Triple homicidio en La Reina: los relatos del crimen de la familia Cruz-Coke
La Fiscalía investiga el homicidio de Eduardo Cruz-Coke y sus dos hijos de 17 años. La indagatoria apunta a que el presunto culpable fue el cuñado y tío político de los adolescentes. Estos son los testimonios de un caso que involucró drogas para dormir, asfixias, puñaladas y una millonaria herencia familiar.
El sábado 18 de octubre el movimiento al interior del inmueble ubicado en La Cañada 6652, en La Reina, comenzó al alba. En una de las tres casas que están emplazadas en ese terreno, específicamente la del fondo, sus residentes, Jorge Ugalde y Trinidad Cruz-Coke, se levantaron temprano. Tomaron desayuno juntos a eso de las 8.00, sin su hija que estaba de viaje en el sur, y se prepararon para salir. Ella, para emprender un viaje de unas tres horas con dirección a Pichilemu para ir a ver un terreno junto a una amiga, la psicóloga Helga Moller. Él, para ir a hacer compras a un mall chino. Tanto Ugalde como Cruz-Coke hoy están siendo investigados por sus presuntas implicancias en el triple homicidio de Eduardo Cruz-Coke (62) y sus dos hijos mellizos de iniciales F.R.CC.G. y E.A.CC.G., de 17 años.
El crimen conmocionó al país. Primero, porque esta semana sufrió un brusco vuelco: de ser investigado como un parricidio donde el padre supuestamente se habría quitado la vida tras atentar contra sus hijos, a un homicidio múltiple originado por presuntos celos en torno a una millonaria herencia familiar.
Los movimientos iniciales de ese sábado del matrimonio Ugalde-Cruz-Coke hoy están siendo revisados por el Ministerio Público. De acuerdo con sus propios relatos, ambos salieron del inmueble casi a la misma hora, a eso de las 9.00. Lo que los fiscales buscan aclarar es si en esas salidas, casi coordinadas, hubo una planificación para los hechos posteriores.
Por el momento, los fiscales Francisco Lanas y Carolina Remy-Maillet mantienen como principal responsable del hecho a Ugalde, quien, según los persecutores, habría atacado a sus dos sobrinos primero administrándole dosis de Zopiclona para dormirlos y luego asfixiarlos. Más tarde, en un espacio de tiempo que hasta ahora no está completamente cerrado para los fiscales, se habría abalanzado contra su cuñado, el hermano de su cónyuge.
Relatos y cronología
Con los relatos de los imputados y de algunos testigos, los fiscales han podido ir reconstruyendo lo ocurrido al interior del inmueble de La Reina. Así se establece en la carpeta investigativa a la cual tuvo acceso La Tercera.
Dentro de los primeros movimientos se ubica a Ugalde, quien tras salir de su domicilio acudió hasta un Espacio Urbano ubicado en calle Carlos Ossandón, donde se ubica una tienda de productos de origen oriental. “Debo indicar que la PDI previamente me consultó qué había comprado en el mall chino y yo aseguré que solo fue un encendedor. No obstante, posteriormente me exhibieron una fotografía de las cámaras del mall chino, donde aparezco comprando una pistola negra a balines y no un encendedor, lo cual efectivamente compré, pero no recordaba. También la compré para mi nieto, para que la usara en Halloween”, dijo Ugalde el mismo 18 de octubre a la PDI, a las 23.20.
En su relato, el imputado dijo que vio a Eduardo Cruz-Coke llegar al día anterior y tuvieron un saludo de lejos: “Eduardo llegó a la propiedad alrededor de las 17.00 (del viernes 17) junto a los dos niños, saludándolos de lejos, sin hacerles más preguntas. Luego, el día de hoy, a eso de las 9.20, mientras me encontraba regando el huerto de mi casa, observé que Eduardo estaba solo en el comedor de su casa, diciéndole ‘¡hola!’ a lo lejos”.
Para los persecutores el crimen se produjo a eso de las 15.00. Esa hora es coincidente con el relato de lo que escuchó Óscar Caviedes, uno de los arrendatarios de la tercera casa del terreno. “A eso de las 15.00 escuchamos gritos del exterior posterior a nosotros de una mujer adulta que gritó ¡Eduardo! Lo gritó tres veces, pero el primer grito fue el más intenso y luego fue bajando el volumen. El grito a mi parecer fue como de alerta, luego de eso, inmediatamente escuché fuertes ruidos de golpes, como que a algo le estaban pegando”, testificó Caviedes.
Helena Velásquez, pareja de Caviedes, dijo algo similar: “Escuchamos el grito de una mujer, que decía Eduardo. Fue un grito muy intenso y algo prolongado”.
La casa de la pareja es la primera de las tres ubicadas en el terreno hacia la calle. Si bien ambos se encuentran en calidad de imputados, su participación en el crimen ya estaría descartada. Sin embargo, estos testimonios son clave para el defensor de Ugalde, Marcelo Castillo. “Los relatos de los vecinos son muy relevantes, porque comprometen otra hipótesis de comisión de los delitos. Por lo tanto, tienen que investigarse con igual celo que aquella que inculpa a mi representado. De hecho, ellos develan en el lugar del crimen la existencia de otras dos personas que tienen que ser investigadas”, comenta el abogado a La Tercera.
Según el relato de Ugalde, a la hora del crimen estaba durmiendo siesta: “Me quedé en casa haciendo aseo, hasta alrededor de las 14.30, momento en el que me quedé dormido hasta eso de las 16.45, me tomé un café y luego volví a salir de mi casa”. Esa última salida es la que quedó registrada en cámaras de seguridad, donde se le ve paseando a su perra con una bolsa de cartón.
