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Amenaza Suprema: crónica de cómo Roberto Ossandón alarmó a todo el Poder Judicial por una alerta sin sustento

Una llamada anónima que recibió el hermano del senador Manuel José Ossandón movilizó al sistema de seguridad pública y de inteligencia. Todo, según el gobierno, por una amenaza poco creíble contra el presidente del máximo tribunal. Esta es la trama detrás de la supuesta lista de autoridades que eran blanco de un atentado.

MARIO TELLEZ

Era la primera semana de septiembre cuando el ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, recibió una llamada poco habitual. Al otro lado del teléfono estaba el presidente de la Corte Suprema, el ministro Ricardo Blanco.

Quienes supieron de ese intercambio cuentan que el magistrado tomó contacto con el jefe de la seguridad para solicitarle una reunión. Su tono era apremiante, por lo que Cordero le dijo que al día siguiente pasaría por la mañana a su oficina ubicada en el segundo piso del Palacio de Tribunales.

Cuando Cordero fue a la improvisada cita con Blanco, se llevó una gran sorpresa. El juez del máximo tribunal, con mucha preocupación, transmitió una información que calificó de sensible y grave. Fuentes judiciales y vinculadas a la seguridad que posteriormente se enteraron de ese encuentro relatan que fue ahí cuando Blanco reveló que hace algunos días su par del máximo tribunal, el ministro Arturo Prado, había llegado hasta su oficina para comentarle algo bajo reserva y confidencialidad.

El ministro Arturo Prado.

El supremo que integra la Primera Sala relató que el abogado Roberto Ossandón (RN) –de quien fue compañero de universidad cuando los dos estudiaban Derecho en Pío Nono– le había contado que estaba en conocimiento de la existencia de una supuesta lista de autoridades que serían blanco de un ataque, en el que estaba el presidente del máximo tribunal y otras autoridades como su propio hermano, el presidente del Senado Manuel José Ossandón (RN).

Cuando Cordero escuchó todo esto, quedó sorprendido. Fuentes policiales cuentan que es justo en septiembre cuando el sistema de inteligencia genera gran cantidad de información, ya que es un mes sensible en que se activan varias fuentes informativas. Y todo eso deriva en informes reportados directamente a Cordero. Por eso, cuando Blanco expuso los hechos, el jefe de la Seguridad Pública sabía que esa información no estaba presente en ninguno de los reportes que suele leer a diario.

Según comentan en la judicatura, Cordero le pidió a Blanco que le comunicara al ministro Prado que su alerta iba a ser tomada para iniciar las gestiones pertinentes. A la salida del Palacio de Tribunales, fuentes vinculadas a las policías cuentan que Cordero convocó a oficiales de Carabineros, la PDI y agentes de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) a su oficina.

Con todos ellos, el ministro compartió la información que había recibido, pero ninguno de los oficiales ahí presentes comentó haber recibido alguna alerta similar a lo que relataba el ministro Blanco. Cordero pidió que volvieran a revisar el asunto. Así fue como, en la tarde de ese mismo día, la reunión se repitió y se confirmó lo mismo: las instituciones policiales y de inteligencia no tenían ninguna alerta sobre un supuesto plan para atentar contra autoridades de la República.

El oficio reservado para Valencia

Con eso despejado, Cordero dio el segundo paso. Las mismas fuentes relatan que se puso en contacto con el fiscal nacional Ángel Valencia, a quien le pidió una reunión. Cuando ocurrió ese encuentro –cuentan en el Ministerio Público–, Cordero tenía la intención de prestar declaración a modo de denuncia. Sin embargo, la declaración no ocurrió, pero de vuelta a su oficina Cordero envió un oficio reservado dando cuenta de lo que había ocurrido.

Con ese oficio, Valencia procedió a derivarlo al fiscal regional Metropolitano Sur, Héctor Barros, quien es el encargado de investigar todas las amenazas a autoridades. Fuentes policiales cuentan que ese mismo día a Blanco se le reforzó su seguridad. Consultada la Fiscalía Nacional por este hecho, no estuvieron disponibles para referirse al tema.

MARCELO HERNANDEZ/ATON CHILE

La situación se veía tan alarmante, que Cordero dio un paso más. Cercanos al senador Ossandón (RN) cuentan que el ministro de Seguridad Pública lo llamó directamente para pedirle una reunión. Dado que todo había sido iniciado por una alerta de su hermano Roberto, el ministro Cordero consideró que podía ser útil conversar la situación con el presidente del Senado. Más aún cuando se supone que el senador Ossandón también estaba en la lista.

Cuando Cordero y Ossandón lograron juntarse, desde el entorno del senador relatan que la máxima autoridad del Senado paró en seco al ministro y le dijo que todo esto era un malentendido, que no tenía que darle credibilidad a lo que relataba su hermano ya que no era cierto.

