Ha-Joon Chang, economista: “Muchos países podrían pensar en un nuevo sistema económico internacional sin EE.UU”
Este reputado experto surcoreano, de reciente paso por Chile, plantea que la guerra arancelaria podría tener efectos inesperados. "El (Donald Trump) ha estado retrocediendo… sabe que si realmente sigue adelante, los consumidores estadounidenses se indignarán", advierte.
Destacado economista y académico surcoreano, Ha-Joon Chang es un referente mundial en economía institucional y desarrollo. Fue profesor de economía en la Universidad de Cambridge entre 1990 y 2021, antes de llegar a la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) en 2022. En 2013 la revista Prospect lo clasificó como uno de los 20 pensadores más importantes del mundo. Ha publicado 17 libros, entre ellos, 23 Things They Don’t Tell You About Capitalism.
Vino a Chile -donde tiene varios ex alumnos- a la Cumbre por la Democracia, invitado por FES (Fundación Friedrich Ebert). En la Universidad de Chile compartió panel con Josep Stiglitz y Susan Neiman, entre otras figuras, para reflexionar sobre el auge de la extrema derecha y sus causas. Dice que nunca pensó que esto tuviera solo que ver con la desigualdad. “Por ejemplo, Polonia y Hungría son dos de los países con mayor igualdad del mundo, y tienen este gobierno de derecha y antidemocrático”, asegura.
“Aunque debemos admitir que la alta desigualdad facilita estas políticas extremas, porque hay personas muy ricas capaces y dispuestas a manipular la opinión pública y cosas por el estilo. Veamos Estados Unidos: Trump tiene su propia red social. Elon Musk compró Twitter, lo convirtió en X y lo usó para campañas de desinformación. Así que la desigualdad aumenta la probabilidad de esta tendencia antidemocrática, pero no es algo que haya impulsado todo esto”, plantea.
¿Qué impulsa estas tendencias?
En mi opinión, en América Latina, lo que realmente impulsó esto fueron los empleos, ya que existe un nivel de desempleo bastante alto. En algunos países es incluso mayor, pero en Chile ronda el 10%. Pero ahí no termina el problema, ya que también existe un nivel muy alto de informalidad. Chile, de hecho, tiene uno de los niveles más bajos de informalidad en Latinoamérica, pero aún representa aproximadamente el 30% de la población. Así que, básicamente, el 40% de la población está desempleada o tiene empleos extremadamente precarios y mal remunerados en el sector informal. Y para colmo, en Chile y también en Argentina —y en menor medida en otros países latinoamericanos— se ha producido una gran cantidad de graduados universitarios. Busqué los datos del Banco Mundial y ahora el 99% de los chilenos en edad relevante para esto van a la universidad… Ni siquiera en Corea del Sur el número es tan alto. Y cada vez es más difícil crear empleos de alta calidad porque la economía se ha desindustrializado y las materias primas han cobrado mayor importancia. La mayoría de los empleos del sector servicios son de baja productividad. Estos dos factores son la receta para este tipo de situación explosiva, porque básicamente no pueden crear suficientes empleos.que sean estables y bien pagados, etc., mientras que el 40% de la población no tiene realmente un trabajo real.
El bajo crecimiento ha sido un problema de los últimos 10 o 15 años. Este gobierno no priorizó el crecimiento en su programa, aunque ahora le ha dado relevancia. ¿Cree que ha habido un cierto tipo de ceguera por parte de la izquierda en términos de cuán importante es el crecimiento?
Creo que llamarlo un problema de crecimiento es no comprender realmente sus causas fundamentales… En los años 90, a principios de los 2000, tuvieron un gran éxito con las exportaciones agrícolas, lo que generó un crecimiento muy alto y, básicamente, elevó a su país a otro nivel. El problema es que los capitalistas chilenos, la clase inversionista, los empresarios, como quiera llamarlos, no han podido moverse de ahí. Por lo tanto, han agotado las oportunidades que ofrece la expansión de la exportación basada en recursos naturales. Y luego no le han hecho upgrade. Así que siguen exportando lodos de cobre, litio crudo; en lugar de crear industrias a partir de ellos; su agricultura sigue dependiendo de mano de obra barata. Ahora hay países que implementan esta agricultura de alta tecnología con sensores, drones y cosecha mecanizada. Básicamente, debido a la falta de up grade, sus exportaciones se estancan. Y entonces, toda la economía no puede sostenerse. Así que se trata de un fracaso de la modernización; el bajo crecimiento es un síntoma. La última vez que estuve aquí en 2019, estaba dando una conferencia en el CEP y alguien del público me preguntó: «Profesor, está hablando de política industrial y es algo que realmente no podemos hacer, solo los países asiáticos lo han podido hacer». Y le respondí: “¿Hablas en serio?”. Chile tiene una muy buena política industrial. ¿Cómo crees que crearon todas esas industrias agrícolas? Se basó en esta cooperación muy productiva entre el gobierno y el sector privado. Así, el gobierno y la Fundación Chile, Pro Chile, proporcionaron servicios de investigación y marketing de exportación. Solo hay que trasladar ese modelo a la manufactura, la agricultura y los servicios de alta tecnología. Así que no sé, quizás sea solo cuestión de mentalidad. Quizás su capital se siente demasiado cómodo con la exportación de recursos naturales. Pero básicamente no han movido su estructura productiva en comparación, digamos, con el año 2000.
