Políticas contra-cíclicas ahora
Retomar crecimiento más cercano a potencial resulta crucial para minimizar eventuales impactos negativos vinculados al proceso de normalización de la política monetaria en Estados Unidos.
Cuando Ben Bernanke anticipaba un proceso de retiro del estímulo monetario hace algunos trimestres, vimos cómo economías emergentes en posiciones cíclicas débiles fueron sometidas a castigos relevantes. Salieron capitales externos, las tasas de interés subieron de manera significativa y las monedas de varias economías se depreciaron. Países con déficits de cuenta corriente por sobre niveles sostenibles sufrieron ataques especulativos.
Aunque no podemos anticipar de manera precisa la reacción de los inversionistas cuando comience efectivamente el aumento en la tasa de política monetaria por parte de la Fed, parece bastante juicioso considerar que no debería ser un episodio ausente de cierto reordenamiento en los portafolios de inversión.
El ordenamiento de los portafolios ha comenzado en parte, pero ha sido muy tímido como para no esperar algo de mayores proporciones en el futuro. En efecto, el apetito por activos de alto rendimiento ha comenzado a disminuir y las autoridades están ayudando a que aquello ocurra a través de diversos mensajes de prudencia. Las declaraciones de Janet Yellen respecto a la valorización de algunos bonos van en esa dirección. Sin embargo, la cantidad de dinero es enorme, y usualmente estos redireccionamientos ocurren en gran medida de manera abrupta. Anticiparse tiene costos en rentabilidad y, por lo tanto, en aportantes para muchos asset managers globales.
El escenario internacional es entonces aún muy desafiante para economías emergentes, y más para aquellas que no tienen los mismos vientos favorables desde China de hace algunos años. Chile se encuentra entre las economías que deberían tener particular atención a los desarrollos de política monetaria en Estados Unidos.
¿Cuál es la receta para minimizar eventuales impactos indeseados? Retomar lo antes posible un crecimiento cercano al potencial. Aquellas economías que se encuentren creciendo de manera robusta deberían ser las que experimenten menores efectos adversos de un redireccionamiento en los capitales globales. Economías donde la política monetaria tenga pocos grados de libertad serán probablemente objetivo apetitoso para inversionistas ansiosos por retorno. Economías sin espacios para políticas fiscales contra-cíclicas, con déficits de cuenta corriente abultados y/o desalineamientos en sus precios de activos, tendrán más dificultad para asimilar el choque.
Es en este momento cuando la contribución de las políticas económicas resulta más crucial que nunca. Es ahora, y no en uno o dos trimestres, cuando deberían estar los esfuerzos por estabilizar la economía, recuperar confianzas y contener expectativas. Por un lado, las agendas de energía y competitividad entregan adecuadas señales al sector privado, en tanto la reforma tributaria ha entrado en tierra de derecha con mitigaciones en varios aspectos que no dejan de ser bienvenidas (aunque queda bastante por perfeccionar sin duda). Estos aspectos ciertamente ayudan a pavimentar el camino de las expectativas.
Por otro lado, queda una tarea desafiante para el gobierno: intensificar sus esfuerzos por concretar inversión pública. Reconociendo y suscribiendo las dificultades de ejecutar el gasto en capital, parece importante redoblar las energías por inyectar su efecto multiplicador en una alicaída economía.
En la otra vereda, el Banco Central debería continuar recortando la tasa de instancia, tratando en lo posible de colocar tan solo moderada atención a registros inflacionarios eventualmente abultados en el corto plazo. La inflación de mediano plazo ya está en jaque, en parte porque la depreciación del peso y su impacto sobre precios se estaría dando principalmente este año. Parece difícil esperar para el próximo año una depreciación como la vista en los últimos trimestres. Entonces, sin mucha inflación transable y con una anémica demanda interna, resulta válido preguntarse, con la información disponible hoy, de dónde sacaremos inflación sobre el piso del rango meta el 2015.
Retrasos en la implementación de políticas contra-cíclicas podrían aumentar la vulnerabilidad de la economía chilena a eventos de carácter sistémico. El diagnóstico de que el actual proceso de retiro del estímulo monetario en EEUU ha sido benevolente con Chile, aludiendo por ejemplo a las bajas tasas de interés de largo plazo, puede llevar a cierta complacencia. Concordando respecto a China y la fragilidad de su sistema financiero como “el gran riesgo”, este no tiene timing definido, sino es más bien un proceso estructural de recomposición en los drivers de crecimiento cuya evolución esperamos no tenga altibajos. Sin embargo, tenemos bastante más certidumbre respecto a la temporalidad de la Fed en el inicio del aumento de su tasa de instancia.
Los tiempos para hacer política contra-cíclica se estrechan en Chile, y se requiere convicción y agilidad de las autoridades para colocar la economía en el mejor pie posible hacia mediados del próximo año.
*El autor es economista jefe BBVA Chile (@jselaive).
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