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Nueva falla en la línea del apagón produjo una “situación ajustada” del sistema eléctrico

El Coordinador Eléctrico Nacional admitió que el sistema eléctrico enfrentó una contingencia el lunes, debido a un nuevo desperfecto de la línea Nueva Pan de Azúcar-Polpaico, pero que dejó también al descubierto una pelea comercial entre actores del sistema, ya que el precio marginal de la energía se disparó para responder a ese momento complejo. Según Enel, el sistema ha estado "al borde del racionamiento eléctrico".

El Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), organismo autónomo encargado de conservar la seguridad de suministro eléctrico del país, admitió el miércoles que el sistema que abastece de energía desde Arica hasta Puerto Montt vive una situación “ajustada” en la zona central.

Fue su reacción a una carta enviada el martes 17 por Enel, “incendiaria” según algunos actores del sistema y “adecuada para el momento” para otros, al propio coordinador, donde en su primera línea planteaba que el Sistema Eléctrico Nacional se encontraba “en condición de emergencia”, dado que a contar de inicios de esta semana falló nuevamente la línea de transmisión Nueva Pan de Azúcar-Polpaico de 500 kV, la misma que protagonizó el apagón del 25 de febrero y que también había presentado desperfectos el 7 de mayo, que trae una gran cantidad de energía del norte, especialmente de centrales solares. La falla era de sus dos circuitos, aunque de distintas características y lugares que las anteriores. Y su arreglo tardaría unos cinco días.

El problema es que la situación “ajustada” no se circunscribía sólo a esta línea, sino que la misiva de la eléctrica italiana dejó al descubierto un escenario que contenía más factores adversos. En otra carta al CEN del miércoles 18, la generadora Acciona Energía los detalló: ”indisponibilidad de las centrales térmicas Santa María e Infraestructura Eléctrica Mejillones, la reducción de las importaciones de gas para generación eléctrica y la condición de agotamiento de los embalses Ralco, Pehuenche y Rapel".

La carta de Enel daba cuenta de que el suministro eléctrico estaba en serio riesgo, y apuntaba directamente a una de sus principales competidoras, Colbún, por la imposibilidad de encender su central Nehuenco, situada cerca de Santiago y que puede operar tanto con diésel como con gas. “A esta contingencia se suma la indisponibilidad del complejo Nehuenco, (...) debido a la falta de suministro de gas natural, lo que ha agravado significativamente la situación en la zona centro-sur”, decía la carta. “Solicitamos se aclare formalmente por qué no se ha instruido el despacho con diésel del complejo Nehuenco, a pesar de que el sistema ha estado al borde del racionamiento eléctrico”, agregó.

Por ahora no hay riesgo

Sin embargo, tanto desde las autoridades como hasta el propio coordinador, salieron a apaciguar ánimos y a dar cuenta que la situación no es extrema ni que el sistema está en riesgo de apagón. Tampoco en peligro de racionar la energía para enfrentar la contingencia. Al menos por ahora.

“Este evento, junto a otras condiciones del sistema, provocó una situación de abastecimiento ajustada en la zona central del país, específicamente en la hora punta del día lunes, debido a que no fue posible contar con los recursos de generación de la zona norte del país. Por este motivo, fue necesario despachar centrales que operan con combustible diésel de mayor costo de operación”, explicó el miércoles el Coordinador Eléctrico.

Fuentes de gobierno comentaron que cuando existen situaciones límite, donde está en riesgo la seguridad del sistema, son advertidos. Y en este caso, las cartas enviadas por empresas como Enel y Acciona se dirigieron solamente al Coordinador y no al gobierno.

Actores del sistema, entonces, apuntan a que esta alarma se circunscribe mas bien a una discusión comercial, que se basa en una exorbitante alza del costo marginal de la energía que se produce cuando el sistema debe recurrir a centrales generadoras de energía más caras para resguardar el suministro.

Y fue lo que ocurrió el lunes.

Como lo cuenta la propia Enel en su carta: “Esta combinación de factores ha llevado al sistema a operar al límite, registrándose en ciertos momentos un costo marginal de US$504,3 el kilowatt/hora”.

Este elevado precio se debió a que, para enfrentar el momento peak del lunes, se encendió una costosa central a diésel de Cementos Bío Bío como la última unidad disponible para pasar la situación. Al día siguiente, el martes 17, el CEN “instruyó la operación de la central Yungay-4 prácticamente todo el día con un costo variable de 348,1 US$/MWh”, añadió en su carta Acciona Energía.

El miércoles, en tanto, el costo marginal varió entre los US$150 y los US$200, dando cuenta de una situación más normalizada.

El precio marginal es el costo variable declarado de la unidad de generación más cara que está operando en el sistema y ese es el precio que deben pagarse entre las generadoras para cumplir con sus contratos de energía en caso de que no lo puedan hacer con sus propias centrales.

Por tanto, vender la energía a ese nivel elevado de precios es muy conveniente para aquellos disponibles y muy caro de pagar para aquellos que no lo están.

Ese precio marginal determina también las necesidades del sistema, puesto que recurrir a una central sumamente cara da cuenta de que el sistema está lo suficientemente ajustado como para llegar a ese punto.

Y aquí es donde centran las sospechas muchos de los actores del sistema. Admiten que la situación de abastecimiento no está holgada ni mucho menos, pero sienten que la discusión es mucho más comercial, entre empresas como Enel y Colbún, rivales históricos del sistema por tamaño e influencia. Litigio al que se subió Acciona, que también ha tenido conflictos con Colbún.

De hecho, Enel y Acciona, filial del grupo español del mismo nombre, en sus cartas apuntan al mismo objetivo.

“Le solicitamos que en la condición de emergencia en la que hoy se encuentra el Sistema (...), el Coordinador ordene inmediatamente el despacho de las centrales Nehuenco I, Nehuenco II y Nehuenco III operando con diésel, con el objeto de preservar la seguridad de abastecimiento y garantizar la operación más económica”, escribieron.

Nehuenco, ubicada cerca de Quillota, es una central de ciclo combinado que puede operar con gas natural y con diésel, pero que por disposiciones ambientales, sólo puede actuar con diésel en condición “de emergencia”. Esta condición la debe definir el CEN y no lo ha hecho.

Al final del día miércoles, el Coordinador dio cuenta que uno de los dos circuitos de la línea amagada Nuevo Pan de Azúcar-Polpaico había sido restaurada, por lo que el sistema se encontraba más aliviado pues había vuelto a recibir energía de las centrales del norte.

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