Culto

¿Quién fue el verdadero Viejo Pascuero? La historia real de San Nicolás de Myra y el insólito robo de sus restos

Desde el reciente hallazgo de su tumba original en Turquía hasta las crónicas medievales que lo describen salvando inocentes del patíbulo, la figura de San Nicolás trasciende el mito comercial. Acá, un recorrido por la vida del hombre que, tras siglos de metamorfosis, se convirtió en el Viejo Pascuero.

¿Quién fue el verdadero Viejo Pascuero? La historia real de San Nicolás de Myra y el insólito robo de sus restos

Probablemente no muchos sepan que el Viejito Pascuero, aquel entrañable personaje navideño que según la tradición pasa por las casas regalando juguetes a los niños que se han portado bien durante el año, tiene su origen en un obispo católico de la antigüedad tardía. San Nicolás de Myra.

Vivió en el siglo IV d.C., oriundo de la ciudad griega de Patara, en la actual Turquía; en rigor vivió buena parte de su vida en la ciudad helena de Myra, también en la moderna Turquía. Hoy, es la ciudad de Demre.

Para entender quién fue realmente Nicolás, debemos acudir a una de las fuentes biográficas más antiguas y confiables: el texto de Miguel el Archimandrita (escrito hacia el año 842 d.C.). En esta crónica, se rescata una faceta del santo que la Navidad moderna ha olvidado: su rol como defensor de la justicia frente a la corrupción estatal.

Según relata Miguel el Archimandrita en su hagiografía clásica, uno de los episodios más definitorios es el de la “Salvación de los Inocentes”. Mientras Nicolás se encontraba en Myra, supo que tres ciudadanos locales habían sido condenados a muerte injustamente por el cónsul Eustacio, quien había aceptado un soborno para ejecutar la sentencia.

Nicolás corrió hacia el lugar de la ejecución, el campo de León, y llegó justo cuando el verdugo alzaba la espada. Sin temor a la autoridad, el obispo arrebató el arma de las manos del ejecutor y liberó a los hombres. Este acto de valentía civil lo consolidó como el patrono de los presos y de aquellos que enfrentan juicios erróneos; una imagen de carácter fuerte que dista de la pasividad del abuelo bonachón que conocemos hoy.

San Nicolás de Myra salva a tres inocentes. Cuadro de Iliá Repin (1889).

La dote y los calcetines: el origen según la Enciclopedia Britannica

La conexión directa entre San Nicolás y la entrega de regalos encuentra su sustento histórico y legendario en el famoso relato de las tres doncellas. Según la Enciclopedia Britannica, este episodio es la piedra angular del culto al santo como benefactor secreto.

La historia narra que un noble empobrecido de Patara no tenía recursos para dotar a sus tres hijas, lo que en el siglo IV d.C. significaba condenarlas a la servidumbre o la prostitución. Nicolás decidió actuar bajo el manto de la noche para preservar su anonimato, siguiendo el precepto bíblico de que “la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”.

Michael el Archimandrita detalla que Nicolás lanzó una bolsa de oro por la ventana abierta de la casa del pobre hombre durante tres noches consecutivas. La Britannica añade un detalle que la tradición popular ha preservado con celo: en una de esas noches, las bolsas de oro habrían caído dentro de los calcetines de las muchachas, que estaban colgados junto a la chimenea para secarse. Este relato no solo explica por qué es el patrono de las novias, sino que establece una tradición que ha sobrevivido más de mil setecientos años.

La dote de las tres vírgenes (Gentile da Fabriano, c. 1425, Pinacoteca Vaticana, Roma). Es una de las historias alrededor de San Nicolás de Myra.

La evolución de un ícono (y los restos robados)

A pesar de su muerte en el año 343 d.C., el culto a Nicolás no dejó de crecer. La Enciclopedia Britannica explica que tras la Reforma Protestante en Europa, la devoción a los santos desapareció en la mayoría de los países, excepto en Holanda. Allí, la figura de Sinterklaas (San Nicolás) se mantuvo firme. Los colonos holandeses que fundaron Nueva Ámsterdam (hoy Nueva York) llevaron consigo esta tradición.

El nombre Sinterklaas se americanizó rápidamente como Santa Claus. A partir de ahí, la literatura, el marketing y el arte terminaron la transformación durante el siglo XIX. Así nació el personaje vestido de rojo y que reparte juguetes que conocemos hasta hoy.

San Nicolás, detalle del icono de los siglos VII-VIII, Monasterio de Santa Catalina, Monte Sinaí © 2025 Centro San Nicolás

Pero la fama de Santa Claus venía precedida de la del obispo. Resulta que a San Nicolás de Myra también suele nombrársele como San Nicolás de Bari. Pero ese título es el resultado de un audaz robo de reliquias. En el siglo XI, con la caída de Myra ante los turcos selyúcidas, el mundo cristiano temió por los restos del santo.

Como destaca National Geographic, marineros de Bari organizaron una expedición en 1087, entraron en la iglesia de Myra, rompieron el sarcófago y se llevaron la mayor parte de los huesos a Italia. Pocos años después, marineros venecianos hicieron lo mismo con los fragmentos restantes.

Foto del muestra el interior de la iglesia de San Nicolás en Demre, Turquía. Foto: Kenan Olgun/iStock.

Durante siglos, el paradero de la tumba original fue motivo de disputa. Sin embargo, en 2022, un descubrimiento cambió la narrativa. Arqueólogos en Turquía hallaron la ubicación exacta de la tumba original tras descubrir los cimientos de la primera iglesia construida en su honor, la cual quedó sumergida bajo el nivel del mar debido al aumento de las aguas en la Edad Media.

Este hallazgo en la actual Demre confirmó que el santo fue enterrado en un sarcófago específico sobre el cual se erigió un templo bizantino. La estructura original, protegida por capas de sedimentos y un suelo de mosaico posterior, sitúa al “verdadero Santa Claus” en un contexto geográfico y arquitectónico real, lejos de las heladas y azules tierras del Polo Norte.

Lee también:

Más sobre:HistoriaSan Nicolás de MyraHistoria UniversalHistoria Culto

Plan digital + LT Beneficios por 3 meses

Navidad con buen periodismo, descuentos y experiencias🎄$3.990/mes SUSCRÍBETE