La difícil renovación de la CUT tras su cambio de mando

Nueva directiva de la CUT

La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) renovó su directiva. Tras casi una década de hegemonía PC, el PS volvió a liderar la mesa. En la primera votación universal que realiza sufragaron solo 34 mil personas, el 18% del padrón. Mientras desde la CUT dicen que deben reencantar a los trabajadores y que la crisis de las instituciones también golpea a los gremios de trabajadores, sindicalistas que no pertenecen a la multisindical critican su alta partidización y su escasa representatividad. Algunos incluso hablan de refundación.


Las elecciones en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) generaron un cambio en la correlación de fuerzas. La lista del Partido Socialista obtuvo la mayor cantidad de integrantes del Consejo Directivo: 27 de 45 y por ello se quedaron con cinco de los nueve cupos en la directiva, incluyendo la presidencia y la primera vicepresidencia, cargos claves en la organización sindical. Con ello, además, pusieron fin a la hegemonía que el Partido Comunista arrastraba desde 2012. Esta vez el PC logró tres cupos en la directiva, entre ellos la relevante posición de secretario general.

Para algunos dentro de la CUT es un cambio importante. El PS vuelve a presidir la multisindical por primera vez desde los tiempos de Arturo Martínez, el histórico dirigente que estuvo en el cargo por 12 años, hasta 2012. Para otros, no es más que una modificación “cosmética”: el PS no llevará las riendas de la Central por sí solo y la nueva pugna de poderes ya está instalada.

La nueva directiva está conformada por la presidenta Silvia Silva (PS); el secretario general, Erick Campos (PC), el gerente de gestión y finanza José Manuel Díaz (PS), cuestionado esta semana por un caso de acoso sexual de 2019; el primer vicepresidente Juan Moreno (PS) y el vicepresidente de organización, Manuel Díaz (PS). En la vicepresidencia de la mujer e igualdad de género estará Karen Palma (PC); como vicepresidente de comunicaciones y difusión José Pérez (PS); la PC Bárbara Figueroa en la vicepresidenta de relaciones internacionales y Tamara Muñoz en la vicepresidenta de Formación Sindical. Muñoz no milita en ningún partido e integró la lista del DC Nolberto Díaz, exsecretario general.

El momento de la renovación no es fácil para el sindicalismo representado en la CUT. La organización apoyó a 22 candidatos a la Convención Constitucional, incluida Bárbara Figueroa, su saliente presidenta. Ninguno salió electo. En la CUT dicen que deben posicionarse nuevamente y acercarse a las bases, salir a terreno para tener una mayor conexión con los trabajadores y la ciudadanía. “El aprendizaje que nos da la elección de convencionales es que debemos acercarnos a los territorios y dar a conocer lo que hacemos para que los trabajadores se sientan representados. Hay que conocer temas básicos y esenciales del día a día de los trabajadores. Temas como el transporte en que se movilizan, de seguridad social, licencias médicas, el Compin, el costo de la vida. Todos esos temas”, afirma Juan Moreno, primer vicepresidente de la CUT y presidente del sindicato interempresa de Walmart.

¿Qué tan representativo del movimiento sindical es la CUT?. Primero, una cifra a considerar: la tasa de sindicalización en Chile apenas llega al 20% de los trabajadores asalariados del país, según la última Encuesta Laboral (Encla 2019). Y aunque la CUT es la multisindical más grande del país, el total de sus afiliados no equivalen ni al 10% de los 8,1 millones de ocupados del país.

La manera de renovar la cúpula de la CUT cambió tras los problemas e impugnaciones de las elecciones de 2017. A partir de esa fecha, la CUT decidió universalizar las elecciones y que cada afiliado pudiese votar directamente por los miembros del Consejo General. Cada elector podía elegir nueve candidatos para los 45 cupos.

Para votar, además, los nuevos estatutos establecieron que para sufragar, las organizaciones afiliadas debía tener pagados los últimos 12 meses de cuotas sindicales. Con ello, evitaban que muchos sindicatos pagaran la última cuota recién el mes previo a las elecciones, para así participar. “De esta forma se premió a los sindicatos que realmente están trabajando en la CUT”, cuenta una fuente conocedora del proceso.

Según las cifras oficiales, la votación fue baja. En la CUT hay inscritas 460 organizaciones sindicales, pero solo 150 tienen una participación activa, con sus cuotas al día. El padrón electoral potencial llega a 700 mil trabajadores, pero solo 193 mil podían participar ahora. De ese total, votó el 18%: 34.740 personas. Un 52% fue del sector público y un 48% del sector privado.

