Los estrategas detrás del éxito de la DC en la negociación parlamentaria
En el oficialismo reconocen que hubo dos liderazgos al interior de la Democracia Cristiana que lograron que su partido -reconocido por estar disminuido- obtuviera 31 cupos parlamentarios: el senador Francisco Huenchumilla y Luis Ruz.
Con cifras en mano, en el oficialismo aceptan que si hubo un partido que hizo una buena negociación de cara a las parlamentarias, fue la Democracia Cristiana (DC). La colectividad consiguió 31 de los 183 cupos disponibles en un pacto, en el caso de la Cámara de Diputados. Y tres candidaturas senatoriales.
Pese a ser un partido pequeño, con apenas cuatro diputados militantes en su bancada, fueron la segunda colectividad con mayor representación en el pacto, en el caso de las postulaciones a la Cámara baja. Solo por detrás del Frente Amplio -con actuales 19 diputados-, que consiguió 38.
Las razones para explicar el éxito de la DC en la negociación son varias. En el oficialismo hacen un especial reconocimiento al senador Huenchumilla, quien asumió la presidencia de la colectividad hace menos de un mes.
La noche del miércoles de la semana pasada, el presidente de la Democracia Cristiana (DC), Francisco Huenchumilla, anunció a los timoneles y negociadores de la alianza de gobierno que su colectividad se restaría de las tratativas del día siguiente. El efecto que eso tuvo fue demoledor para el oficialismo: no pudieron inscribir el pacto Unidad por Chile al mediodía del jueves, como tenían planeado.
En la DC sabían lo que hacían. La idea de amenazar con su salida era presionar para que les garantizaran dos cupos en el distrito 8° -uno de los más solicitados-. ¿El resultado? Consiguieron eso y más.
Consciente de la importancia histórica de su colectividad, y de lo importante es que es para Jeannette Jara (PC) que hoy la DC esté detrás de su candidatura presidencial, Huenchumilla abrió la puerta -en el momento más delicado de la negociación, cuando la FRVS y Acción Humanista desecharon la meta de la lista unitaria del sector- a la posibilidad de que ellos pudieran salir también.
Para el oficialismo inscribir un pacto sin la DC no era posible. Incluso Jara y el Presidente Boric enfatizaron a la alianza que era fundamental construir un acuerdo con ellos, para intentar tener una mayoría parlamentaria en el próximo período legislativo. Por lo mismo, estuvieron obligados a ceder en favor de la Falange.
Aunque algunos en la alianza de gobierno acusan que el buen resultado del partido de Huenchumilla se obtuvo en base a chantajes, las mismas fuentes aceptan que la técnica, cuestionable o no, funcionó.
Hubo otro momento de tensión protagonizado por la DC. Huenchumilla también puso en duda, frente al oficialismo, la posibilidad de que él y Yasna Provoste vayan a la reelección. Lo hizo para intentar conseguir más cupos por diputaciones en los distritos de las circunscripciones de ambos. En el caso de La Araucanía, donde él compite, funcionó: la DC lleva candidaturas en los distritos 22 y 23.
En el caso de Provoste, la estrategia no fue efectiva: el pacto Unidad por Chile no incluye a candidatos a diputado por la DC en Atacama, la región de la senadora. Ese fue un factor que mantuvo dubitativa a la parlamentaria hasta la noche del lunes, cuando había que inscribir las candidaturas. De hecho, Huenchumilla transmitió al resto de la dirigencia DC que ella no se quería inscribir y que había dejado de responder el teléfono. Finalmente, presentaron su nombre.
En el oficialismo también destacan a uno de los negociadores que acompañó al senador en el proceso: el consejero nacional y cientista político Luis Ruz, quien entró a la mesa por orden de la secretaria nacional de la colectividad, Alejandra Krauss, cuando la colectividad aún era presidida por el diputado Alberto Undurraga.
De Ruz -quien preside el principal centro de estudios de la DC, el CDC- se reconoce un manejo de los aspectos técnicos que implica una negociación: las cifras, los datos y los cálculos. De hecho, según recuerdan algunos de los dirigentes que estuvieron en la mesa a lo largo del proceso, Krauss acostumbraba a consultar con él antes de intervenir.
Huenchumilla y Ruz -junto con los otros negociadores: Krauss, Óscar Ramírez y Paulina Mendoza- lograron dar un fuerte alivio a la militancia democratacristiana, en consideración de que los primeros pasos de la negociación con el oficialismo fueron complejos.
En especial, luego de que Krauss descartara públicamente que el oficialismo había hecho un ofrecimiento de 22 cupos, pese a que ella misma dijo eso ante la junta nacional DC.
Esa vocería provocó que en las filas DC comenzaran a reclamar que firmaron un “cheque en blanco” al respaldar a Jara como candidata presidencial, pues no se les garantizaba nada en la parlamentaria.
Hoy el balance al interior de la colectividad es positivo. En especial, porque lograron conformar duplas de candidatos en siete distritos. Algo que, creen, aleja a la DC de la posibilidad de ser disuelta legalmente por no alcanzar el umbral mínimo de parlamentarios electos en las elecciones que se avecinan.
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