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Jóvenes, nostálgicos y desencantados: la nueva cara de los conservadores

La última ola feminista, el estallido social y el inestable mercado laboral que vino después tuvieron un efecto impensado entre los hombres menores de 30 que las encuestas ahora están detectando, pero que hace tiempo domina las redes sociales: el auge de valores típicamente cristianos y tradicionales.

Felipe Larraín (29) es periodista de la Universidad Católica. Dice que es gay y también de derecha, aunque no siempre fue así.

Larraín creció en Vitacura y asistió a un colegio del sector oriente que prefiere no mencionar. Cuenta que siempre se sintió más liberal que el resto de su familia.

-Creo en la libertad valórica. Por ejemplo, la causa del matrimonio igualitario. Tampoco me hace sentido que haya mujeres que, teniendo el mismo cargo que un hombre, ganen menos. Me cuesta entender que haya ciudadanos de segunda categoría.

Larraín dice que durante su adolescencia no fue tema ser homosexual. Lo asumió públicamente a los 19 años. Eso sí, agrega, hubo un vuelco en su mirada política. Pasó durante el estallido social de 2019:

-En los primeros días me hacía sentido lo que se hablaba. Es verdad que había un Chile solo para algunos y que había gente que estaba socialmente fuera. Además, había un discurso pro gay.

Esa mirada cambió cuando empezó a ver la violencia que surgía en las protestas y que las causas por las que se marchaba en un principio pasaron a segundo plano, siendo reemplazadas por otras agendas identitarias.

-Se tornó algo tremendamente agresivo. Se instaló la idea de destruir por destruir. Yo no puedo entender que porque quieras un Chile mejor le quemes el supermercado a la gente, viva donde viva.

En ese mismo tiempo, Sebastián Pélissier, un ñuñoíno de 25 años, estaba estudiando en la universidad. Se identifica mucho con las consignas provida. En el colegio algo lo marcó, recuerda: un profesor lo llamó idiota por ser hombre y estar en contra del aborto.

Ese 2019, Pellissier iba a las protestas. Sólo que, al igual que Larraín, vio que el descontento general en las calles fue decantando en otras causas.

-Empezaron a hablar del aborto legal. Y eso a mí no me hace sentido. Se tornó todo muy ideológico.

Pellisier y Larraín, a pesar de tener distintas trayectorias vitales, terminaron unidos por una sensación común: el efecto final que tuvo el estallido en ellos fue empujarlos hacia ideas más conservadoras.

A pesar de lo contraintuitivo, no son casos únicos.

Juan Pablo Lavín es ingeniero y fundador de Panel Ciudadano, un centro de estudios de la Universidad del Desarrollo. Señala que se han dedicado a medir con encuestas el conservadurismo en la sociedad chilena. Lo que arrojan los datos es que la sociedad chilena en su conjunto está más conservadora.

Una de las preguntas aplicadas fue “dónde te ubicarías en una escala moral o valórica entre lo muy conservador y lo muy liberal”. Si el año 2024 un 15% respondió “conservador”, a la fecha, en 2025, ese número subió a un 23%. En contraste, si el año pasado un 22% se consideraba liberal, hoy, un 16% admite serlo.

Hay más. En 2024, un 47% decía que el feminismo había tenido un impacto positivo en la sociedad chilena. Este año ese número bajó a un 34%. Además, quienes respondieron que el feminismo tuvo un impacto negativo subieron de un 26% a un 34%.

Lavín explica que esta postura es más acentuada entre hombres menores de 30 años. Lo llamativo es que ese cambio se produjo en el último año: los mismos encuestados que daban respuestas liberales hace un año, hoy están contestando de forma más conservadora.

En Panel Ciudadano hay más datos: ante la pregunta “en comparación con tus padres cuando tenían tu edad, ¿crees que tus opiniones políticas son más de derecha, similares o más de izquierda?”, un 29% de los hombres sub 30 dijeron ser más de derecha, frente a un 24% que dijo que era más de izquierda.

Esa tendencia no se ve entre mujeres de la misma edad. Un 35% de ellas dice ser más de izquierda, frente a un 14% que se siente más de derecha.

-Lo llamativo es que, por lo general, las nuevas generaciones son más liberales que las anteriores -dice Lavín-. Eso se ve hoy en las mujeres sub 30. Pero en los hombres de esa edad vemos una clara tendencia hacia lo conservador.

Lavín trata de explicar este vuelco.

-La diferencia entre géneros es demasiado acentuada. Esto hace pensar que es una respuesta de los hombres al feminismo.

