Santiago Larraín: "Hay un ambiente más triste entre los empresarios"

Por estos días Santiago Larraín Cruzat, hijo de Fernando Larraín Peña, tiene un doble motivo para celebrar. A la conmemoración de los 140 años de que fuera fundada la bodega -por Luis Pereira Cotapos, en 1875-, se suma ahora el premio de la revista Wine Enthusiast, como la Viña del Nuevo Mundo 2015.
Por ello el ejecutivo -que siempre ha guardado silencio y evita la exposición pública-, cree que ha llegado el momento de hablar. Sobre el momento de la empresa, destaca que Santa Carolina ha alcanzado un crecimiento trascendental, siendo hoy la cuarta con mayor exportación de vinos embotellados, a más de 100 países. Como contrapartida, cada vez presenta una participación de mercado más baja en Chile.
¿Podrían salir del mercado interno?
Hace seis o siete años abandonamos el mercado del Tetra Pak. Ese es 50% del mercado de Chile. Lo abandonamos porque no estábamos siendo rentables, no teníamos una presencia importante y no sacábamos buenos frutos. Entonces tomamos la decisión de dejarlo de lado. De inmediato perdimos participación de mercado, pero a partir de eso no hemos tomado ninguna decisión de ese estilo, y no está en nuestra agenda tampoco.
El 20% de los vinos chilenos embotellados corresponde a productos que no superan los $2.000 por botella, según Nielsen. ¿Cree que esta característica hace que Santa Carolina apueste cada vez más fuerte en el exterior?
Chile es un país súper competitivo. Por lo tanto, el mismo producto en el mercado de exportación se vende un poco más caro que el que se vende en Chile. Es decir, la misma calidad de vino se vende a mejores precios afuera que en Chile, porque aquí es muy competitivo. Que apostemos afuera es porque es donde se nos están dando los mejores crecimientos y rentabilidades. Además, con el alza del tipo de cambio esto se ha hecho incluso más atractivo. Pero eso no significa que estemos pensando abandonar el mercado chileno.
¿Cuáles son hoy los principales desafíos de Chile en su industria del vino?
Todas las viñas buscamos crecer en el mercado exterior y una de las barreras que se encuentra es la imagen desconocida que puede llegar a tener Chile en el mundo. El vino chileno llega a personas que en algunas ocasiones sólo conocen a Chile porque queda al fin del mundo, y tal vez por el efecto del caso de los mineros. Pero ignoran mucho lo que es Chile y por ende cualquier cosa que potencie y mejore la imagen de Chile nos ayudaría a vender más. Y no podemos tener como único argumento de venta para cada punto un precio súper conveniente, o ser el bueno, bonito y barato.
¿Cuáles son los trabajos que se deben realizar?
Tenemos que buscar alianzas con otras industrias que tienen el mismo problema: el pisco, la fruta y el salmón. Cuando te venden el salmón no sé si la palabra de Chile aparece muy fuerte, lo desconozco. En el caso nuestro la palabra Chile va en la etiqueta. Esto servirá para aunar más recursos, porque de repente son golpes en el océano.
¿Hay que salir del bueno, bonito y barato?
¿Hay compañías que lo han hecho? Sí. Pero como industria completa… Francia también vende bueno, bonito y barato. California también vende bueno, bonito y barato. Esas son categorías de precios bajos que la venden en muchas partes del mundo. Salir de la categoría de los vinos más económicos no lo veo como algo razonable. Que uno empuje y trate de vender vinos más caros, es otra cosa. Pero no abandonaría ese segmento.
¿Cuáles serán las próximas inversiones de Viña Santa Carolina?
Hemos hecho hartas inversiones en el pasado. Entre US$15 millones a US$20 millones en los últimos cinco años. Hemos reconstruido la casona que durante el terremoto se nos dañó fuertemente. Hemos construido un centro de eventos con una cocina. Compramos una bodega en Totihue de US$12 millones, un campo de 150 hectáreas. Este año hemos comprado un campo de 100 hectáreas en la zona de Cauquenes, son inversiones productivas.
¿Cómo recibe Viña Santa Carolina el premio de la revista americana Wine Enthusiast al ser elegida como Viña del Año del Nuevo Mundo?
Felices. Para nosotros es un gran orgullo y honor recibir este reconocimiento de una revista internacional que pudo elegir entre todas las viñas del mundo y se fijara en nosotros. Es un gran honor y estamos felices. Es un reconocimiento a que lo que hemos estado haciendo va por buen camino. Uno trabaja y trata de hacer las cosas bien.
¿Qué cree que inclinó la balanza para que su viña fuera galardonada?
Estamos siendo consistentes en el mensaje que estamos dando como producto y hemos estado trabajado largos años en recuperar y posicionar la marca y la compañía como una empresa seria que produce buenos vinos, y que somos un actor relevante desde Chile. Este reconocimiento no surge sólo de un día. Dentro de Chile somos una empresa relativamente importante, somos la cuarta empresa de exportación. No somos una empresa pequeñita que un día tuvo un golpe de suerte y sacamos un buen vino, sino que tenemos un tamaño importante y respetable. Estamos trabajando en muchos mercados del mundo. Entonces, no es una viña boutique solamente, hay muchas que lo hacen muy bien. Nosotros tenemos un cierto tamaño y con la consistencia da una señal de mayor seriedad todavía.
¿Cómo ve el ánimo del empresariado? ¿Cómo ve las reformas que lleva adelante el Gobierno?
En el caso nuestro, nos hemos mantenido muy constantes, pero sí uno ve un ambiente más triste y tal vez la gente modifica su actuar por eso. Nosotros nos hemos mantenido bastante constantes con nuestros proyectos de inversión, porque sí hemos mantenido buenos resultados y seguimos viendo que el potencial es muy interesante. Por lo tanto, para poder mantenerse y seguir vendiendo hay que mantenerse activo. Ahora, es cierto que el ambiente es más triste, eso es innegable y el crecimiento de Chile está más bajo, pero nosotros dependemos más bien del mundo que de Chile en si. Por eso, creo que estamos un poco más aislados, no completamente. Tal vez el alza del tipo de cambio nos ha beneficiado de manera importante.
¿Ve que el ánimo empresarial en Chile es el mismo de antes?
Sí. Eso lo vemos por la prensa. No se ve el mismo ánimo que estaba antes. La misma existencia de que haya reformas a todo el mundo lo pone nervioso, porque a uno le gusta trabajar con el terreno lo más sólido posible.
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