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Impresoras 3D: Empieza la era del "maker economy"

Acceso sin límite a cualquier producto. De un juguete hasta un órgano humano, las impresoras 3D prometen revolucionar procesos industriales y el consumo.

Desde sus comienzos, a mediados de los 80, hasta hace algunos años habían tenido un desarrollo sostenido, donde la producción a pequeña escala y los costos eran factores decisivos en su progreso.

Pero, ¿qué se puede hacer actualmente con ellas? Por ahora, sus aplicaciones van desde un auto de plástico hasta tejidos biocompatibles. En Estados Unidos se ha usado para crear reemplazo de huesos, cartílagos de orejas e incluso  ha generado polémica pues el usuario tendría la capacidad de llegar a imprimir armas.

SITUACIÓN ACTUAL
Algunos sostienen que con la masificación de esta tecnología podría haber una revolución tan grande como la existente en los tiempos de Ford, cuando la línea de ensamblaje marcaba a las industrias. La producción a escala podría cambiar sus parámetros pues con estas máquinas el costo por fabricar un artículo es el mismo que al hacer cientos de miles. Lanzar productos nuevos podría convertirse en un proceso barato y sencillo, con nuevos materiales y procesos tal como lo es el propio 3D.

Si bien hace décadas se usan en distintas industrias, las impresoras 3D están empezando a masificarse gracias a un grupo de investigadores que ha conseguido reducir considerablemente los costos asociados a su fabricación e implementos, permitiendo que en los próximos años estén en manos de particulares. Y lo cierto es que empieza a haber una mayor oferta en el mercado. Prueba de ello es Witbox, impresora que permite crear objetos de hasta 20 centímetros de alto y que es compatible con software libres para este tipo de impresoras, disminuyendo aún más los costos asociados.

A lo largo de este año, los precios ya han ido cayendo. Aquellos que adoptan rápidamente tecnologías empiezan a comprar este tipo de impresoras con modelos de línea masiva que van desde los US$300.

La mayoría de las impresoras 3D funciona alimentando filamento plástico a una boca a alta temperatura que deja caer plástico líquido sobre una superficie, una capa a la vez, hasta que se forma un objeto.

EL MERCADO
Este parece ser el año de consolidación de las impresoras 3D en el mundo. Es más, de acuerdo a proyecciones de Gartner, este año las ventas crecerán en torno a un 49% y en un 75% durante 2014. De este modo, se espera que la venta vinculada a este tipo de impresoras sea de US$412 millones este año, un 43% más que en 2012.

A este ritmo, no es de extrañar que algunos expertos aseguren que la era de customización ha empezado.

El mercado mundial de las impresoras 3D ya superó la barrera de los US$1.000 millones y se espera que en el futuro su crecimiento sea explosivo. “Las impresoras 3D representan un cambio fundamental en la forma de fabricar objetos. A medida que vayan mejorando afectarán en gran forma la matriz de producción mundial, en varios años más”, sostiene Marcelo Ruiz, presidente de Kikai Labs, empresa argentina que está desarrollando impresoras 3D. Ruiz sostiene que una de sus aplicaciones podría darse en el área logística y afectar los costos de una empresa, al evitar el envío de mercaderías a largas distancias y tener capital invertido en repuestos o partes que pueden ser hechas “just in time” o a pedido. “Puede lograr una mejor distribución de los lugares de trabajo a nivel mundial, al permitir con una sola máquina fabricar objetos en cualquier parte del mundo, o sea localmente y cerca del consumidor final”, agrega.

“El mercado de las impresoras 3D ha llegado a su punto de inflexión”, sostiene Pete Basiliere, director del área de investigación de Gartner. Basiliere agrega que  “si bien aún se trata de un mercado incipiente, está creciendo a pasos agigantados. El aumento de interés por parte de los consumidores  está presionando el desarrollo de hardware, proveedores de software y servicios para ofrecer un uso de herramientas más amigable y materiales que generen resultados de alta calidad”. La compañía asevera que en los próximos 18 meses los consumidores tendrían un cambio de hábito. Ya no verían esta tecnología con ojos curiosos, sino que empezarían a encontrar razones para justificar sus compras. Así mismo, para 2015 este tipo de artefactos debería estar en el retail para su comercialización.

Para  algunos esta tecnología marcará el futuro. “Hay algunas tendencias que claramente cambiarán la vida de los usuarios y las impresoras 3D son parte de ellas”, afirma Jordi Botifoll, presidente para América Latina de Cisco. El ejecutivo afirma que las potencialidades de desarrollo son impensadas y que marcarán la industria.

LOS RETOS
Pero esta potencial industria tiene algunos retos que superar. Uno de ellos son los legales. Qué pasa, por ejemplo, si alguien imprime una pieza que se había estropeado de un Mac, ¿se puede hacer sin vulnerar los derechos de Apple? Una de las características de estos equipos es que los planos de impresión se distribuyen en internet, lo que abre las puertas a las descargas ilegales y todas las problemáticas con las que conviven industrias como el cine o música en la actualidad.

Más allá de sus potenciales usos en la medicina, robótica o industria aeroespacial, las impresoras 3D han generado controversia a causa de un mal uso, la creación de armas. Teniendo una impresora y una barra de plástico que cuesta en promedio US$30 se puede fabricar una Liberator, la que se distribuyera libremente, o un AR-15, con una capacidad de efectuar hasta 200 disparos de balas reales. Es ante esa perspectiva que el senador por California, Leland Yee, propuso que la distribución de estas impresoras sea regulada, teniendo un registro de sus dueños y de lo que hacen con sus dispositivos. En ese entonces, el  legislador afirmaba: “Los terroristas pueden hacer estas armas y hacer algunas cosas horribles a un individuo, luego alejarse sin castigo y esto es algo realmente peligroso”.

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