La manósfera

Lo que sus números muestran, explica Juan Pablo Lavín, es parte de una tendencia global. Tiene que ver con el concepto de la “manosphere”: páginas en redes sociales y foros que, siguiendo un discurso similar al del activista estadounidense Charlie Kirk, enfatizan la masculinidad extrema. Y, en algunos casos, también el odio a las mujeres.

En Chile, agrega Lavín, una de las razones que sustenta este cambio es que hay hombres menores de 30 que sienten que el feminismo y la ola liberal actuaron en desmedro de sus condiciones económicas.

-Son hombres que, si bien pueden haber apoyado el feminismo en cuanto a ideología, ven que van a buscar trabajo y les responden que no se lo pueden dar porque hay que cumplir una cuota de género, por ejemplo.

Lavín sigue con esta idea.

-Están a favor de que las mujeres tengan igualdad de derechos. Pero, a la larga, sienten que ellos están pagando el costo de esa igualdad de oportunidades.

Felipe Larraín, por su parte, cree que este giro conservador es una consecuencia de eso mismo.

-Siento que el feminismo que vino después del estallido tenía una rabia medio inexplicable -asegura-. Era como una idea de odiar al hombre.

Pellisier sintió lo mismo.

-Con la ola feminista la pasé mal. Porque sentía que me cancelaban por ser hombre. Que no podía opinar o ir a una marcha por ser hombre. Eso me fue causando rechazo.

En octubre del 2020, Pellisier abrió una cuenta de Instagram. Se llama provida.chile. Hoy, tiene 19 mil seguidores. Allí, sube contenido en contra del aborto y proderecha. Dice que el contenido que sube, curiosamente, es consumido en su mayoría por hombres jóvenes. Su motivación, dice, es hacer una contraparte al discurso “woke”.

La misma pulsión sintió Christopher Rojas. Tiene 28 años y creció en Cerro Navia. Hasta hace poco trabajaba como guardia de seguridad. Su familia es mitad de izquierda y mitad de derecha. Hasta ese momento se consideraba apolítico, pero con la ola de cancelaciones después del 2020 sintió que tenía que hacer algo. Por eso, subió un reel a su Instagram. En él, expresaba que iba a votar Rechazo para el plebiscito de 2022. Su video se viralizó y siguió subiendo contenido. Sólo que ahora, totalmente volcado a la derecha. Su reel más exitoso, dice, es uno donde critica al feminismo por su postura frente al caso Monsalve. Tiene 1,5 millones de reproducciones.

La académica de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Sonia Montecino, no está de acuerdo con la tesis de la respuesta conservadora a la ola feminista.

-A aquellos que han cambiado su posición en relación al feminismo, les preguntaría qué entienden por ese concepto. Creo que hay una superficialidad muy grande en la comprensión del movimiento.

Montecino va más allá. Dice que el feminismo ya generó cambios imborrables en la sociedad chilena en mujeres de derecha y de izquierda.

-Ese hecho cultural sin duda provoca un sentimiento de revancha en la medida en que la entrada en escena de las mujeres cuestiona el espacio ocupado tradicionalmente por los hombres, las violencias, feminicidios y muchas otras formas de minusvalorar a las mujeres.

Nicolle Etchegaray es académica de la UDP y es coordinadora general de la encuesta Jóvenes, Participación y Medios. Comparte la idea de que este péndulo de jóvenes volcándose al conservadurismo ya ha pasado en el extranjero.

-Esto no es solo chileno. Hace tres años se comenzó a estudiar en Europa con el auge de tendencias nacionalistas e, incluso, al extremo nacionalsocialista. Esto surge en contextos de grandes conflictos sociales, con el debate de la migración, por ejemplo.

Etchegaray sigue con esta idea.

-Lo que se empezó a observar es que los jóvenes, al revés de lo que decían muchos estudios que los situaban en un camino más liberal, empezaron a coquetear con otras ideas: con las de derecha, las de una familia tradicional y con el orden.

Pellisier dice que la manósfera se ha extendido mucho en redes sociales. Lo ve con algunos ejemplos: memes y videos de influencers que hablan de que el hombre está cada vez menos masculino.

-Se habla de manera despectiva de eso. De que el hombre se parece cada vez más a una mujer. Se ríen de que los hombres “son princesos”. Veo también que entre las mujeres se está extendiendo esta idea de sentirse protegida por un hombre, esa idea de familia antigua.

Aunque eso, asegura Pellisier, sigue siendo criticado:

-Por ejemplo, hay una influencer conocida por cocinarle a su novio. Y es muy criticada. Pero, al mismo tiempo, mucha gente le encuentra sentido a esto. Y también quieren que vuelva ese ideal antiguo de hombre, ese que te abre la puerta, por ejemplo. Y dejar de apelar tanto al empate.

