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Las razones tras el boom de los bautizos católicos en Francia

En un país conocido por su sociedad laica, el aumento de bautizos adultos sorprende a los mismos sacerdotes, que llevan dos años seguidos viendo cada vez más personas haciendo catequesis.

Mujer orando en la Iglesia de Saint Sulpice en París. Foto: Archivo SARAH MEYSSONNIER

Algunos hablan de una búsqueda de sentido post-Covid, otros de anhelo de comunidad y hay quien culpa a las pantallas, pero en Europa en general, y en Francia en particular, cada vez más adultos están haciendo catequesis. Unos 10.300 adultos y 7.400 adolescentes se bautizaron durante el fin de semana de pascuas a lo largo y ancho del Hexágono, según citas de la Conferencia Episcopal francesa, y el alza es notoria: un 45% más de personas, 5 mil más que el año pasado.

Curiosamente, ya el 2024 había sido un año de crecimiento inesperado: comparado con 2023, la progresión había sido de más del 30%. En el rango de los mayores de edad, en el espacio de dos años se pasó de 5.463 a 10.300: casi el doble de bautizos. En un país conocido por su sociedad laica, que entre otras cosas impide el porte de símbolos religiosos en colegios y liceos, estos números imponen preguntas.

Ahora bien, los datos dejan claro que esta alza en bautizos adultos no compensa para nada la baja en los bautizos de recién nacidos. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística francés, en el período 2019-2020, muestra que el 29% de los franceses se declaraban entonces católicos, siendo la religión mayoritaria, pero en un país donde el 51% manifiesta no practicar ninguna religión.

Iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray, cerca de Ruan, en Normandía. Foto: Archivo SAMEER AL-DOUMY

Entre los países europeos de raíces católicas, Francia es de los menos fervientes. Estado laico por ley desde 1905, el país prohíbe los símbolos religiosos ostentosos en escuelas públicas, ayuntamientos y otros edificios oficiales. Asimismo, menos del 5% de su población asiste a un servicio religioso semanalmente, en comparación con el 20% en Italia y el 36% en la devota Polonia.

Si el catolicismo sigue siendo la primera religión en Francia, con su 29% de la población, el islam es la segunda, con un 10%. El número de personas que declara practicar otra religión cristiana, como los protestantes, llega al 9% en el país. Durante este siglo, la baja en los bautizos de bebés ha sido clara: en el 2000, hubo 400 mil bautizos de este tipo, que descendieron a 200 mil en 2019.

Por eso mismo, el aumento en bautizos adultos sorprende gratamente a los sacerdotes franceses, que no se esperaban tanto trabajo para la última Semana Santa. Según The Economist, uno de los motivos puede ser la búsqueda de una comunidad “no virtual”. “Casi una cuarta parte de los adultos bautizados en la Pascua de 2024 en Francia eran estudiantes, el 36% tenía entre 18 y 25 años y tres quintas partes eran mujeres. Curiosamente, casi una cuarta parte provenía de un entorno no religioso”, indica el medio británico.

Reapertura de la Catedral de Notre Dame en París. Foto: Archivo Sarah Meyssonnier

En entrevista con La Tercera, Martin Dumont, secretario general del Instituto de Estudios e Investigaciones Religiosas de la Universidad de la Sorbona, intenta explicar el motivo de este aumento en los bautizos adultos. “Tanto en Francia como en otros países, y pienso concretamente Bélgica, hay un elemento que destaca: la presencia del Islam en la sociedad y en las redes sociales, que fascina y provoca interrogantes, e incluso el miedo de algunos, que llegan a percibir en la religión musulmana una ‘amenaza’ frente a una identidad en vías de desaparición”.

De todos modos, indica el experto, las interrogantes de los nuevos bautizados son mucho más profundas que una oposición a otra religión: de hecho, lo que han observado distintas diócesis en Francia y Bélgica es una asistencia cada vez más alta, no a las grandes celebraciones religiosas como Navidad o Pascuas, sino un aumento para el Miércoles de Ceniza, que abre la Cuaresma. “En varias diócesis, los sacerdotes han podido dar testimonio de esta mayor presencia y de que las preguntas formuladas, vinculadas a las prescripciones de la Cuaresma, a la proximidad del Ramadán musulmán, juegan un papel de estímulo para el descubrimiento del catolicismo o para una práctica más profundizada”, comenta Dumont.

