¿Por qué aún no empieza el torneo de fútbol femenino? La gran incertidumbre de la actividad tras el fracaso de las Rojas

La U y la UC, en un choque correspondiente a la última temporada (Foto: Agenciauno)

Hasta ahora, ni siquiera están definidas las bases de la competencia. Este jueves, el directorio de la ANFP se reunirá de forma extraordinaria para debatirlas. Detrás, la obligatoriedad de la profesionalización genera la resistencia de los clubes, que tendrán que asumir el costo del proceso. Las jugadoras temen que el campeonato sea muy corto.



El Campeonato Nacional de fútbol femenino aún no tiene fecha de inicio. En rigor, ni siquiera las bases para una nueva temporada. A mediados de diciembre, Colo Colo se consagró como el último monarca, al vencer a Universidad de Chile. De ahí en más, la actividad está sumida en la incertidumbre. En medio, de hecho, sufrió un duro golpe: el fracaso en el intento por clasificar al Mundial que organizarán Australia y Nueva Zelanda. El mazazo fue duro pues, sin ir más lejos, le costó el puesto al seleccionador José Letelier.

Sin embargo, al margen de la decepción por la imposibilidad de sumar el segundo torneo planetario después de Francia 2019, lo que puede señalarse como el inicio del declive de la Generación Dorada que encabeza Christiane Endler, lo más inquietante, son, precisamente las señales en el sentido de la búsqueda de la renovación. En ese contexto, la organización y el fortalecimiento del torneo local es, con certeza, una de las más gravitantes. Hasta ahora, todo el difuso. Ni los clubes ni las jugadoras saben cuando volverá a rodar el balón. Recién este jueves, el directorio de la ANFP, que encabeza Pablo Milad, se reunirá para discutir el borrador de las bases que someterá a la discusión del Consejo de Presidentes.

Las jugadoras se atrincheran. La incertidumbre es amplia. Hasta hoy, no saben cuándo comenzará el torneo, aunque lo que más les preocupa es la extensión del certamen, que está relacionada con otro factor igualmente relevante: el económico. Inicialmente, manejan la información de que el certamen no durará más de seis meses y que tendrá 18 fechas. Es decir, la extensión será inferior en 90 días a la tradicional. “Necesitamos urgentemente un campeonato que nos entregue, primero, estabilidad laboral y, segundo, nos proteja en términos de calidad deportiva. Un campeonato corto pone en riesgo estos factores. Las actividades deportivas de este año, como los los Juegos Panamericanos, no son una razón para que nuestro campeonato, a diferencia del masculino, dure entre 5 y 6 meses”, establece Catalina Quezada, directora de la ANUFF, la asociación gremial que las agrupa. La realización de los Juegos Panamericanos y de la Copa Libertadores asoman como las razones formales para acortar el calendario. “Sin embargo, el campeonato masculino no vio afectadas sus fechas, a pesar que los eventos son los mismos”, responden las deportistas, a través de un comunicado.

Una ley que complica

El 10 de octubre de 2022 es considerado un día histórico para la actividad. En esa jornada, se promulgó la ley 21.436, que regula la actividad. En el fondo, que la profesionaliza, estableciendo los márgenes para la relación laboral entre los clubes y las jugadoras, una aspiración largamente esperada. El cuerpo legal se había promulgado en marzo. El proceso es gradual. Al cabo de tres años, todas las jugadoras tendrán que estar contratadas por las instituciones a las que defienden cada fin de semana, aunque, en definitiva, la relación es más profunda, pues comprende entrenamientos y las naturales obligaciones relativas a la vida deportiva. La obligación comienza a regir en octubre, cuando la mitad de las jugadoras deben estar ligadas formalmente con sus clubes, con todos los derechos y deberes de un trabajador.

Los clubes, en tanto, podrán postular a recursos estatales para el financiamiento de las respectivas ramas y acogerse a la Ley de Donaciones para contar con mayor capacidad financiera para ese objetivo. “Esta norma no sólo entrega la dignidad mínima que debe tener todo trabajador y trabajadora, representado en un contrato de trabajo, sino que también significa que las deportistas acceden a las leyes sociales que le proporcionan seguridad a ellas y sus familias”, celebró entonces, la diputada Erika Olivera, autora de la iniciativa.

Colo Colo celebra su título en el fútbol femenino (Foto: Agenciauno)

Aunque se trata de un avance, que muchos vieron también como una reivindicación, lo concreto es que no todos estaban felices. Los más reticentes, de hecho, fueron algunos dirigentes de clubes, que advirtieron que la ley impondría obligaciones que, en la práctica, podrían terminar atentando contra la propia actividad a la que pretendían beneficiar. De hecho, la bautizaron como la “ley boomerang”, frente al peligro de que se transforme en un implemento que termine generando daños al volver al inicio de su recorrido.

Por esos días, de hecho, se apuntaba a dos claros opositores a la iniciativa. A Pablo Hoffmann, presidente de O’Higgins, se le advirtió de la posibilidad de ser pasado al Tribunal de Honor de la organización, por haber reaccionado de mala forma ante una exposición de la gerenta Constanza Minoletti. Luego, en todo caso, fue más cauto. “Vamos a ver la ley y ahí te doy la opinión, porque tengo muchos reparos y hay que hacerlos en base a la ley. Lo tenemos que ver con los abogados”, declaró a El Deportivo. Luis Baquedano, entonces gerente general de Unión Española, era otro de los que manifestaba aprensiones. “No tenemos una posición hasta el minuto, pero es un tema complicado. Implica una planilla más. Lo vamos a ver”, decía el funcionario, quien ya no está en el club de Independencia.

Jugada estratégica

En la ANFP intentan ser tajantes. “La orden es que parta el 25 de marzo”, sostienen en la sede del fútbol chileno, como una pista respecto de la principal propuesta que contendrán las mentadas bases. La elemental. Entre los clubes, sin embargo, lo ven como poco viable. “No es cuestión de decir una fecha y empezar, hay que planificar”, sostiene un profundo conocedor de la actividad.

De cualquier forma, la propuesta debe pasar al Consejo de Presidentes y ahí es donde aparece la principal dificultad. Como la obligación de aplicar la ley comienza a regir en octubre e impone a los clubes tener contratadas al menos al 50 por ciento de las jugadoras, el temor es que, efectivamente, se defina un calendario que finalice antes del inicio de ese mes. “La excusa está a la mano: van a decir que debe terminarse todo antes de los Panamericanos”, establece una fuente.

Las jugadoras, a través de la ANJUFF, la organización que la agrupa, han iniciado averiguaciones con la Dirección del Trabajo para determinar los alcances de la obligatoriedad y los eventuales vicios en la forma en que los clubes las afronten. Hay varios clubes que ni siquiera han iniciado sus trabajos y, por cierto, también excepciones: Colo Colo, Santiago Morning y Universidad de Chile tienen a sus jugadoras contratadas y preparándose para cuando les toque jugar. Aún no lo saben.

Por lo pronto, hasta en la documentación hay señales que apuntan a evitar problemas. En los borradores de las bases que han recibido los clubes, por ejemplo, se elude la denominación “profesional”.

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