Leí que mencionó a la industria salmonera chilena como ejemplo. El vino es otro ejemplo de desarrollo con valor agregado. Y uno de nuestros pocos unicornios, NOt Co, se expande con productos hechos con proteína de origen vegetal. ¿Son buenos ejemplos para usted?
Exactamente.
¿Cuál es el problema institucional para escalar esto?
El primer problema es el potencial del sector. Es decir, se puede cultivar más salmón, pero la productividad en la industria salmonera tiene un límite claro para crecer. En cambio, si se producen semiconductores, autos eléctricos, etc., la productividad puede multiplicarse por miles. Así que la elección del sector es clave. El potencial de modernización tecnológica es mucho mayor en algunos sectores que en otros. Pero la otra es el potencial del mercado global. Así que sí: salmón, un gran éxito, vino, un gran éxito, pero el dinero que se puede ganar haciendo vino palidece en comparación con el dinero que se puede ganar fabricando semiconductores, teléfonos móviles, etc. Lo del unicornio suena muy bien: el potencial es enorme. Así que no se trata realmente de cómo lo haces, sino de qué haces. No conozco la economía chilena en detalle como para recomendar este o aquel sector, pero es algo que hay que considerar. Y con Fundación Chile, Corfo y Pro Chile, ya han creado ese tipo de mecanismo. Ya han demostrado al mundo que pueden lograrlo.
El debate actual sobre la falta de innovación en Chile pasa por el problema de tener mucha regulación…
Las regulaciones pueden ser un obstáculo para la innovación, pero en mi opinión, esto es un asunto secundario. Un ejemplo: a principios de los 90, hubo un artículo que decía que en Corea del Sur se necesitaban hasta 299 permisos para abrir una fábrica, pero se abrían fábricas todo el tiempo. ¿Cómo era posible? Y mi respuesta es: si hay mucho dinero por ganar, se consiguen esos 299 permisos. E incluso si solo se necesitan dos permisos, si no hay dinero por ganar, no se consiguen. El segundo punto es que algunas regulaciones son absolutamente necesarias porque si no se regulan ciertas actividades comerciales, se podría arruinar el sector. Por ejemplo, ahora existe mucha preocupación por el uso excesivo de antibióticos en el salmón chileno. Y algunos consumidores de países ricos empiezan a decir: «Bueno, quizá no deberíamos comprarlo, es malo para la salud». Entonces, si no se regulan estos aspectos, se destruirá la industria, ya que se dañará el medio ambiente y la reputación del salmón chileno. Pero lo más importante es que, para innovar, es necesario invertir en investigación y desarrollo. Y me sorprendió mucho que Chile gasta solo el 0,33% de su PIB en I+D. Corea del Sur gasta el 4,6%. La mayoría de los demás países ricos gastan entre el 3% y el 3,5%. Esto demuestra lo bajo que es su nivel tecnológico. Porque si no se invierten recursos en I+D, ¿cómo se va a mejorar la tecnología? Y sin eso, no se puede competir en este mundo. Así que sí, estoy seguro de que hay algunas regulaciones ridículas que dificultan los negocios, pero hay que aceptar que ese es un problema secundario.
Hablemos del libre comercio, clave para un país exportador como Chile. ¿Cuál es su visión sobre las consecuencias de la guerra comercial que Trump está imponiendo?
