Convención puertas adentro: Rojas Vade, escaños reservados y los otros grupos de la Convención

Photo by Martin BERNETTI / AFP.

En las elecciones de mayo de 2021 independientes y activistas dieron la gran sorpresa al ser elegidos convencionales. Y hay consenso: ellos pusieron el tono y marcaron el ritmo del órgano constitucional al hacer girar a la izquierda los debates. También protagonizaron el mayor escándalo de los doce meses de trabajo cuando Rodrigo Rojas Vade -su figura emblemática- reconoció haber inventado un diagnóstico de cáncer para ser elegido convencional. Esta es la historia.


El llanto era generalizado entre los participantes del zoom convocado con carácter de urgente y la tragedia -el escándalo más grande que afectó a la Convención Constitucional en su año de funcionamiento-estaba a punto de remecer al país.

Era el 4 de septiembre de 2021 -la misma fecha fijada un año después para el plebiscito en el que se aprobará o rechazará la propuesta de la convención- y Rodrigo Rojas Vade (38 años), vicepresidente adjunto del organismo y el integrante más emblemático de la denominada Lista del Pueblo -la sorpresa electoral de los comicios de constituyentes celebrados pocos meses antes y que fue la tercera fuerza más votada- intentaba dar cara a sus compañeros.

Todo estaba por salirse de madre. Los 26 convencionales -entre ellos Tania Madriaga, María Rivera, Alejandra Pérez, Manuel Woldarsky, Marco Arellano, Giovanna Grandón, Ingrid Villena, entre otros- escuchaban de boca del propio Rojas Vade la confesión que poco después se viralizaría en un video tras una investigación de LT Domingo: “Mentí sobre mi diagnóstico (...) no tengo cáncer”.

Las lágrimas de varios se desataron y el sicólogo experto en crisis -que había sido invitado especialmente al zoom por Rojas Vade para orientarlo a enfrentar la situación- tenía dificultades para hacerse escuchar.

Los convencionales cerraban filas con Rojas Vade. Sin excepción le señalaban que lo apoyaban y que contara con ellos. Eso sí, le aconsejaban, que tenía que hacer un gesto público, renunciar a su sueldo ante notario, donar la plata.

El otrora líder de la Primera Línea -que encabezaba los enfrentamientos con Carabineros en Plaza Italia durante el estallido social, antesala del proceso constituyente- no soportó la presión y apagó la cámara. Tras un momento de silencio, sus pares le preguntaban su opinión sobre las alternativas que plantearon. Pero Rojas Vade puso en el chat que ya no estaba en condiciones de seguir hablando y salió abruptamente del zoom. Varios -más tarde lo comentarían entre ellos- lo veían tan abatido que temieron que podría atentar contra su vida.

El escándalo venía escalando. Se había desatado silenciosamente el jueves 2 de septiembre cuando en un café del centro de Santiago, Rojas Vade -confrontado por dos periodistas de LT Domingo quienes habían iniciado hace semanas su investigación- terminó por confesar que había inventado la enfermedad -cáncer, la principal causa de muerte de los chilenos- para ocultar otra dolencia que según sostenía era “estigmatizada” por la ciudadanía. Más tarde se sabría que padecía de Sífilis.

A minutos de la publicación del reportaje -que se adelantó para ese sábado 4 de septiembre- el convencional publicó un video en su cuenta de Instagram donde reiteró su confesión. De esta grabación sólo se enteró antes la entonces vicepresidenta Lorena Céspedes (Independientes No Neutrales), que fue advertida por Rojas Vade y quien comenzó a dar aviso al resto de los constituyentes.

No fue la única gestión del exPrimera Línea. También llamó a Marcos Barraza (PC) después de publicado el video y le pidió disculpas. Barraza era el coordinador de la Comisión de Ética de la Convención.

Una vez desatada la tormenta, Rojas Vade recibió varios mensajes de distintos convencionales. Uno -por ejemplo- le escribió chat en el que señalaba que “me parece bien la decisión (de renunciar a la mesa ampliada). Ya tendremos tiempo para hablar”, pero nunca más tuvieron contacto.

En el resto de la Convención -y en el país- la noticia se traspasó de boca en boca como un reguero de pólvora.

Mientras la entonces presidenta del organismo, Elisa Loncon (Pueblo Mapuche), pedía “respeto” para el constituyente ya que “había una situación humana de por medio”, el resto de la mesa directiva advertía rápidamente que la mentira de Rojas Vade iba a golpear la credibilidad de la Convención, quizás sin vuelta atrás.