Ugalde llamó a Carabineros a eso de las 19.00. En las cámaras de seguridad de los uniformados quedó registrado que el cuerpo de Cruz-Coke estaba tendido boca arriba con un charco de sangre bajo él. Los hijos fueron encontrados en una cama.
Trinidad Cruz-Coke dijo que se enteró de la muerte de su hermano recién a las 20.09, cuando su marido la llamó por teléfono. Ella, dijo, se dirigía hacia Santiago a esa hora. En su testimonio, indicó que su relación con su hermano era “hermanable, no manteniendo conflictos ni discusiones”.
Ugalde, de profesión psicólogo, entregó a los detectives comentarios referentes a una posible depresión de Cruz-Coke y una alusión que habría hecho sobre la muerte. “No estoy seguro de las enfermedades que tenía, pero por lo que puedo suponer era hipertenso, además que quizás podría haber padecido depresión. Lo anterior, debido a que su comportamiento era evidente en cuanto a los problemas económicos que tenía y los problemas asociados a la salud de los niños, demostrando actitudes desesperanzadas, depresivas y de angustia. Además, hace una semana fue el aniversario de la muerte de la mamá, momento en el cual Eduardo se vio muy afectado por esta situación”, declaró Ugalde.
El imputado añadió: “El viernes 17 Eduardo le mandó a mi señora Trinidad un video de Instagram donde un caballero habla respecto de la muerte”.
Un hermano de la madre de los menores, Jaime Grellet, fue una de las últimas personas que se comunicó con los adolescentes. Así lo relató el 20 de octubre a la PDI: “El día sábado 18 de octubre de 2025, a las 13.30, recibí una videollamada de parte de mi sobrino, así que mientras yo cocinaba, me comentó que su papá estaba cocinando, y en eso escuché que Eduardo me saludó, pero no lo vi, ya que yo estaba preocupado de la cocina, pero me dijo que ellos iban a almorzar pollo asado”.
Ese mismo día los policías tomaron el testimonio a la madre de los niños, la exmujer de Cruz-Coke, Carolina Grellet. Según contó, ella se encontraba en Bariloche, Argentina, por un viaje profesional. En sus palabras dijo que Eduardo era “un excelente padre” y muy preocupado por la salud de sus hijos. La última comunicación que tuvo con su exmarido fue el viernes 17 en la noche. Grellet escuchó de parte del fiscal que el caso se trataría de un posible parricidio y suicidio, pero ella lo descartó de plano. “Él era un hombre muy alegre, con mucha energía. Amaba la vida”, afirmó la madre.
De hecho, fue ella quien aportó a los policías un episodio ocurrido en 2024, donde la pareja imputada habría tratado de envenenar a Cruz-Coke: “En noviembre del año pasado, el día 3, me llamó por teléfono diciéndome: ‘Carola, la Trinidad me trató de matar, me envenenó, por favor, ven a ayudarme’. Su voz era somnolienta y su estado de conciencia un poco alterado. Fue como un llamado de auxilio. En esa ocasión, Eduardo estaba con los niños en su casa en La Cañada, le pregunté por ellos y él me dijo que ellos estaban bien e inmediatamente fui junto a mi hermano Jaime hasta su domicilio”. Se trató de un postre de helado con frutilla y chubis del cual los niños no quisieron comer porque sintieron “un sabor raro y malo, como a remedio”.
Problemas patrimoniales
Fue también la exmujer de la víctima quien primero aportó antecedentes sobre un eventual conflicto de intereses económicos por el millonario patrimonio que dejó el padre de Cruz-Coke.
“La herencia familiar eran propiedades, una casa en La Cañada 6652, La Reina, donde había tres construcciones, una que arriendan, la que vive Eduardo y otra donde vive su hermana Trinidad con su esposo Jorge, además de tres departamentos, propiedades avaluadas en un total de $ 1.200.000.000″, dijo en su testimonio.
Para los fiscales, ahí estaría el núcleo del caso. En 2014, Trinidad Cruz-Coke y Jorge Ugalde constituyeron una sociedad con los padres de Cruz-Coke. Luego de la muerte de la madre, Herta Japke, en 2022, se habrían desencadenado las disputas familiares. Sin embargo, el abogado de Ugalde y Cruz-Coke rechaza esta hipótesis.
La exesposa de Cruz-Coke contó que una semana antes del crimen ocurrió un episodio que podría ser de interés para los fiscales: “La semana pasada, antes de que yo viajara a Argentina, Eduardo me comentó que había ido a firmar la venta del departamento de Santiago centro, el cual habrían vendido en $ 80 millones y que a él le iban a tocar como $ 30 millones, los cuales desconozco si se los habrán pagado o no, pero eso lo mantenía muy contento, ya que Eduardo no tenía mayores recursos económicos, de hecho, el último tiempo él vivía justo, porque pagaba una operación de mi hijo”.
Sobre problemas familiares, Julio Sáenz, tío de Carolina Grellet, dijo que “no mantengo más información, solamente de que sí hubo por el tema del dinero que se manejaba”.
Sobre la herencia familiar, Ugalde, ya como imputado, dijo que la vivienda en la que reside junto a su esposa e hija es herencia de sus suegros y forma parte de una sociedad. Trinidad Cruz-Coke lo explicó así: “Dicha sociedad fue iniciada hace cerca de 10 o 12 años por los cuatro primeros integrantes, sin que estuviese en un comienzo involucrado mi hermano Eduardo, aunque, a pesar de que al fallecimiento de ambos padres debía ingresar por posición efectiva. Esta tramitación no fue posible debido a que por deudas de pensión alimenticia no podíamos contar con su firma (...). No obstante lo anterior, siempre manifesté la intención de que mi hermano participara de manera formal en la inscripción de la sociedad”.
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