“Cállense, jauría”, “rastreros”: las secuelas de la polarizada elección de la Cámara

El debut de la nueva mesa que encabeza Vlado Mirosevic fue complejo. Incluso, desde la derecha lanzaron amenazas veladas para destituir a las nuevas autoridades.


El recién asumido presidente la Cámara de Diputadas y Diputados, Vlado Mirosevic (Partido Liberal), estaba terminando su discurso de apertura cuando fue interrumpido por los gritos del legislador independiente René Alinco (ex-PPD)

Mirosevic justo en esos momentos hacía un agradecimiento a los parlamentarios DC y del PDG que cumplieron la palabra y votaron por él en la votación del lunes (en la que se impuso por 77 apoyos en una segunda vuelta), honrando así el acuerdo administrativo, suscrito en marzo por casi todas las bancadas, salvo las fuerzas de derecha.

“¡Rastrero!”, le espetó Alinco, uno de los legisladores que se desmarcó de ese pacto administrativo para plegarse a la fallida estrategia de derecha para tratar de tomar el control de la Cámara, con descolgados de la DC, el PDG y otros independientes. Ese acuerdo, sin embargo, se desmoronó el fin de semana.

“¡Vendido!”, le respondieron a coro varios diputados del oficialismo, obligando a Mirosevic interrumpir su discurso, acusando actitudes “matonescas”.

El jefe de bancada del PS, Marcos Ilabaca, también trató de contener al legislador patagónico, quien reaccionó con insultos a su madre. “¡Vendido, pero no traidor!”, respondía Alinco en referencia a que las fuerzas oficialistas habían abandonado el impulso de los retiros previsionales.

Finalmente, Mirosevic pudo terminar con dificultad su alocución, en la que mezcló llamados a conservar el clima político con mensajes a sus partidarios, como poner fin a las AFP, y también a la oposición. “A los populistas y autoritarios les digo que tendrán un claro adversario en este presidente”, dijo, frase que generó irritación en la derecha.

A esas alturas el ambiente ya estaba caldeado. Pero una nueva chispa lanzó la diputada comunista Carmen Hertz (PC), quien pidió usar una facultad reglamentaria para responderle al UDI Cristián Labbé, quien la había tratado de negacionista.

Mientras hablaba la legisladora comunista, las bancadas de la derecha comenzaron a hacer ruidos, que sacaron de quicio a la parlamentaria. “¡Por favor cállense!, ¡cállense, jauría!”, gritó Hertz, quien recordó además intentos por silenciar a los comunistas.

El jefe de bancada del Partido Republicano, José Carlos Meza, le pidió a Mirosevic conducir el debate y le advirtió que ello iba a marcar la relación que tendrían con las nuevas autoridades.

Para tratar de calmar los ánimos, el subjefe del comité UDI, Sergio Bobadilla, pidió una reunión de urgencia con representantes de todas las fuerzas políticas.

Mirosevic solicitó, por su parte, no suspender el trabajo en la Sala y bajó de la testera para sumarse al encuentro con las bancadas.

Sin embargo, el UDI Felipe Donoso lanzó una amenaza más severa. “Si esta mesa no va a respetar el reglamento, va a durar muy poco”, dijo en la sala.

El vicepresidente de la Cámara, Carlos Bianchi, quien en esos instantes había tomado la conducción del debate, le respondió “gracias por sus buenos deseos”.

Según la versión de algunos jefes de bancada, en la reunión de emergencia se acordó bajar las tensiones, ya que la derrota que sufrió la derecha con parte de la DC y el PDG, había dejado a varios heridos.

No obstante, entre los mismos diputados oficialistas había conciencia de que una de las tareas de la nueva mesa será tratar de recomponer las relaciones especialmente con la derecha, ya que la mayoría relativa de 77 de 155 diputados, con la que triunfó Mirosevic, se expone a censuras (solicitudes de destitución), que requieren de una mayoría de 78 votos.

El tono beligerante del debate se mantuvo hasta el final de la sesión ordinaria del martes y, en la tarde, la derecha puso en marcha un plan alternativo para comenzar a destituir a diputados oficialistas de la presidencia de comisiones legislativas, instancias cruciales para definir qué leyes se discuten.

El primer blanco de la oposición será el socialista Daniel Manouchehri, presidente de la comisión de Economía, cuya continuidad a cargo de esa instancia se resolverá el próximo martes.

En tanto, el round entre Alinco y Mirosevic continuó fuera de la Sala, ya que el presidente de la Cámara dio crédito a las versiones de que el diputado patagónico estaba bajo la influencia del alcohol. “Me llegaron esos comentarios, yo no estuve cerca de él, no lo puedo confirmar, pero todo indica que así es”, indicó Mirosevic, quien anunció buscará mayores sanciones a legisladores que muestran conductas agresivas o que se presenten bajo intemperancia alcohólica.