“Mantenemos el compromiso irrestricto con la transparencia y la probidad en el ejercicio de nuestros cargos, por lo que iniciaremos los procedimientos internos correspondientes (...) Asimismo, pondremos a disposición de los organismos respectivos todos los antecedentes de los cuales dispongamos”, se lee en el comunicado que emitió el lunes 6 de septiembre de 2021 la mesa de la Convención.

El escándalo desatado por Rojas Vade puso en jaque al organismo en el que no se contemplaba -además- la posibilidad de renuncia. El constituyente nunca volvió a ejercer su cargo y meses después devolvería la dieta que había percibido. La Lista del Pueblo -en tanto- comenzó su propia travesía y terminaría al cierre del proceso dividida en dos colectivos tras una serie de renuncias: Pueblo Constituyente y la Coordinadora Plurinacional.

Nada pudo adelantar el violento término del convencional más emblemático del organismo y que -en sus escasos meses de trabajo- llegó incluso a rozar la categoría de más popular.

Y es que en medio de las señales continuas de hostilidad de los integrantes de la La Lista del Pueblo y otros independientes, la cordialidad de Rojas Vade no pasaba desapercibida. Al contrario. Cada vez que cruzaba mirada con algún grupo -incluido los de Vamos por Chile- el icónico miembro de la denominada Primera Línea esbozaba una sonrisa y saludaba. Esa actitud lo hizo popular entre los convencionales, incluidos los de derecha. A torso desnudo en las protestas y -luego- jurando su cargo a pie pelado en la carpa en que se llevó a cabo la ceremonia inaugural de la Convención, la figura de Rojas Vade generaba curiosidad entre todos los integrantes del organismo. A algunos les causaba gracia que abriera aplicaciones de citas en el exCongreso o que coqueteara con algunos de sus compañeros.

(Photo by Marcelo Hernandez/Getty Images)

Por el lado de Vamos por Chile, algunas de sus representantes femeninas se desvivían en atenciones por él: facilitándole ropa de abrigo en los primeros días de frío del invierno de 2021 (Bárbara Rebolledo), compartiendo experiencias de parientes con problemas de salud (Carol Bown) e -incluso- rezando por él (Ruth Hurtado).

Sólo a una de este grupo -muy en privado eso sí- generaba suspicacias la enfermedad de Rojas Vade: Rocío Cantuarias, electa en un cupo de Evópoli.

La convencional -hija del exsenador UDI Eugenio Cantuarias y que -pocos sabían- había compartido en su casa de infancia varias veces con Jaime Guzmán- solía fruncir el ceño cada vez que veía a Rojas Vade.

-No le creo nada. No tiene cáncer, comentaba Cantuarias -en privado- a sus cercanos, a quienes les señalaba que familiares suyos habían tenido la enfermedad y que le llamaba la atención la energía de Rojas Vade y que cada vez que había un receso se levantaba entusiasta a fumar y compartir con sus pares.

El 4 de septiembre de 2021, cuando estalló la bomba, Cantuarias se llenó de mensajes en su celular.

-”Te pasaste pa’ bruja”, le bromeaban.

Rojas Vade -claro está- no fue el único problema de la Lista del Pueblo que -en todo caso- tuvo un evidente triunfo político: nadie duda de que pusieron el tono de la Convención y obligaron al resto de los convencionales a girar a la izquierda.

La inauguración del organismo -el 4 de julio de 2021- fue su gran escenario. Adversarios de los representantes de las fuerzas políticas tradicionales, la Lista del Pueblo se sentía -así lo hacían saber- los verdaderos dueños del proceso. Elsa Labraña interrumpió la ceremonia a gritos para solidarizar con los manifestantes que en las calles aledañas al acto se enfrentaban a carabineros y los convencionales sólo estuvieron dispuestos a destrabar la situación una vez que se comprometió que la primera declaración oficial del organismo se referiría a los presos del estallido social.

Así fue. Sin el respaldo de Vamos por Chile ni parte de la centro izquierda, pero con 105 votos (de los 155 convencionales” que incluían a Apruebo Dignidad, el Colectivo Socialista, La Lista del Pueblo, pueblos originarios y otros independientes, se emitió una declaración en la que se demandaban -entre otros puntos- la tramitación del proyecto de indulto que estaba en el Senado y el retiro de las querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado.

