Economía de la felicidad. La persona es el centro del desarrollo

Quién habría pensado que la felicidad podría ocupar parte de la agenda de la ONU? La entidad internacional dejó atrás el PIB para medir el bienestar de los pueblos y optó por centrarse en ese estado de ánimo. Chile no se ha quedado atrás. En la última encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, Casen 2011, se añadió la pregunta: ¿Qué tan feliz es usted? Los resultados serían entregados esta semana por el gobierno.
La Casen no es el único instrumento que medirá la felicidad en Chile. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), está preparando un informe sobre la pobreza y el bienestar social, donde la felicidad sería uno de los parámetros. Además, el Instituto de Felicidad de Coca Cola ya está en terreno para elaborar el segundo barómetro de la felicidad de los chilenos correspondiente a 2012.
“En la medida que las sociedades van avanzando, la felicidad, o la conformidad con la vida que uno tiene es cada vez más importante. El medir felicidad es tremendamente importante cuando uno entiende, particularmente en el caso de pobreza en Chile, que no es sólo un tema de necesidades, sino también de capacidades”, aseguró el director Ejecutivo de la Fundación para la superación de la Pobreza (FSP), Leonardo Moreno.
IMPORTANCIA DE SER FELIZ
"El dinero hace la felicidad". Este dicho popular es lo que quiere dejar atrás la medición de la felicidad, sobre todo cuando esta se debe calcular en los estratos socioeconómicos más bajos. El avance hacia una mirada multidimensional es la que proponen los expertos en la materia, asegurando que se deben medir las capacidades de cada individuo y las posibilidades de acceso a educación, salud, transporte y otros bienes y servicios, que se han transformado en primera necesidad.
“Nosotros tenemos distintas categorías existenciales como la del tener, que es lo que generalmente mide la Casen en cuanto al ingreso, pero ésta tiene que ir acompañada de las dimensiones del hacer -mide cómo uno se siente útil en la sociedad-, la del ser -que significa si una persona es visible por el resto y la relación con sus pares- y el estar, que es cómo te sientes en la comunidad”, precisa Moreno.
EMPLEO
Diversos estudios y análisis sobre la felicidad aseguran que el empleo es uno de los factores más determinantes en este sentimiento. Por ello, los expertos sugieren que las políticas públicas avancen en compatibilizar el trabajo con la vida familiar a través de, por ejemplo, la adaptabilidad de jornadas.
La familia y la comunidad también serían áreas que aumentan la felicidad de las personas. Políticas asociadas al cuidado infantil aportan, ya que gran parte del desarrollo afectivo se da en los primeros años de vida.
SONRISAS A MEDIDAS
En una escala de uno a 10 los chilenos respondieron con un 6 a la pregunta ¿qué tan felices son?, según el primer Informe Mundial de la ONU sobre esta materia, realizado por la U. de Columbia. El estudio, además ubicó a Chile en el puesto 43 entre 156 países, en el ranking sobre la felicidad. A nivel latinoamericano se situó 12, siendo superado por Costa Rica, Venezuela, Brasil, Argentina y Colombia, entre otros. Ello, pese a contar con uno de los mayores ingresos per cápita de la región.
Para el director ejecutivo de Enhancing People S.A. del Instituto Chileno de Psicología Positiva, Claudio Ibáñez, el índice de la felicidad es un factor importante para el desarrollo de los países, ya que mejora la productividad de los trabajadores, y las relaciones tanto laborales como familiares.
Una visión que comparte Leonardo Moreno, quien ve una relación directa entre personas felices y el desarrollo de Chile, pero no así con el crecimiento económico: “Cuando hablamos de un país desarrollado, que no tiene exclusión, que las personas puedan ejercer libremente sus derechos, con esas posibilidades obviamente que el índice de felicidad va ir de la mano de aquello”.
Frente a este escenario, los analistas dicen que Chile, que tiene como meta alcanzar el desarrollo en 2018, debe avanzar en políticas integrales en educación (más oportunidades); en Salud (mayor eficiencia); en vivienda (sin segregación); y en Transporte y Seguridad (mayor acceso). Para ello recomiendan mirar a dos países que tienen avances importantes en cuanto a bienestar social y la multidimensionalidad de la pobreza: México y Colombia.