Las mismas fuentes añaden que Ossandón recordó que en reiteradas veces su hermano, con un tono paranoico, le ha dicho lo de la lista tanto a él como a sus escoltas, pero que lo ha desestimado. Por eso el miércoles, desde el Senado, cuando fue consultado por el tema, Ossandón respondió: “A mí nadie me ha amenazado, y espero que no exista ninguna lista”.

Por eso le pidió a Cordero hacer lo mismo. Cercanos al senador añaden que incluso pidió al ministro que, dado que la situación ya estaba en manos del Ministerio Público, fueran especialmente duros con su hermano.

Fotos: Aton Chile.

Esa es la razón que explica que el miércoles, cuando Cordero visitaba Colchane, se encargara de decir dos cosas. La primera, que con “los antecedentes que dispone el gobierno en la actualidad, hasta ahora no existe ningún antecedente objetivo sobre una real amenaza en esos términos”. Luego entregó un mensaje velado hacia el hermano de Ossandón: "Quiero advertir públicamente, quien disperse rumores sobre la afectación a autoridades siendo falsas comete delito. Y quien por esa vía quiera provocar conmoción pública y desestabilización de las instituciones, afecta seriamente el funcionamiento del sistema democrático".

Ese mismo miércoles, Blanco volvió a llamar Cordero y le pidió que fuera hasta el pleno de la Suprema para abordar la situación. El ministro de Seguridad Pública le dijo que andaba en Colchane, pero que podía ir al día siguiente, el jueves de esta semana.

Así fue como Cordero volvió hasta la Corte Suprema para abordar el asunto con el pleno. Quienes supieron del encuentro cuentan que Cordero expuso abiertamente ante todos los ministros que no existe ningún antecedente que permita dar credibilidad al relato que Roberto Ossandón le transmitió a Prado. Con algo de molestia, fuentes de la Suprema agregan que Cordero añadió que, dada la poca credibilidad del asunto, la situación era muy grave por la conmoción pública que genera y la afectación del funcionamiento institucional.

En ese momento, fuentes del pleno cuentan que los restantes ministros quedaron sorprendidos. Prado intervino, preguntando si acaso no había que tomar en serio los dichos de Ossandón. Y luego ocurrió otro momento más. El ministro Manuel Valderrama, quien es el encargado de los temas de seguridad en el máximo tribunal, estaba conectado telemáticamente ya que estaba haciendo su visita a la jurisdicción de Temuco. Pese a eso, participó igual y reveló que a él también lo había llamado Roberto Ossandón para hablar sobre las supuestas amenazas. Valderrama, al igual que Prado, también fue compañero de Ossandón en la universidad.

El ministro Manuel Antonio Valderrama. Foto: Poder Judicial.

“Yo prefiero precaver que curar”

Quien originó todo esto declaró el jueves ante el fiscal Milibor Bugueño. Durante una hora expuso ante la Fiscalía y la PDI su versión de los hechos. Pese a que nunca había entregado el detalle de cómo supo de la existencia de la lista, Ossandón reconoce a La Tercera que todo partió por una llamada anónima que recibió a inicios de septiembre.

“Yo prefiero precaver que curar, y al recibir una llamada anónima que alerta que podría haber una posibilidad de atentado, creí razonable poder avisarles a las personas que podrían estar involucradas”, afirma el ex secretario general de RN.

Consultado de por qué no hizo la denuncia ante los canales formales, respondió que optó por hablarlo con sus amigos: “No denuncié porque no había ninguna constancia, sino que yo solamente hablé con estas personas que son cercanas y les dije: ‘Miren, por favor, preocúpense de su seguridad’. Punto”.

Ossandón relata que el motivo de su preocupación se remonta a lo que le tocó vivir en los 90, cuando ocurrió el asesinato del senador UDI Jaime Guzmán: “En ese momento se recibió la información de que habían tres miembros importantes que podían sufrir atentados. Uno era Sergio Diez, el otro Sergio Onofre Jarpa y el otro Jaime Guzmán. Sergio Diez y Onofre Jarpa lo que hicieron fue inmediatamente recibir respaldo policial, cambiaron de auto, pusieron sus vidrios polarizados, cambiaron los itinerarios por donde andaban, los horarios, pero Jaime Guzmán no quiso hacerlo. Y por eso que al final, en forma muy simple, lo asesinaron”.

“Eso me tocó vivirlo y ver el resultado que tuvo. Si te llega una amenaza, yo contesto todos los teléfonos a todo el mundo, y si te llega una persona que me parece razonable lo que me dice, no sé quién es, y existe esto. Bueno, a mí me pareció que a un círculo cercano yo se lo podía comentar para que vieran. Nada más, no es más que eso. No tengo ninguna información adicional, Ninguna”, concluyó Ossandón.

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