Coronavirus y su nuevo aliado: baja radiación solar por llegada del invierno favorecería su propagación en gran parte del país

FOTO: Agencia Uno

Estudio de la Universidad de Santiago muestra cómo la mortalidad por Covid-19 ha sido mayor en países y regiones con menor radiación solar, precisamente lo que está comenzando a ocurrir en Chile por la llegada del invierno.


El coronavirus se originó en China, en pleno invierno en el hemisferio norte. En Europa y Estados Unidos la situación fue similar. Los países donde se registraron los mayores números de contagios y muertes se encontraban en la época más crítica en cuanto a enfermedades respiratorias.

En Chile, en cambio, su inicio coincidió con el verano, por lo que a la luz de lo ocurrido en la otra mitad del planeta, todo indica que en los próximos meses la situación empeorará.

Un estudio de Raúl Cordero, académico del Departamento de Física de la Usach y experto en cambio climático, relaciona cómo el clima, y particularmente la radiación solar, puede ser un factor determinante en la propagación del virus.

Santiago calor
Las regiones en las que la dosis diaria de radiación solar UV-B fue relativamente alta durante el último mes, han presentando un menor avance de la enfermedad, establece el estudio.

El documento señala que ensayos de laboratorio y estudios internacionales han demostrado que el coronavirus es vulnerable a determinados factores climáticos, entre ellos la alta radiación UV. Las tasas de crecimiento están correlacionadas con la intensidad de la radiación solar. Es decir, una alta radiación solar no favorece la propagación del virus.

Y según Cordero, altas dosis de radiación UV están asociadas a la primavera-verano, es decir, a cielos despejados, lo que generalmente se asocia a altas temperaturas, que es precisamente lo contrario a lo que ocurrirá en Chile a partir de las próximas semanas.

Además, dice, el verano trae consigo menos uso de calefacción y menor contaminación atmosférica, "lo que también influye”.

Por lo mismo, la baja presencia de la radiación solar que se espera para Chile, entre mayo y agosto, puede ser un factor climático ideal para la propagación del virus. “Debido a los largo de nuestro país, los cambios estacionales en el clima no son igual de marcados. Aunque a medida que se acerca el invierno, la radiación solar baja en todo el país, esto se da de manera mucho mas marcada en las regiones al sur de la Región de Atacama”, explica el académico.

La investigación muestra que agrupando a los países, estados y/o regiones de acuerdo a la radiación solar UV-B a la que han estado expuestos durante el mes de abril, se observa un número relativamente bajo de víctimas mortales y contagios. "Las regiones en las que la dosis diaria de radiación solar UV-B fue relativamente alta durante el último mes, han presentando un menor avance de la enfermedad y un número significativamente más bajo de víctimas mortales”, explica el académico de la Usach.

Analizando la radiación UV se observa que en nuestro país, a partir de fines de mayo, todos las regiones del país al sur de la Región de Atacama, estarán expuestas a bajas dosis diarias de radiación solar UV-B. Esa situación se mantendrá hasta fines del invierno austral, argumenta el académico.

Los cambios estacionales son naturales, “pero en Chile quizás el extraordinariamente cálido otoño que estamos viviendo haya ayudado a retrasar el peak de contagios en la zona central. Pero ni el clima, ni el cambio climático nos librará de este problema. Es importante subrayar que el clima es solo un factor para ayudar a entender algunas diferencias regionales en las tasas de incidencia de la enfermedad", explica el experto en cambio climático.

"El clima puede ayudar o perjudicar la propagación de la enfermedad, pero su efecto no se compara con el de factores claves como el distanciamiento social. Sin distanciamiento social no hay manera de contener el virus”, aclara Cordero.

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