De Presidente a provocador oficial: cómo Dmitry Medvedev ha tensado la relación entre Rusia y EE.UU.
Quien fuera considerado “reformista liberal”, hoy parece mostrar las opiniones de la ala más dura del Kremlin, provocando a Occidente mientras Vladimir Putin mantiene las vías diplomáticas tradicionales.
Después de años siendo la voz más exaltada e irrelevante del Kremlin, tuvo que ser Donald Trump el que se lo tomara en serio. El expresidente (2008-2012) y exprimer ministro ruso (2012-2020) Dmitry Medvedev, conocido por ser el mandatario que reemplazó a Vladimir Putin cuando este no podía hacerse reelegir, se ha vuelto uno de los propagandistas más provocadores de la élite rusa, y a fuerza de tuits llegó a conseguir que Washington enviara dos submarinos cerca de Rusia, solo por si acaso.
El jueves pasado, en su cuenta de Telegram, Medvedev escribió una publicación en la que recomendaba a Trump imaginarse la serie “The Walking Dead”, en forma de amenaza mencionando la capacidad nuclear rusa. Lo que en Rusia parecía otra publicación más de Medvedev, llegó a los oídos del Presidente estadounidense, que ordenó al día siguiente que dos submarinos nucleares se desplazaran a “las regiones correspondientes”.
Su carrera como “tuitero/telegramero” se extiende desde hace años, y se volvió decididamente anti-Occidente con el comienzo de la guerra en Ucrania. Ahora sus provocaciones irritaron a Trump, que mandó “dos submarinos nucleares a las regiones apropiadas, por si acaso estas declaraciones insensatas e incendiarias son más que eso”.
Trump justificó esta movida de piezas señalando que Medvedev habría amenazado con usar armas nucleares. Esto, después de que Washington mandara un ultimátum al Kremlin para alcanzar un acuerdo de paz con Ucrania.
Aun si en un principio Medvedev se había mostrado indulgente con Trump, e incluso felicitó sus posturas frente al Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, recientemente el expresidente ruso comenzó a cruzar “líneas rojas” en su retórica belicista. En un momento mencionó la “mano muerta”, un sistema automatizado creado por la Unión Soviética que tomaría el control del arsenal nuclear en caso de destrucción de la cadena de mando.
Con 59 años, Medvedev comparte ciudad de origen con al actual Presidente ruso: San Petersburgo, que en su tiempo se llamaba Leningrado. Se conocen desde cuando el primero era profesor de derecho en la universidad y asesor legal del alcalde Anatoly Sobchak. Debiéndoselo todo a Putin, llegó a Moscú en 1999 y fue elevado a presidente de Gazprom, jefe de gabinete del Kremlin y primer viceprimer ministro.
Finalmente, en 2008, cuando Putin terminó su segundo mandato, fue el momento de estrellato para Medvedev: fue electo Presidente, mientras que su mentor era primer ministro. En esos cuatro años de gobierno fue considerado un “reformista liberal” amistoso con Occidente. A diferencia de hoy, en ese entonces Medvedev hablaba de “renovación y valores democráticos”, de libertad y de amistad con Estados Unidos. El momento cúlmine de esta actitud se dio en 2010 con la firma del Nuevo Tratado START con Barack Obama, en el que Washington y Moscú redujeron sus arsenales nucleares.
Ya en 2012 Putin volvió a la presidencia y tuvo siempre a Medvedev como número dos en su jerarquía, hasta que en 2020, entre rumores de alcoholismo e incompetencia, el entonces primer ministro fue sustituido y cambiado de cargo: ahora es vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia.
De tecnócrata liberal, la transformación política de Medvedev muestra hoy a un ultranacionalista dispuesto a provocar a quien considere enemigo de Rusia, con publicaciones incendiarias en X y Telegram. Ya en mayo publicaba: “Sobre las palabras de Trump acerca de que Putin ‘está jugando con fuego’ y que cosas ‘realmente malas’ le están pasando a Rusia, solo conozco una cosa REALMENTE MALA: la Tercera Guerra Mundial. ¡Espero que Trump lo entienda!”.
Otros tuits citados por el diario El Mundo: “A menudo me preguntan por qué mis publicaciones son tan duras. La respuesta es que los odio. Son unos cabrones y unos torpes. Quieren que Rusia muera. Y mientras yo viva, haré todo lo posible por hacerlos desaparecer”. “¿Quién dijo que Ucrania seguirá existiendo en el mapa mundial dentro de dos años?”. “El envío de armas extranjeras a Ucrania nos acerca al invierno nuclear”. “No hay más opción que la eliminación física de Zelensky”. “Trump puede olvidarse del Premio Nobel de la Paz. Felicidades, señor Presidente”.
En términos más “poéticos”, se refiere a franceses, alemanes e italianos como “los comedores de ranas, salchichas y espaguetis que hacen peregrinaciones inútiles a Kiev”, y ataca a Joe Biden, a la OTAN y a quien hable mal del Kremlin.
Tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, Medvedev se refirió al liderazgo en Kiev como “cucarachas reproduciéndose en un frasco”. En un discurso a principios de este año, Medvedev presentó una imagen que mostraba a Trump y al Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, como Muppets, y pidió la “destrucción del régimen neonazi de Kiev”.
Con frecuencia recurre al espectro del nazismo. Este año dijo que el nuevo canciller de Alemania, Friedrich Merz, había “sugerido un ataque contra el puente de Crimea. ¡Piénsalo dos veces, nazi!”.
Según CNN, Medvedev cuenta con 1,7 millones de suscriptores en Telegram, además de cuentas en X en ruso e inglés, con un total de casi 7 millones de seguidores.
A pesar de ser demasiado extravagante como para ser tomado en serio, los analistas aseguran que el rol de Medvedev está calculado. Desde el Instituto para el Estudio de la Guerra, un think tank en Washington, señalan que él es utilizado para “amplificar una retórica incendiaria diseñada para generar pánico y miedo entre los líderes occidentales”, como parte de “una estrategia informativa concertada y dirigida desde arriba por el Kremlin”.
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