió con fuerza en las últimas semanas, luego que Alberto Mayol diera a conocer un informe donde comparaba los resultados obtenidos por varias encuestadoras en cinco eventos electorales recientes y colocaba en primer lugar a su propia encuesta de la Cosa Nostra.

El informe de Mayol provocó una airada reacción de los demás actores de la industria debido a las falencias metodológicas que, según ellos, tenía el ranking elaborado por el sociólogo y exprecandidato presidencial.

“Me parece de mal gusto que alguien que hace una encuesta haga un ranking de encuestas y se ponga primero. Lo mínimo es que ese juicio sobre quién tuvo más capacidad predictiva la haga algún ente independiente, que no esté involucrado en estas encuestas”, señala un actor de la industria.

Para Paulina Valenzuela quien, además de directora de la Asociación de Investigadores de Mercado y Opinión Pública de Chile (AIM) es vicepresidenta de Wapor Latam, la sección latinoamericana de la World Association for Public Opinion Research, “al final el informe de Mayol no fue tan malo. No en el sentido de su contenido, sino de instar a instalar el debate sobre cómo evaluar las encuestas en su mérito, en su capacidad para entregar información confiable, fidedigna y técnicamente validada”.

La AIM ya dio un primer paso. Tras el informe Mayol, sacó una declaración en la que fijaban estándares mínimos que permitan hacer comparaciones entre encuestas.

“El espanto de la industria tiene fundamento. Y no es metodológico. Es la aversión a la competencia", retrucó Mayol.

Más sobre:EncuestasElección 2025Campaña presidencialPolítica

⚡Black Sale: información real + ventajas exclusivas

Digital + LT Beneficios$1.990/mes SUSCRÍBETE