Rojas se considera hoy un cristiano evangélico y lo comparte en sus redes. Cree que cada vez hay más jóvenes que toman ese rumbo. Pellisier lo comparte, pero con un matiz:

-Creo que es una consecuencia de la baja calidad de la salud mental. Los jóvenes necesitan agarrarse de algo, o de alguien, que sienta que es superior a él. Necesitan un sentido de control y creer que de alguna manera las cosas van a salir bien.

Cristián Rodríguez es psicólogo social de la Universidad de los Andes. También ha visto el renacimiento del cristianismo entre los jóvenes. Dice que tiene que ver con varios factores.

-Por un lado, la Generación Z tiene un menor índice de consumo de sustancias, de alcohol, sale menos de fiesta. Esos son los jóvenes de hoy. Y uno puede observar que se acercan a la Iglesia para tener una comunidad. Pero también, para dotar de sentido a gente que no lo encuentra en su entorno.

No subirse al carro

Hace dos semanas, Felipe Larraín decidió que iba a votar por José Antonio Kast. Dice que aunque suene irónico votar por un candidato que no ha apoyado ciertos derechos para la comunidad homosexual, lo hace por el momento del país.

-Lo que sucede es que están pasando muchas cosas en Chile. Y las luchas identitarias yo siento que hay que dejarlas en segundo plano si ves el nivel de inseguridad y que a la gente le cuesta encontrar un trabajo. La lucha por lo igualitario está ok. Pero hoy día esas luchas no son la prioridad. Hay cosas que nos afectan a todos los chilenos, no solo a unos grupos.

Lavín también lo observa en sus estudios.

-La contingencia ha hecho que las respuestas cambien. Ahora, en su gran mayoría, los encuestados hablan de que su prioridad es la búsqueda de la seguridad. Le sigue la economía. En general, las personas están buscando satisfacer necesidades más básicas, en desmedro de corrientes valóricas.

Larraín da un ejemplo.

-Yo veo amigos que salieron de la Católica, que tienen posgrado, hablan inglés y están seis meses o un año sin encontrar trabajo. O encuentran un trabajo que no les paga lo que deberían pagarles considerando su carrera. No les alcanza para un estándar de vida mínimo. Para vivir en la misma comuna que creciste.

Eso ha llevado a Larraín a armar su propia teoría.

-Creo que hay una nostalgia de un tiempo que fue mejor. Crecimos en una infancia que era muy abundante. Yo lo he conversado con amigos y a nuestra edad nuestros papás estaban casados, tenían casa propia y podían costear un estilo de vida para vivir tranquilos. Ahora, tienes que vivir con un roomie.

A Lavín esto le hace sentido.

-Hay algo de nostalgia por el pasado. Hemos visto que, independiente de que los hombres digan que no les interesa tener casa, o que no quieren tener hijos, la verdad es que, en el fondo, quieren tener eso, pero no pueden costearlo. Se les hace imposible poner un pie para un crédito hipotecario, por ejemplo.

Según cifras del Injuv, el desempleo juvenil al 2025 es del 16,6%. Este número duplica la cifra nacional, que llega al 8,9%. La nostalgia también se explica por el escaso acceso a la vivienda. Según un estudio de Libertad y Desarrollo, entre el 2010 y el 2024 el precio de la vivienda se duplicó, pero las remuneraciones sólo subieron un 29%.

Por todo esto, Lavín estima que varios votarán como Larraín en noviembre.

-Los hombres sub 30 apoyan mayoritariamente a José Antonio Kast. Esto se da mucho por el surgimiento de muchos influencers de derecha que conectan con esos hombres, que se informan mayoritariamente por redes sociales. Pero si haces el cruce de géneros, se ve una gran diferencia: las mujeres apoyan mayoritariamente a Jeannette Jara.

Nicolle Etchegaray sostiene que aunque aún es difícil predecir cómo se van a comportar los sub 30 en esta elección, sí se sabe algo.

-Ese es el votante que ha sido clave para el auge de líderes como Donald Trump o Jair Bolsonaro.

Lo curioso de todo esto, dice Lavín, es que se invirtieron en cinco años las tendencias de validación de los jóvenes con sus pares.

-Tiene un valor extra el asumirse como conservador. Es una contracorriente. Hubo un momento en que si no apoyabas esas posturas eras considerado facho o nazi. Pero ahora, estos hombres encuentran un valor en decir: mientras todos apoyaban ese carro, yo nunca me subí.

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