En general, un celular con sistema operativo Android, de Google, a primera vista es igual que cualquier otro de la vasta cantidad de fabricantes que usan esta plataforma para sus teléfonos. Salvo excepciones, la interfaz es más o menos la misma. Pero es en el interior, en las capacidades y en la forma del aparato que éste puede destacar frente a la competencia. Y también en los accesorios. Y es acá donde el Atrix, el acorazado de los celulares de Motorola (al menos hasta que llegue la nueva versión del que fuese su más popular modelo, el Razr), destaca.

Más allá de contar con un procesador dual Tegra de Nvidia, además de todas las prestaciones de un buen smartphone, el Atrix se luce por sus complementos, que ponen más borrosa la línea entre un computador y un teléfono.

El Atrix cuenta con un dock que básicamente es una especie de laptop. Uno enchufa el celular en la parte posterior, y voilà: el contenido del celular pasa a desplegarse en una cómoda pantalla de 10" con teclado y todo. Una delicia que redefine el concepto de movilidad digital.

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