Un dirigente ligado al sector minero entrega cifras para reflejar la baja representatividad: en la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) hay cerca de 18.000 afiliados, pero votaron menos de 200, mientras la Confederación de Trabajadores Forestales moviliza a miles de personas y solo sufragaron entre 75 y 80. “La reflexión sobre la baja participación no la hacen los que hoy van a administrar la CUT”, dice.

Liliana Ugarte, presidente del sindicato número 2 de Chuquicamata y parte de la CTC, cree que “la baja participación tiene que ver con esta crisis de las instituciones en general, de eso no escapa el mundo de los trabajadores. Creo que es necesario motivar y estimular a la gente y hacerla participar, no solamente de las votaciones, sino que de otros procesos democráticos que son también importantes. La misma llegada de la Central a las bases es muy importante”.

En búsqueda de las bases perdidas

En la Central reconocen que se debe ir a terreno para conocer los problemas cotidianos de sus asociados y no quedarse sólo en la esfera política. “Hay una base real y concreta. Lo que se tiene que hacer es volver a reencantar a los trabajadoras y trabajadores con la Central. Tenemos que hacer una reinvidicación en torno a las necesidades y demandas laborales. Tenemos que ser actores relevantes en la discusión que se dará para la nueva constitución, pero para eso tenemos que conocer sus problemas del día a día, de trabajo diario”, dice Juan Moreno.

José Pérez, nuevo vicepresidente de comunicaciones y difusión, subraya que precisamente una de las misiones que tendrá esta directiva será conectarse con las bases. “Cuando asumimos un cargo tenemos que mantener una conexión con los trabajadores. En los cargos uno se puede marear y confundir cuál es su función que debe ejercer. Si se está en ese cargo es porque alguien te eligió, y esas personas son las bases de trabajadores. Eso lo tenemos que cuidar y mantener siempre”.

El día que asumió la presidencia de la CUT, Silvia Silva, intentó marcar su sello y afirmó que buscará el diálogo con todos los sectores, integrando a todos, pero con avances concretos. Y ayer habló de “hacer un sindicalismo no tan politizado”, en entrevista con El Mercurio.

Moreno tiene un matiz: si bien hay que recuperar las bases, eso no significa dejar de lado el trabajo más político para hacer presente las demandas de los trabajadores, considerando, además el escenario electoral y de la convención. “Mi cargo se tomó en función de la tarea que debo desarrollar en el contexto electoral que se avecina. Tenemos que estar presente en esas instancias, de la convención, pero con propuestas claras y concretas”, menciona.

Las críticas de otros sindicalistas

Los trabajadores portuarios no son parte de la CUT, pero sí tienen una opinión sobre la situación de la Central. Jorge Salazar, presidente del Sindicato Número 1 de Trabajadores y Trabajadoras de Puerto Central en San Antonio, parte de la vocería de la Unión Portuaria de Chile, dice: “La baja participación muestra señales de la complejidad del escenario actual en la CUT. Es una organización que hoy se sienta con el gobierno a ver temas de sueldos mínimos, representa a los trabajadores en la OIT, pero en términos prácticos su representatividad es muy baja. Lo que construyó Clotario Blest dista mucho de la realidad actual de la CUT”.

Salazar, por ejemplo, extrañó una presencia más activa de la CUT tras el estallido. “Cuando fue la revuelta popular y se llamó a un paro general, no vimos la misma paralización efectiva que tuvimos los portuarios, ni siquiera en las organizaciones con representación en la CUT. Finalmente fuimos los únicos con paralización efectiva y todo el resto fue un saludo a la bandera”.

Desde el sector bancario y financiero, la visión sobre la CUT es igual de crítica, pero por otras razones. El presidente de la Federación de Sindicatos de Banco Santander, que agrupa a 4.000 trabajadores, Walter Figueroa, comenta que “la CUT no representa en absoluto al movimiento sindical. Nosotros tenemos una posición distinta con respecto a la necesidad de diálogo al interior de la empresa, a cooperar en el éxito de la empresa en el beneficio de todos. Nuestra política ha sido solucionar los problemas de los trabajadores. No discutimos para la galería, sino que buscando soluciones”.

Figueroa apunta también a la partidización de la Central. “Ni siquiera se dice en qué empresa trabajan, sino que cuántos son del PC, del PS, o DC y eso quiere decir que son los brazos o representantes de los partidos, y no la directiva de los trabajadores”. Y sigue su relato: “Los dirigentes tienen que ser elegidos por los trabajadores para defender sus necesidades y no la de los partidos”.

Luis Mesina, secretario general de la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines, pone otro elemento en el debate: “Se está planteando la idea de refundar la CUT y si eso pasa, se daría un debate interesante del cual seríamos parte de aquello. Debemos conversar sobre el nuevo rol que debe tomar el mundo del trabajo para los nuevos tiempos que se vienen”.

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