Por su parte, la bancada del PPD formalizó la expulsión de Alinco, quien hoy está en busca de un nuevo comité que podría conformar con otros independientes.

El rol de Uriarte

Proteger la frágil mayoría de la nueva mesa y retomar un clima de diálogo con la oposición también se transformó en un desafío para el gobierno, especialmente para la ministra secretaria general de la Presidencia, Ana Lya Uriarte, una de las triunfadoras de la jornada del lunes.

La celebración de Uriarte, quien incluso había dicho que apostaría todo su capital político para conservar la presidencia de la Cámara, se transformó en un comentario obligado en la oposición.

De hecho, hasta el jefe de los senadores UDI, Iván Moreira, salió a cuestionar el rol que tuvo la ministra, cuyas gestiones lograron dividir a la DC y al PDG y dieron vuelta al radical Tomás Lagomarsino y al independiente Felipe Camaño, quien había sellado un preacuerdo con la derecha.

La molestia opositora ponía una cuota de suspenso a la tramitación de las reformas tributarias y de pensiones, que necesariamente requiere de votos de la derecha.

Sin embargo, en el oficialismo también había una actitud comprensiva con los festejos eufóricos de Uriarte, ya que independiente de que causaron escozor en la oposición, sus negociaciones le habían brindado uno de los pocos triunfos simbólicos que ha tenido el gobierno en el Congreso.

En las tratativas también tuvieron un papel clave el jefe de relaciones políticas de la Segpres, Nicolás Facuse, y la subjefa de bancada del Frente Amplio, Maite Orsini (RD), que en un plazo de días dieron vuelta y consiguieron votos de descolgados.

La DC lame sus heridas

Junto al PDG, la Democracia Cristiana fue uno de los grupos más afectados por el triunfo de Mirosevic.

Si bien la DC no formaba parte inicial de la estrategia de la derecha para tomar el control de la Cámara, los negociadores de Chile Vamos apostaron por tentar al diputado falangista Miguel Ángel Calisto, uno de los que tenía dudas de apoyar a la legisladora comunista Karol Cariola para presidir la corporación, según la rotación en la mesa que se había acordado en marzo pasado.

El inminente descuelgue de Calisto obligó a la DC abrir dos negociaciones paralelas. Por un lado con la derecha y por otro con el gobierno. Entonces los diputados falangistas esgrimieron el apoyo que brindaron algunos dirigentes del PC a la querella contra Sergio Micco (exdirector del Instituto de Derechos Humanos) para poner en duda el voto por Cariola. Sin embargo, la decisión del Partido Comunista de bajar la candidatura de su diputada los dejó sin argumento.

Por su parte, la derecha pretendía competir para la presidencia con el PDG, Víctor Pino, pero el quiebre en esa otra bancada obligó a un plan de emergencia.

Minutos antes de la votación, la bancada de la DC se reunió en la oficina de Calisto, hasta donde llegaron los jefes de los comités de la UDI y RN para ofrecerle la candidatura a la falangista Joanna Pérez, ya que Pino había depuesto su postulación. Pero Pérez se opuso.

Hasta ese minuto, el plan de la DC era asumir con resignación que ya estaban divididos, ya que el gobierno había convencido a Alberto Undurraga, Ricardo Cifuentes y Héctor Barría de votar por Mirosevic y en las últimas horas también habían dado vuelta a Camaño.

Calisto, por su parte, seguía firme con su plan de votar junto con la derecha, con la premisa de que el resultado del plebiscito del 4 de septiembre obligaba a rehacer el orden político. Frente a ello, la derecha decidió postular al mismo Calisto como su carta para presidir la corporación.

Al ver este escenario, el jefe de bancada de la DC, Eric Aedo y la diputada Pérez votaron en blanco, mientras que Jorge Saffirio optó por Calisto. Undurraga, Barría, Cifuentes y Camaño mantuvieron su compromiso de votar por Mirosevic. Solo en la segunda vuelta, Aedo y Pérez apoyaron a Calisto, quien solo sumó 73 respaldos.

El resultado dejó a la bancada sin nada en las manos. Perdieron un cupo en una vicepresidencia, que se le entregó a Carlos Bianchi, y el turno que les correspondía asumir en la presidencia de la Cámara el próximo año quedó en el aire.

Según el acuerdo administrativo suscrito en marzo, luego del período que estaba asignado a Cariola, correspondía a la Falange asumir la titularidad de la corporación, cargo que posiblemente iba a recaer en manos del mismo Calisto.

Sin embargo, en la DC están conscientes de que ahora no están en condiciones de exigir ese cupo, al tiempo que tampoco adoptarán ningún tipo de represalia a sus integrantes, independiente de cómo hayan votado.

El clima interno en el partido, donde algunos militantes históricos están renunciando, es otra razón poderosa para dar vuelta la hoja.

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