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Por qué escribir a mano podría salvarnos de perder nuestra inteligencia

Sin negar el gran aporte al conocimiento que entregan las nuevas tecnologías, la investigadora en Educación estadounidense Barbara Oakley va contra la corriente a la hora de integrarlas en la niñez. Es más: invita a los adultos a usarla a la par del conocimiento tradicional, como expuso en la tercera de las charlas del ciclo “La educación del futuro”, organizado por la Universidad Andrés Bello y que La Tercera transmitirá en exclusiva este próximo martes 21 de octubre a las 15:00 horas.

Bárbara Oakley fue reconocida con el premio McGraw Hill –conocido como el Nobel de Educación– por sus estudios acerca de cómo nuestro cerebro aprende nuevos conocimientos.

“Según me han contado, en Finlandia, cuando los estudiantes de Enfermería tienen que calcular la dosis de un medicamento, ocupan una calculadora: ponen 10 por 10, por ejemplo. Si escriben erróneamente un número, en vez de 100 podría salir 1.000. El problema es que nada en ellos dice ‘Esto está mal’, y con esa dosis podrían matar a un paciente”, narra la investigadora estadounidense Bárbara Oakley, doctora en Ingeniería y ganadora del premio McGraw Hill –conocido como el Nobel de Educación– por sus estudios acerca de cómo nuestro cerebro aprende nuevos conocimientos.

Probablemente, los estudiantes finlandeses sufren del mismo síndrome que muchos otros jóvenes (y no tanto) alrededor del mundo: necesitan de una calculadora hasta para hacer sumas o restas simples. El problema no es que la ocupen: es que, cada vez que le dejan el razonamiento a la tecnología, la parte del cerebro encargada de aprender se apaga lentamente.

Lo mismo ocurre cuando estamos en una clase o conferencia y tomamos apuntes en una computadora o grabamos el audio. La experta explica que si en vez de eso tomamos apuntes a mano, como la información debe ser procesada cognitivamente por el cerebro antes de que la mano la plasme en el papel es más fácil que las ideas se integren en nuestro aprendizaje.

“Siempre se escucha a los educadores decir: ‘No memorices. Es malo’. Y en realidad no lo es", asegura Oakley.

“Algo que a menudo nos da vergüenza es decirles a nuestros estudiantes que guarden sus celulares y sus computadoras. Pero háganlo. Estarán muy satisfechos con los resultados”, fue la principal arenga que Bárbara Oakley hizo a las y los asistentes a la tercera de las charlas del ciclo “La educación del futuro”, organizado por la Universidad Andrés Bello y que ha tenido como exponentes a líderes mundiales en el ámbito de la educación y la tecnología, como Sadid Hasan (líder de IA de Microsoft) y a Mike Tarrant (líder de educación global de Amazon).

No te pierdas las transmisión de la charla íntegra que Barbara Oakley dio en el marco del ciclo “La educación del futuro”, de la Universidad Andrés Bello, y que La Tercera transmitirá este próximo martes 21 de octubre, a partir de las 15.00 horas, en el home de Latercera.com.

Pero ojo: Oakley está lejos, muy lejos de demonizar la tecnología. Al contrario, en los muy exitosos módulos sobre el tema que dicta en la plataforma Coursera, la académica enseña cómo sacarle provecho a herramientas de inteligencia artificial como el Chat GPT para aprender más y mejor.

¿Una paradoja? Para nada, explicó la investigadora durante su exposición. La frontera está en cuánto dejamos en las manos de la tecnología y cuánto en nuestra capacidad cerebral.

Recuerdo, luego aprendo

No cabe duda –aseguró Bárbara Oakley en su charla– de que si hay un ámbito en el que la inteligencia artificial está cambiando el paradigma es en la educación. De repente, no sólo tenemos un océano de conocimientos a nuestra disposición, sino que también corremos el riesgo de ahogarnos rápidamente en medio de olas y olas de datos que somos incapaces de interpretar si no hemos desarrollado conexiones neuronales.

“Si no sabemos cómo aprende el cerebro, podemos cometer errores fácilmente en nuestra forma de abordar esta revolución”, advirtió Oakley. ¿Por qué? Porque cerebro e IA, a distintas escalas, utilizan la misma arquitectura para procesar la información.

Cuando aprendemos algo, nuestro cerebro crea un conjunto de enlaces que se conectan en lo que llamamos memoria. Por eso es tan importante aprender a dividir, memorizar las tablas de multiplicar o cómo se conjugan los verbos mientras estamos en el colegio.

Así, aunque en el futuro ocupemos una calculadora para hacer estas operaciones, o podamos preguntarle al Chat GPT cuál es el pretérito imperfecto del verbo satisfacer, en nuestra mente ya se crearon las estructuras que irán permitiendo al cerebro aprender cosas nuevas y razonar, que es el concepto clave.

“Si no practicas, digamos que si crees que entiendes lo que aprendiste y no te molestas en practicar, y con el paso de los días tu pequeño conserje sináptico barrerá todas las conexiones dendríticas y desaparecerán. No podrás recordar”, dice la académica.

Al contrario, si le dejamos ese razonamiento a la tecnología, las conexiones neuronales se debilitan y desaparecen.

Entender este proceso, aseguró en su intervención Bárbara Oakley, nos ayuda a derribar un gran mito (y que quizá frena a muchos adultos de aventurarse a un nuevo aprendizaje): el cerebro puede aprender a cualquier edad si las conexiones cerebrales se mantienen bien ejercitadas. ¿Cómo se hace eso? Recordando, explicó la investigadora.

Esa es la principal forma que tiene nuestra mente de reafirmar que aprendió algo. “Si no practicas, digamos que si crees que entiendes lo que aprendiste y no te molestas en practicar, y con el paso de los días tu pequeño conserje sináptico barrerá todas las conexiones dendríticas y desaparecerán. No podrás recordar”, ejemplificó.

Aquí es donde entra a jugar la IA. ¿Cómo? Ayudándonos en dos cosas: a reunir datos y conocimiento que nos costaría mucho pesquisar de forma “manual” (como buscando en una enciclopedia, por ejemplo), y a hacernos una especie de mapa de conceptos clave que nos ayudarán a fijar los conocimientos en nuestro cerebro.

“Si no sabemos cómo aprende el cerebro, podemos cometer errores fácilmente en nuestra forma de abordar esta revolución tecnológica".

“Siempre se escucha a los educadores decir: ‘No memorices. Es malo’. Y en realidad no lo es. En esta era de la IA, necesitamos volver a darnos cuenta de la importancia de internalizar datos e ideas (...) Si yo les digo: 12 x 12 es 299… ¿qué pasa en Uds? Sí, eso pasa: saben que hay algo mal”.

¿Te interesa el tema del cerebro humano y su forma de aprender, y cómo sacarle el máximo provecho a la inteligencia artificial? Entonces no te pierdas las transmisión de la charla íntegra que Barbara Oakley dio en el marco del ciclo “La educación del futuro”, de la Universidad Andrés Bello, y que La Tercera transmitirá este próximo martes 21 de octubre, a partir de las 15.00 horas, en el home de Latercera.com

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