Cómo el virus ha cambiado al transporte público en el mundo

Foto: Mario Tellez/La Tercera.

Desde la disminución del horario de operación en los trenes subterráneos, hasta ingresar por los buses por las puertas de atrás y reducir la capacidad de los vehículos, son algunas disposiciones que se han adoptado.


El transporte es un sector clave para que sigan funcionando las ciudades en medio de una pandemia, pero también puede ser un foco de contagios. A lo largo del mundo, los países han tomado diversos planes para enfrentar la crisis, desde reducción de horarios para reducir la oferta y desincentivar los viajes, hasta medidas de limpieza profunda y en las formas en que deben viajar ahora los pasajeros.

En el caso de Santiago, el Metro continúa atendiendo en un horario ajustado entre las 6.30 y 19.30 horas, aunque los expertos han llamado a que se extienda la operación. Los recorridos de los buses del Transantiago funcionan entre las 5.30 y las 20.00. Junto con ello, se han hecho planes de santización de trenes y microbuses en terminales, al tiempo que se anunció una vacunación a los conductores, la que comenzaría en este fin de semana.

En España, se han establecido duras disposiciones. Así, desde el 18 de marzo, el número de asientos ocupados no puede ser más de un tercio de los disponibles y los pasajeros deben subir al bus por la puerta trasera, medida que también han solicitado tomar algunos sindicatos de conductores del Transantiago para no tener contacto con el público.

La red del Metro en Madrid disminuyó el horario de funcionamiento hasta la medianoche (frente a la 1.30 horas habitual) y abre sus puertas a las 06.00. La caída de pasajeros, según informó la compañía, es de casi 90% en la red. Además, se solicita por medio de parlantes que las personas se distribuyan en los trenes. En el caso de Barcelona, el Metro también está funcionando con un horario reducido, de 5.00 de la mañana hasta la medianoche, servicio que ha tenido una caída de un 87% de los pasajeros respecto a jornadas habituales.

En Argentina, donde se declaró una cuarentena general, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aplicó un cambios en la operación de los buses y metro para evitar contagios. Se estableció distancia mínima entre el conductor y los pasajeros, liberando los primeros asientos. Para que no hayan aglomeraciones, se estableció que los pasajeros solo puedan viajar sentados en buses, el Metro o “Subte” y los trenes. En horas peak, se recomendó que no viajen personas de más de 65 años en horas de alta demanda y se mejoró la oferta de transporte en horarios valle. En el “Subte” se estableció que solo se dejarán abiertas las estaciones de los extremos o “cabeceras”; las que se ubican cerca de los hospitales y las de intercambio, para desincentivar el uso del tren subterráneo.

En tanto, Shenzhen, una de las ciudades más importantes de China, país donde se originó la enfermedad, la empresa de Shenzhen Bus Group, que opera los servicios de la ciudad -con una flota de 6.000 vehículos- tomó medidas como la compra masiva de artículos de protección para los conductores y se estableció distanciamiento de ellos en los casinos. De cara al público, una de las medidas aplicadas fue la reducción de frecuencias y se impuso la regla de ocupación máxima del 50% de la capacidad de los buses para evitar llenarlos. Además, se establecieron puntos de control de temperatura para pasajeros y el personal de los vehículos.

En el caso de Nueva York, ciudad con más de 30 mil contagiados y que se encuentra bajo cuarentena, la Autoridad Metropolitana del Transporte anunció que se redujeron los servicios en Metro y buses un 25%, debido a la baja en los viajes. La medida se debe a que se ha registrado una reducción en las afluencias en un 87% y a que ha habido un aumento de trabajadores contagiados en los diversos medios de transporte. Además, no están funcionando tres líneas de Metro (la B, W, y la Z).

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