La función social extendida de la empresa
La sociedad ha enfrentado en los últimos tiempos diversos acontecimientos que han originado un cuestionamiento del modelo económico de libre mercado, que ha afectado muy especialmente la imagen y prestigio de la empresa y los empresarios. En nuestro país esto se ha manifestado en un generalizado rechazo a la palabra lucro, quedando tan instalado en la opinión pública que resulta difícil y políticamente incorrecto poder defenderlo.
Creo necesario hacer algunas reflexiones sobre el rol de la empresa en las sociedades modernas, con el ánimo de procurar centrar el eje del debate y no dejarlo solo a nivel de consigna, sobre todo considerando la discusión sobre la modificación a la Constitución, que incluirá discernir sobre el rol del Estado y la propiedad privada.
La empresa, entendida tradicionalmente como agrupación de personas (incluyendo también al empresario individual) y medios, que tiene como fin el desarrollo de una actividad lícita que le proporcione a sus dueños una justa retribución por su emprendimiento, en consideración, entre otros, a los recursos, trabajo, esfuerzo y riesgos que involucra esta iniciativa, es una definición que hoy resulta incompleta e insuficiente atendido el nivel de desarrollo actual de las sociedades. Por una parte debe tenerse en cuenta primeramente a las personas, alciudadano-consumidor, aquel que demanda los bienes y servicios de la empresa, concepto que también incluye al trabajador, al cliente, al proveedor y al accionista. Las personas en los tiempos actuales gozan de una situación muy diferente a la de sus padres y abuelos, fundamentalmente por su alto grado de necesidades materiales básicas ya satisfechas y también por el nivel de información de que disponen. Esto convierte alciudadano-consumidoren un ser más libre, por una parte, y también más consciente y exigente de sus derechos. Es un ser más complejo en sus acciones y decisiones. Este fenómeno lo entienden y enfrentan quienes se desempeñan en el ámbito de la publicidad y marketing. El perfil de esteciudadano-consumidorlo sitúa hoy en un nivel de mayor poder, está “empoderado”. ¡Bien por las personas! Lo anterior hace que la actividad empresarial sea hoy también más compleja y desafiante. Esta realidad es una buena noticia para las personas que tienen vocación empresarial y creen en el libre mercado. Es la empresa privada la que mejor conoce y entiende alciudadano-consumidory es capaz de responder de manera más apropiada y oportuna a sus demandas y requerimientos y, como contrapartida, el Estado es cada vez menos apto para llevar a cabo las labores propias de la empresa con éxito y eficiencia. El espacio para los privados ha crecido, y como todo crecimiento, trae aparejada una mayor responsabilidad.
Ya se ha dicho de manera reiterada -aunque decirlo no es lo mismo que comprenderlo y aplicarlo- que hoy la empresa tiene un rol en la sociedad que no se limita a administrar sus recursos, gestionar los medios y percibir las ganancias o utilidades, teniendo como límite y ruta solo el marco legal y normativo que le sea aplicable. Hoy la empresa debe considerar en su accionar a la sociedad completa, con conciencia que las guías para su actividad no son solo las leyes y normas; estas son más bien la base o piso para organizarse. La empresa debe aportar al medio en que actúa. Algunos llaman a esto laética empresarial. Yo he preferido llamarla “rol social extendido de la empresa”. ¿A qué me refiero con esto? La empresa y los empresarios, concepto en que incluyo no solo sus accionistas y sus dueños, sino que también a sus administradores, directores y ejecutivos, deben gestionar una empresa teniendo no solo en consideración el marco legal, que es un mínimo aceptable, pero no deseable ni sostenible para un modelo de libre mercado. La labor de la empresa no puede ser hoy el resultado de un clásico presupuesto o plan de negocios; no, un balanced scorecard o plan de gestión requiere necesariamente incluir variables e indicadores no financieros. Ejemplo de lo anterior en el ámbito interno de una compañía es la responsabilidad hacia sus trabajadores (clima y ambiente laboral, salud, condiciones de trabajo, niveles de educación y capacitación, remuneración justa y equitativa). En el ámbito externo, la adecuada información a sus consumidores, sus accionistas y al público; el pago oportuno a sus proveedores; el respeto al medio y entorno, lo cual comprende no solo el cuidado de los recursos naturales que se ven afectados con la actividad de la empresa, sino que también el aporte a su comunidad más inmediata (comuna, zona, villa, etcétera). Todo esto puede concretarse a través de infinitas obras y de las más variadas formas, desde aportes materiales, pasando por el sostenimiento de obras sociales, educativas, y hasta la gestión de iniciativas culturales, entre muchas otras. Alguien dirá que todo esto no es más que una moda. Sí, afortunadamente está de moda, pero es una moda que no va a pasar. El “rol social extendido de la empresa” no es sino una aplicación del principio de subsidiariedad en las sociedades desarrolladas, solo que ahora en vez de ser el Estado quien puede llevar a cabo todas o la mayoría de las actividades necesarias para las personas, es la empresa privada. Lo anterior, realizado con verdadera vocación empresarial, reconociendo el valor social de la riqueza y una ética en el actuar, es lo que en definitiva permitirá a los privados copar un espectro cada vez mayor de espacios que tradicionalmente se han entendido como propios del Estado, generándose una ecuación en que el ámbito de este se circunscriba a sus funciones propias reducidas, quedando para las personas todo el resto.
*La autora es abogada PUC y socia Del Río Parraguez Estudio JA Figueroa.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.