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Hacia una ley de cambio climático

El punto de partida debe ser el inventario de emisiones de gases efecto invernadero (GEI). Poco más de un tercio de las emisiones proviene de la generación eléctrica. Pese a que Chile ha destacado en la promoción de las energías renovables, un 40% de nuestra generación es a carbón.

Foto: Agencia Uno

Se ha planteado, y con razón, la necesidad de una ley de cambio climático. ¿De qué se trata una ley de este tipo? Ojalá tenga poca grandilocuencia y sí tenga un conjunto de principios e instrumentos, además de una institucionalidad empoderada, que permita asegurar ser un país carbono neutral.

El punto de partida debe ser el inventario de emisiones de gases efecto invernadero (GEI). Poco más de un tercio de las emisiones proviene de la generación eléctrica. Pese a que Chile ha destacado en la promoción de las energías renovables, un 40% de nuestra generación es a carbón. Por ello, es muy relevante el cronograma de descarbonización anunciado la semana pasada. Además se debiera revisar el impuesto verde, promover fuentes de almacenamiento y dilucidar las incertidumbres normativas que afectan a las centrales pequeñas.

Y si bien hemos avanzado en energía, en transporte, el segundo gran responsable con casi un 25% de GEI, sí que estamos en pañales. El impuesto al diésel es bajo comparado con los otros combustibles. No podemos esperar a que los autos eléctricos sean más baratos. Además, los autos no resuelven el problema de la congestión, que implica que otros autos sigan emitiendo. Se debe agilizar la ampliación de redes de transporte público eléctrico y de medios alternativos como la bicicleta y la caminata.

Industria y agricultura, respectivamente, son los que van en tercer y cuarto lugar de GEI. El uso de sistemas de refrigeración y solventes son los procesos que la industria debe controlar, además de utilizar energía renovable. Mientras que la agricultura debe hacer esfuerzos por tener una moderna "gestión del estiércol" (¿Cómo decirlo más elegantemente?).

Junto con reducir GEI, también es necesario que haya medidas de adaptación que permitan resistir este nuevo escenario: parques inundables, piscinas de control aluvional (como en Antofagasta), obras de contención de aludes, defensas ribereñas y otras acciones de este tipo requieren que el MOP cuente con fondos especiales.

Por último, también vale la pena aclarar, ¿que NO es una ley de cambio climático? Muchos piensan que todo problema se resuelve con una ley. Así, la responsabilidad termina siendo del Gobierno y de los legisladores. Entonces cada uno podría seguir con sus hábitos actuales, total el tema se resolvería por esta ley mágica. Tengamos cuidado al discutir este proyecto, para que nunca se transforme en una excusa. Si en algo vale la pena invertir, es en educación y en mejorar nuestros hábitos.

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