-”El pueblo está adentro de la Convención”, explicaron los convencionales Giovanna Grandón y Cristóbal Andrade cuando a fines de julio de 2021 llegaron disfrazados con los corpóreos -“Pikachú” y “Dino azulado” que los hicieron conocidos durante las manifestaciones de octubre del año anterior.

El ingreso de los convencionales disfrazados y la cara de estupor de varios de sus pares constituyentes se inscribió entre los momentos bizarros del proceso.

Los meses de trabajo y las dinámicas internas terminaron por desgastar al grupo y ya en septiembre de ese año se comenzaron a producir las bajas: la primera en alejarse fue Loreto Vidal, acusando que “solo representaban a un pueblo”. El turno siguiente fue el de Elisa Giustinianovich por ”decisiones políticas” y luego vendrían Loreto Vallejos, Camila Zárate, Daniel Bravo, Francisca Arauna, Fernando Salinas, Lisette Vergara, Natalia Henríquez, Giovanna Grandón, Francisco Caamaño, Helmuth Martínez, Ivanna Olivares, Ingrid Villena y María Magdalena Rivera.

Incluso hubo más fracturas. Los convencionales Alejandra Pérez, Manuel Woldarsky, Tania Madriaga y Marco Arellano fueron apartados de las conversaciones de Pueblo Constituyente y debieron armar su propio lote junto a ocho representantes de los escaños reservados: la Coordinadora Plurinacional.

Convencionales de la Lista del Pueblo. Foto: Agenciauno

Ahora somos iguales

El entonces secretario ejecutivo de la convención, Francisco Encina, no tuvo tregua. La instrucción del gobierno de Sebastián Piñera era clara: el trato a todos tiene que ser parejo, nadie puede acusar privilegios.

En La Moneda sabían que caminaban sobre huevos y que cualquier gesto podía generar cuestionamientos.

Pero las presiones de los representantes de los escaños reservados -17 miembros- fueron las primeras en sentirse con fuerza para solicitudes como que la machi Francisca Linconao pretendía entrar acompañada a la jornada de inauguración o requerimientos de comida y alojamiento especial. También que querían hacer un rito especial en la ceremonia de juramente.

Encina rechazó los requerimientos y -aún antes del inicio de la Convención- los constituyentes pertenecientes a pueblos indígenas emitieron una declaración donde exigen la renuncia del secretario ejecutivo.

Las relaciones intra representantes de los pueblos originarios partieron mal, según reconocieron varios de los consultados para esta serie de reportajes.

Antes de poner un pie en la Convención, los 17 integrantes de ese grupo se reunieron varias veces en encuentros convocados por el PNUD. En un Zoom, según revelan algunos, se planteó que uno de ellos debería encabezar la mesa directiva del órgano que empezaría su funcionamiento el 4 de julio.

Si bien había consenso en esa postura, el nombre aún no estaba resuelto. Por lo mismo, entre parte de los escaños causó molestia cuando, por la prensa, se enteraron de que los convencionales mapuche habían decidido empujar la candidatura de Elisa Loncon como presidenta de la Convención tras un encuentro que tuvieron en la casa de la machi Francisca Linconao, donde los demás pueblos no participaron.

A raíz de eso, algunos de los escaños no mapuche manifestaron que el proceso constituyente comenzó sin confianza entre ellos. Incluso, según cuentan, algunos se lo encararon directamente a Loncon. No solo eso, sino que, para evitar que ella se quedara con la presidencia de la Convención, el resto de los escaños, respaldados por el PC, levantaron la candidatura de Isabel Godoy (Pueblo Coya), quien obtuvo 35 votos -se necesitaban 78-.

Ambas mantuvieron una tensa relación en buena parte del proceso. Pero nada se compara -señalan las fuentes consultadas- con el episodio más complejo que enfrentaron los representantes de pueblos originarios: una amenaza de muerte.

El 24 de marzo de 2022, durante la votación de indicaciones de la comisión de Derechos Fundamentales, Bárbara Rebolledo (IND-Evópoli) hizo una denuncia que tenía ribetes de escándalo: “No voy a participar de esta farsa, ni menos de las razones por las que estamos en esto luego de que una compañera convencional haya sido amenazada de muerte por otra convencional”.

Nadie quiso dar nombres. Y aunque se apuntaba a una supuesta víctima, desde su entorno negaban el hecho.

Casi cinco meses después, los convencionales consultados para esta serie de reportajes reconocen que las palabras de Rebolledo tenían algo de cierto.