Debes saber
¿Qué ha pasado?
Por primera vez la encuesta Casen incluyó una pregunta sobre la felicidad.
¿Por qué ha pasado?
A nivel de expertos hay consenso en que para lograr un mejor desarrollo es necesario contar con mediciones que vayan más allá del PIB y que incluyan la percepción del bienestar.
¿Qué consecuencias tiene?
Las políticas públicas pueden ser enfocadas en forma multidimensional y lograr mejoras sustanciales.
Claudio Ibáñez, director del Instituto Chileno de Psicología Positiva: "Medir la felicidad debe ser una política de Estado"
¿Por qué es tan relevante poder medir la felicidad?
Obviamente que a nivel de países poder medir la felicidad es clave, porque las personas queremos vivir por algo más que tener ingresos económicos. La felicidad es una aspiración que todos tenemos, y el PIB, indicador a través del cual se mide el bienestar hoy, no aporta información cuando se desea saber si es el sufrimiento de las personas o su bienestar lo que está incrementando la cantidad de bienes que se transan en la economía.
¿En qué sentido?
Por ejemplo, la economía podría estar creciendo por un mayor consumo de medicamentos. Sin embargo, eso podría referirse a que las personas están más enfermas. Es el mejor ejemplo. Además, está demostrado que el nivel económico de las personas no conlleva necesariamente un incremento en la felicidad de las mismas.
La encuesta Casen por primera vez consideró una medición de este tipo... ¿Es suficiente?
Más allá de lo que aparezca en la encuesta Casen y de las discusiones que se están llevando a cabo al respecto, hace falta una política de Estado y eso es importante destacarlo. Es necesario medir la felicidad, más allá de los gobiernos que estén presentes. Debe ser una política de Estado, y falta mucho por avanzar en ese sentido.
¿Que otras experiencias hay al respecto?
Bután es el país que la lleva en esto, con un ministro a cargo. Ese es el modelo a seguir, que no es dejar de medir econométricamente el desarrollo, sino que incorporar de manera adicional indicadores de felicidad que complementen los indicadores económicos.
¿De qué manera ayuda el nivel de felicidad al desarrollo de un país?
En muchas formas. Si nos ocupamos que las personas incrementen sus niveles de felicidad, obviamente el nivel de funcionamiento y de la sociedad será mucho mejor. Más productivo, más satisfactorio y más eficiente. Los niveles de felicidad contribuyen a que las personas funcionemos bien. Además, los niveles de felicidad hacen que las personas sean más pacíficas que se relacionen mejor y que contribuyan de manera positiva al desarrollo.
La mirada empresarial
El desarrollo de los países va en relación directa con la productividad, y a la vez ésta se hace más eficiente y efectiva en la medida que existan trabajadores conforme con lo que hacen, en definitiva felices con su desempeño diario.
Así lo entiende el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Lorenzo Constans, quien dice que “hoy el tema de la felicidad se aborda desde una mirada social, no sólo personal. Por lo tanto, organizaciones de personas, como la empresa, tienen también un rol en la gestión de la felicidad de las personas que se relacionan con ella”.
En este sentido, el líder de los empresarios reconoce que el crecimiento económico -si bien influye- no es suficiente para lograr la felicidad.
“Hay estudios que demuestran que países con mejor PIB no siempre son más felices. Lo que les falta es el componente emocional, que va más allá de lo estrictamente material y tiene relación con las aspiraciones de realización familiar, espiritual, cultural y profesional de las personas”, asegura Constans.
El empresario cree que existe una relación directa entre felicidad y vínculos humanos, de aquí, dice, radica la importancia de que al interior de la empresa se den vínculos humanos de calidad, lo que implica prácticas como generar lugares de encuentro y destacar lo positivo de cada persona.
“Quienes conducen las empresas deben buscar el encuentro entre la mirada de la eficiencia y la del bien común, conociendo en profundidad ambos mundos, para lograr empresas sustentables”, sostiene Constans, quien agrega que las empresas deben promover la plenitud y la perfección de las personas, es decir, la felicidad. “Esta es la forma de poner a la persona en el corazón del desarrollo”, precisa.
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