Los primeros golpes de mesa de Campillai al Senado y al gobierno de Boric

campillai boric
El Presidente Gabriel Boric y la senadora Fabiola Campillai en la ceremonia de cambio de mando.

La senadora fue la única que votó en contra de la solicitud del Presidente para prorrogar el estado de emergencia en el norte. Tampoco se quiso plegar al acuerdo que eligió a Álvaro Elizalde (PS) y a Luz Ebensperger (UDI) a la cabeza del Senado. Votar por alguien de derecha le complicaba, según Juan Ignacio Latorre (RD), quien la mantuvo informada de las tratativas entre bancadas.


Una abstención, tres votos en contra, dos a favor y 18 oportunidades en que se sumó al acuerdo unánime de la Sala para materias de fácil despacho es el resumen general de los primeros pronunciamientos que tuvo la senadora independiente Fabiola Campillai en su semana inicial en el Congreso.

Pese a lo breve del período, la senadora capitalina, víctima de violaciones a los DD.HH. durante el estallido y la más votada del país con 402 mil sufragios, ya ha empezado a marcar algunas tendencias en sus primeras acciones, especialmente en las dos ocasiones en que ha usado la palabra.

Una de de esas tendencias ha sido votar en contraposición a la derecha cuando se genera un debate en la Sala. De hecho, solo coincidió con los legisladores de la UDI, RN y Evópoli, en dos votaciones de baja conflictividad: la aprobación de un acuerdo de Chile con Jamaica y un proyecto que promueve la energía renovable, donde igualmente la derecha votó dividida.

Cuando Campillai fue a votar a las elecciones parlamentarias el 21 de noviembre del año pasado, ya había adelantado que su candidatura representaría un “voto de lucha y de castigo a la derecha”.

La visión estratégica de la legisladora -quien sufrió una fractura facial y perdió la visión, el gusto y el olfato, producto de una lacrimógena de Carabineros- quedó clara en las discusiones de índole político, donde también envió algunas advertencias al gobierno del Presidente Gabriel Boric, remarcando que hay temas intransables para ella y en los que actuará con plena autonomía.

“No puedo aceptar que un problema de humanidad se militarice... No a la militarización en el norte y el Wallmapu”, dijo el miércoles pasado, al anunciar rechazo de la prórroga del estado de excepción constitucional de emergencia en el norte, que había sido solicitada por el gobierno con el fin de mantener a las FF.AA. en tareas de apoyo frente a la crisis migratoria.

A pesar de que desde La Moneda le hicieron llegar minutas explicando la necesidad de la prórroga, Campillai expresó su solidaridad con los migrantes y fue el único voto en contra. Ello obligó a que la titular del Interior, Izkia Siches, se hiciera cargo de su crítica en el hemiciclo. En respuesta, la ministra dijo que respetaba la opinión de la senadora, pero que el estado de emergencia buscaba precisamente atender los requerimientos humanitarios de inmigrantes con el refuerzo del personal militar.

La postura de la senadora, en todo caso, había sido anticipada al ministro secretario general de la Presidencia, Giorgio Jackson, antes de la sesión.

“Chile está aburrido”

Otro recado de ella fue su abstención frente a la elección de la mesa, donde el socialista Álvaro Elizalde y la UDI Luz Ebensperger se impusieron como presidente y vicepresidenta del Senado. Esa elección había involucrado a casi todas las fuerzas políticas (desde el gremialismo al PC), salvo RN que optó por competir y abrió una polémica en la sesión inaugural del 11 de marzo.

“Chile está aburrido de estas peleas y de estas negociaciones, ¡votemos ya!”, dijo la senadora independiente antes de anunciar su abstención.

Aunque Campillai no estuvo directamente participando de las negociaciones para elegir la mesa y repartir las comisiones legislativas, en las tratativas estuvo representada por los senadores de Apruebo Dignidad, con quienes conformó una bancada exclusivamente para mantener coordinaciones en un plano administrativo, según ella misma precisó, cuando se asoció a ese grupo político.

“Hoy es un día de acuerdos administrativos, pero mi independencia va a ser hasta el final”, dijo el 11 de enero tras un almuerzo con los senadores del PC, el Frevs y Frente Amplio.

El 10 de marzo, día en que se selló el acuerdo que implicaba votar por Elizalde y Ebensperger, el senador RD Juan Ignacio Latorre la llamó para informarle del resultado de las negociaciones. Además, el día anterior, el 9 de marzo, había sostenido una reunión telemática con los otros cinco senadores de la bancada Apruebo Dignidad-independiente, donde se le reportaron los avances de las conversaciones.

El senador Latorre (quien conformó con Campillai una suerte de sub-bancada, el comité RD-independiente) relató que ella ya estaba interiorizada de que los grupos mayoritarios del Senado se habían distribuido los años de presidencia y que la apuesta de Apruebo Dignidad era tratar de ser incorporados debidamente en otras instancias legislativas.

En particular, a la senadora capitalina le interesaba integrar las comisiones de Infancia y de DD.HH., que eventualmente presidirá más adelante.

Aún así, aparentemente a Campillai le complicaba tener que apoyar una mesa donde hubiera una representante de la derecha.

“Ella ha marcado sus puntos políticos y su independencia. Para la votación de la mesa, nosotros le explicamos el acuerdo en el que estábamos y ella nos dijo que prefería marcar un punto de diferencia y que iba a abstenerse. Nosotros se lo comunicamos a las otras bancadas. Y todos entendieron que Fabiola era independiente y podía votar distinto. Y claro, a ella le complicaba votar por alguien de la UDI y porque se sintió más ajena a esas conversaciones”, señala Latorre.

Respeto a su independencia

Algunos legisladores del oficialismo señalan que para el gobierno y en particular para el ministro Giorgio Jackson no será sencillo entablar negociaciones o lograr concesiones de parte de ella, quien de todos modos tiene una “buena relación” con el Presidente Boric, según ella misma ha dicho.

No obstante, en un escenario con 25 senadores de derecha, la mitad exacta del Senado, su autonomía se traduce en que el gobierno parte desde un piso de apoyo hipotético de 18 senadores para sus reformas. Actualmente ni la DC (con cinco legisladores) ni el independiente Karim Bianchi ni Campillai pueden ser considerados de antemano como votos oficialistas.

Latorre, sin embargo, tiene una mirada más positiva y cree que el diálogo y las agendas comunes en materia de DD.HH., además del proyecto para lograr la libertad de los “presos de la revuelta”, contribuirán a generar confianza. “Tenemos mucho respeto a su independencia y representa a un mundo popular, con toda la carga que implica ser víctima de violaciones a los derechos humanos”, dice el parlamentario, al tiempo que asegura que ella está integrada a las conversaciones del colectivo.

La semana antepasada, antes de asumir, la senadora Campillai almorzó con los representantes de Apruebo Dignidad, pero el último martes no pudo participar de esa misma instancia de coordinación.

El miércoles, en tanto, sostuvo un encuentro con el ministro Jackson a quien le pidió poner urgencia al proyecto de amnistía que beneficiaría a presos por manifestaciones.

El jueves, en tanto, la senadora se reunió con la ministra de Justicia, Marcela Ríos, quien la designó junto a la subsecretaria Haydée Oberreuter, a cargo de la Mesa Unitaria de Trabajo en Reparación y Justicia para víctimas del estallido social.

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