Otro factor mencionado en distintos artículos, y que Dumont señala a la hora de analizar a los nuevos bautizados, es internet y las redes sociales en tanto vehículo de la religión. “La presencia más o menos encuadrada de las religiones en redes sociales o YouTube, en sus diversos formatos, desde videos muy cortos hasta explicaciones más detalladas, es uno de los factores que explican este aumento significativo de bautismos”, explica.

Visita del Papa Francisco a Marsella en 2023. Foto: Archivo Pavel Golovkin

De todos modos, muchos llaman a poner paños fríos al entusiasmo, y recordar que la pérdida de relevancia del catolicismo en la sociedad francesa continúa. El director del Instituto Francés de Opinión Pública, Jérôme Fourquet, recordaba para Le Point: “En 1980, en una sociedad ya mayoritariamente secularizada, el 70% de los recién nacidos aún eran bautizados. Hoy, la proporción se ha invertido: ha pasado a ser de 30/70. La Iglesia puede legítimamente alegrarse del aumento del número de catecúmenos adultos, pero estas buenas cifras no bastan para compensar el declive del bautismo al nacer. Este último resistió durante mucho tiempo, arrastrado por la inercia de las tradiciones. Pero ahora somos la segunda, o incluso la tercera, generación de franceses que han crecido en una sociedad donde la práctica religiosa es marginal”.

Así, indica el politólogo, las generaciones donde se asumía que había que bautizar a un niño ya están desapareciendo de poco a poco. “De hecho, a menudo se bautizaba para contentar a los abuelos, y ese es cada vez menos el caso”, apunta.

Al respecto, Dumont indica que, a pesar del aumento en bautismos, la laicidad en Francia es un factor que limita la relevancia de las religiones en el espacio público. “Incontestablemente, se puede observar una crispación en la sociedad francesa en lo que se refiere a la presencia de la religión en el espacio público, y la tentación es grande, entre las personalidades políticas, a la hora de restringir aún más la expresión pública de éstas, y no solo del catolicismo”, señala a La Tercera.

De todos modos, Dumont coincide en el diagnóstico de que hay menos creyentes, pero más fervientes: tanto por una competencia con el Islam y en menor medida los evangélicos, como por una reacción a la laicidad, “vista como agresiva y que rechaza la historia religiosa del país”.

Vincent Gourdon, historiador y autor de un libro sobre el bautizo en Francia, llama también a no adelantar conclusiones. “La creciente demanda de bautismos de adultos, que, recordémoslo, está muy lejos de compensar la disminución de los bautismos de niños, no es por tanto en sí misma un signo de un renacimiento del catolicismo”, advierte.

A su parecer, aún es demasiado temprano para decir que esto contradiga la imagen de una iglesia en crisis, pero indica otra manera de relacionarse con el catolicismo, menos vinculada a la tradición. “Refleja estrictamente la importancia que se da a los enfoques religiosos que son sin duda más individuales, que son menos fruto de una simple herencia de pertenencia religiosa, de una forma de evidencia identitaria como fue el caso aproximadamente hasta los años 1960”, afirma.

Así, estos nuevos católicos serían más fervientes que aquellos que fueron bautizados cuando niños. Si a fines de los 70 y durante los 80, aún existía un “catolicismo de herencia, fundado en la tradición y el respeto de ciertos ritos, asociado a cierto conformismo social, Fourquet señala que ese modelo no va más.

“Esto se aprecia en el descenso de la observancia del domingo, pero también en señales más discretas: en 1980, las cremaciones representaban apenas el 0,9% de los funerales, mientras que hoy alcanzan el 43%. Hemos pasado de un catolicismo de transmisión a un catolicismo de elección, convicción y afirmación, en un panorama donde ser católico ya no es una obviedad”, señala el experto.

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