A largo plazo fracasará porque no tiene una estrategia clara sobre qué industria desarrollar ni cómo hacerlo. Espera que si impone muchos aranceles a los autos alemanes y a los semiconductores coreanos, los alemanes y coreanos vendrán a construir una fábrica en Estados Unidos y podremos vivir de ello. Esto es una ilusión, porque es imposible que alemanes y coreanos trasladen todas sus industrias a Estados Unidos, es una fantasía. Y en segundo lugar, una justificación que se da para la estrategia proteccionista, es que debería aplicarse solo a los países en desarrollo. Eso de proteger a las industrias jóvenes hasta que crezcan y puedan competir en el mundo, de la misma manera que enviamos a los niños a la escuela en lugar de enviarlos a trabajar a los cuatro o cinco años. Básicamente, lo que (Trump) intenta hacer es subsidiar a su hijo de 50 años, que ha fracasado en muchos negocios y no tiene ningún deseo de corregir su comportamiento, con la esperanza de que, de alguna manera, al protegerlo más, funcione. Pero las corporaciones estadounidenses, ¿por qué están en declive? Porque dejaron de invertir. Reparten entre el 90% y el 95% de sus ganancias a los accionistas mediante dividendos y recompras de acciones. No tienen dinero para invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías. Por eso empresas como Boeing se están hundiendo. Tras la muerte de Steve Jobs, Apple ha ido perdiendo poco a poco su liderazgo tecnológico.
¿Por qué?
Porque Steve Jobs se negó a recomprar acciones (stock buybacks) e invirtió muchísimo en tecnología. Tim Cook, al no tener los conocimientos tecnológicos de Jobs ni el carisma, básicamente está comprando a sus accionistas mediante enormes recompras de acciones, lo que significa que Apple invierte cada vez menos en tecnología. Así que, con un sector privado como ese, independientemente de la protección que se les dé, solo dan el beneficio extra a los accionistas y no invierten. Pero, incluso a corto plazo, (Trump) ¿podrá realmente sostener esto? Porque Estados Unidos depende en gran medida de las importaciones de bienes de consumo de Asia. Y está imponiendo aranceles del 100% a China, del 40% a Vietnam y del 30% a Corea. Si hubiera sido inteligente, debería haber puesto la mira en China y dicho: «Les vamos a imponer un arancel del 70%, pero Corea, Vietnam y Japón, sin aranceles». Pero ahora está provocando la ira de todos. Entonces, ¿cómo va a sobrevivir a esta presión inflacionaria que se avecina si realmente cumple con su promesa? El ha estado retrocediendo… sabe que si realmente sigue adelante, los consumidores estadounidenses se indignarán.
¿Y Chile?
Creo que muchos países se están dando cuenta poco a poco de que, en realidad, el emperador está desnudo. O sea, Trump dio marcha atrás con el arancel a China cuando se dio cuenta de que los chinos no necesariamente extraen, sino que procesan y refinan entre el 70% y el 90% de los llamados minerales de tierras raras, que el Ejército estadounidense necesita para construir estas armas de alta tecnología. Así que creo que otros países acabarán descubriendo este bluff. Y, lo que es más importante, su desprecio por el estado de derecho, por ejemplo, los acuerdos de libre comercio. Chile y Corea del Sur tienen un tratado de libre comercio con EE.UU. Estos tratados no son como memorandos de entendimiento. Son leyes de rango constitucional que deben ser ratificadas por cada Parlamento. Y de repente, viene y dice que no. Entonces, ¿quién va a firmar un acuerdo con Estados Unidos? Así que creo que ahora muchos países empiezan a pensar que quizás necesitemos construir un nuevo sistema económico internacional sin Estados Unidos. Y es más factible de lo que se cree, porque Estados Unidos puede estar produciendo el 25% del PIB mundial, pero en términos de comercio internacional, es una economía muy cerrada; representa solo entre el 10% y el 11% del comercio mundial. Puedes vivir sin eso.
¿Cómo ve a Chile hoy, con el presidente Boric terminando su gobierno, que ha tenido en él a algunos estudiantes suyos? ¿Por qué cree que no se abordaron con fuerza los desafíos que ha descrito, por ejemplo, la innovación y exportar productos diferentes?
Desconozco sus políticas internas, pero desde el principio me preocupó un poco que no parecieran tener una estrategia seria para transformar la estructura económica. No digo que se supone que como es un gobierno progresista debería haber transformado completamente esta estructura industrial en cuatro años, no es posible. Pero al menos deberían haber iniciado una conversación. ¿Por qué estamos estancados? ¿Qué está fallando? ¿Qué no estamos haciendo? ¿Qué estamos haciendo mal? Creo que, por alguna razón, no se enfocaron en la estructura productiva, la productividad, la innovación y la creación de buenos empleos. Y sí, me entristece bastante que no iniciaran la conversación. Pero tal vez aprendieron y empezarán a tomar estas cosas más en serio. Y además, con la derrota en el plebiscito constitucional, perdieron impulso. Quizás pensaban que presentarían esa estrategia económica un poco más tarde. Y cuando eso sucedió, simplemente perdieron la iniciativa.
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