Durante esa misma tarde, en que se votaría una indicación sobre propiedad indígena, el convencional por el Pueblo Chango, Fernando Tirado, recibió un mensaje en su celular que posteriormente fue eliminado por el remitente. Este decía: “A los tres los vamos a colgar” y estaba acompañado por una foto de Isabella Mamani (Pueblo Quechua), Lidia González (Pueblo Yagán) y él.

El mensaje -que no fue enviado por otro convencional- fue de un número -hasta la fecha- desconocido. Aunque dentro de los escaños discutieron si debían denunciar o no, Tirado optó por no hacerlo, pese a que Mamani y González estaban asustadas y le sugirieron hacerlo.

El debate en el grupo por la propiedad indígena mantuvo con los nervios tomados al grupo. “Ándate a la mierda”, recuerdan que Isabel Godoy le dijo a Mamani en plena sesión de votación de porque la convencional Quechua no le envió un documento.

Ese mismo día también hubo una funa protagonizada por un grupo de personas pertenecientes a pueblos originarios a las afueras del exCongreso, dirigida especialmente a Mamani. “Mamani vende tierras”, “Mamani fuera” se les escuchaba decir con megáfonos y pancartas mientras la convencional preparaba las indicaciones que buscaba presentar.

FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

En la bitácora de la convención referida a los pueblos originarios también está la desconocida olímpica de Margarita Vargas (del pueblo Kaweskar) a la UDI , quien recibió financiamiento del partido -cinco millones de pesos- que, según se supo después, devolvió íntegramente- y nunca cruzó palabras con sus pares gremialistas.

Pancarta en la sede de la UDI que incluye una foto -segunda en la fila de abajo- de la convencional Margarita Vargas (Pueblo Kaweskar)

O el estilo Loncon -la primera presidenta de la Convención- quien protagonizó varios episodios por su estilo directo -a ratos derechamente agresivo-. Uno de los más llamativos fue con el convencional UDI Martín Arrau.

El 7 de enero de 2022, Loncon participó de la comisión de Principios Constitucionales por primera vez desde que dejó de encabezar la Convención.

Arrau estaba ya sentado en su sitio cuando Loncon comenzó a caminar hacia él. El convencional UDI se inquietó: nunca habían tenido mayor diálogo. Pero quedó de una pieza cuando la también académica le dio un abrazo profundo, largo.

-”Es que ahora somos iguales”, se justificó Loncon.

Arrau atinó a balbucear:

-”Yo creo que siempre hemos sido iguales”.

FOTO CRISTOBAL ESCOBAR /AGENCIAUNO

La desesperación de Chahin

La fuerte presencia de independientes fue la gran sorpresa de la elección de los convencionales en mayo de 2021.

De los 155 miembros, 48 convencionales postularon por listas independientes de los partidos, es decir, el 31%. Sin contar los 17 escaños reservados para los pueblos indígenas, habrá solamente 50 constituyentes que militan en partidos políticos.

Tres reglas nuevas del sistema para la elección de los miembros de la Convención encargada de redactar una nueva Constitución -paridad, escaños reservados y listas de independientes- dieron al organismo una composición inédita desde el regreso a la democracia en 1990 en órganos colegiados, en medio de una fuerte crisis de representatividad de los partidos.

Además de la Lista del Pueblo, en la Convención destacaron los Movimientos Sociales Constituyentes, que incluso lograron elegir a María Elisa Quinteros como presidenta del organismo, y que integró a personeros como Alondra Carrillo, Manuela Royo y Cristina Dorador.

La escasa ortodoxia de su comportamiento -comparado a otras instancia como el Congreso- y que se expresaba en bulliciosos plenos con votaciones a manos alzada -de difícil contabilidad- y desorden evidente -como repetir votaciones- hizo sufrir a muchos.

Un ejemplo de las reacciones que generaba en los representantes de los partidos el comportamiento de estos debutantes fue el que protagonizó Fuad Chahin, de la DC, el único representante de su partido y con amplia experiencia parlamentaria.

Sucedió el 6 de julio de 2021 al momento de votarse las vicepresidencias donde -después de una batahola- se concedieron dos puestos para los escaños reservados.

Los gritos y la evidente incapacidad del vicepresidente Jaime Bassa para establecer por ejemplo toma de asistencia o registro individuales de voto hacían un caos de las imágenes que se podían apreciar. Así fue la tónica de los primeros días de funcionamiento de la convención.

-”¡¡¡¡¡No aguanto esto más!!!!” , explotó Chahin llevándose las manos a la cabeza ante la mirada sorprendida de sus pares y abandonó aparatosamente el lugar.

Volvería telemático tiempo después.

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